El texto del cual realizo esta reseña que hoy ven es el capitulo 2 del libro "Las Américas y la civilización" de Darcy Ribeiro. El capitulo se titula "La expansión Europea". El libro es publicado en 1977 en México por la editorial Extemporáneos.
Darcy Ribeiro fue un antropólogo, político y docente brasileño, exministro de Educación y Cultura, diputado y senador de la república. Fundador de la Universidad de Brasilia, siendo rector de la misma entre 1962 y 1963. Las temáticas de sus libros circundaron la religión, mitología, lenguas culturales indígenas y procesos de civilización en América. Realizó trabajos de etnología, sociología, antropología, educación e incluso ensayos y novelas. Falleció en 1997 a causa de un cáncer pulmonar.
En este texto Ribeiro aborda de forma amplia procesos de expansión europea y conformación de su poderío entendiendo el porqué de su crecimiento y dominancia en zonas como las américas y áreas árabes. En un inicio el autor retrata de manera consecuente y analítica diversos momentos de la historia europea en los que la periferia desempeña un papel crucial no solo como abastecedor sino además como medio, pretexto o prolongador de su crecimiento y desarrollo. El autor no desconoce las particularidades del tiempo ni las especificidades de territorios europeos como Iberia, Britania o regiones rusas sino que las une a su discurso y comenta puntos curiosos en su análisis.
En un primer momento, nos habla de políticas salvacionistas de Europa y la ventaja de haber vivenciado la revolución mercantil y la revolución industrial como puntos de inflexión notables para el establecimiento de la llamada civilización y a su vez como cuestionantes de la efectividad y realidad de esta amparada en lo real, en lo palpable. La ruptura con el feudalismo y la entrada del capitalismo mercantil en algunas zonas inserta al continente en un nuevo tiempo y le compromete con nuevos matices y modelos económicos sobre los cuales justificar sus acciones. El ciclo salvacionista tiene para el autor tres figuras representativas sobre las cuales puede mostrarse en la península ibérica, la primera el joven Rey Don Sebastián (monarca lusitano y fervoroso religioso propagador de batallas contra moros que hoy es tenido en Brasil y Portugal como un mesías del cual se espera retorno), la segunda Henrique el navegante (fundador de la teoría del advenimiento del espíritu santo que permitía al hombre la creación del paraíso en la tierra) y la tercera la reina Isabel la Católica (reconocida por liderar en su tiempo la erradicación de lo musulmán en Castilla –tanto población como representaciones culturales- y entre otras impulsora de la Santa Inquisición, además de la propagación del catolicismo en las Américas que conquistaba.) Curiosamente las tres figuras, y no es sorpresa, escudadas en la religión condensaron sus políticas. En el mundo ruso Ribeiro destaca a Ivan III, Ivan IV, El primero al poner bajo el dominio de Moscú los principados de Kiev, Yaroslav. Rostov y Novgorod, echo las bases del Imperio. El segundo coronado Zar de todas las Rusias. venció a la Horda de Oro transgrediendo las bases de la expansión tártara sobre Europa y dio apertura a un proceso de colonización mercantil y de catequesis cristiano-ortodoxa que gradualmente añadiría toda Eurasia al imperio ruso.
Las ciudades costeras debieron convertirse además de centros comerciales de interconexión en centros de producción manufactureras, tal es el caso de las italianas, inglesas y flamencas. El predominio del catolicismo en la Europa que colonizaba en las Américas hizo que por supuesto los lazos de sociabilidad se erigieran en base a decisiones sacerdotales, debido al poderío eclesiástico por ser poseedor de tierras, esclavos, siervos y soldados. La cristiandad veía a lo moro como amenaza y a lo indígena como necesitado de evangelización. La nobleza aunque pobre no deseaba unirse a la plebe e imponía en el trabajo la diferenciación social necesaria para la honra y prestigio de su estirpe. Artesanos y mercaderes crecían en ciudades y se convertían en una población de especial atención para la iglesia por ser musulmanes, judíos y cristianos nuevos. Los impuestos a los ya mencionados representaban arcas para la nobleza.
Para el autor parte esencial de la razón por la cual las hoy España y Portugal se adueñasen inicialmente del control en las Américas se debe a las tecnologías árabes que por causas de convivencia historia habían tenido que implementar. Estos conocimientos serian vitales para su desarrollo como futuras zonas de poderío. No obstante ninguno de los dos reinos lograría un grado de modernización por encima de ni notable ante sus vecinos europeos. La empresa del descubrimiento se convierte sin embargo en un causal de potencial económico y político ya no solo para los peninsulares si no extendiéndose a nuevas zonas de Europa que estaban interesadas en hacer parte. Holanda, Inglaterra y Francia logran avanzar pese a haber recibido nada en el tratado de Tordesillas. España y Portugal se convierten en dependientes del colonialismo esclavista.
Avanzando en el texto Ribeiro nos habla del éxito que significó para la Europa que se convertiría en capitalista mercantil, incrustarse en este modelo y entrar en la revolución industrial, en sus propias palabras es llamada una etapa “natural” y “necesaria”. Basándose en las nuevas formas de acción sobre la naturaleza, en las nuevas instituciones y en las nuevas ideas, el europeo reconstruyó el mundo con la finalidad de abastecerse de bienes y servicios. Saqueando las riquezas atesoradas por otros pueblos, enganchando en el trabajo esclavo o servil a cientos de millones de hombres, Europa pudo llevar adelante su propia Revolución Industrial, transfigurando sus pueblos, renovando y enriqueciendo sus ciudades, engalanándose de poderes y glorias. El mundo extraeuropeo, compuesto por pueblos proveedores de materias primas y consumidores de manufacturas fue construido durante siglos mediante la opresión y el terrorismo. Las viejas civilizaciones sobrevivientes, decadentes unas, vivas otras, pero capaces todas hasta entonces de ordenar la vida de sus sociedades, fueron sucesivamente dominadas, degradadas y adscriptas al sistema mercantil de dimensión mundial regido por los europeos. (pág. 65)
En siguientes momentos del texto el autor trae a colación la justificación que dieron las naciones colonialistas a sus acciones, indicando que actuaban en nombre de la prosperidad europea y el mantenimiento de su orden social. La visión religiosa de la colonización desempeñó también un papel determinante. Uno de sus mayores defensores fue el teólogo español Francisco de Vitoria. Otro factor a tener en cuenta es el racial, entendiendo a la raza europea como superior a las que colonizaba, un ejemplo es el de Inglaterra a India según palabras del francés Ernesto Renán.
Más adelante el autor nos orienta en el paso del tiempo en el crecimiento de las zonas extraeuropeas que comienzan a ser además de productivas, zonas autónomas, que logran avances políticos y económicos. Los sentimientos nacionalistas comienzan a aflorar y Europa debía adaptarse a los cambios. En esta etapa, la civilización unicéntrica europea dio Jugar a un sistema policéntrico, cuyos núcleos de poder habrán de situarse en varios continentes. En torno a cada uno de ellos, incluso en Europa, el grado de incorporación de los distintos países a los procesos productivos de la tecnología industrial moderna produjo chocantes contrastes de riqueza y pobreza. A modo de análisis el autor hondea en el mundo capitalista (temor a la revolución), el socialista (orientación intencional de transformación social que luego mal instituida llega a la opresión y al fanatismo) y da una observación de las ideas marxistas.
Para finalizar su texto el autor concluye con la civilización emergente, nos habla de la Europa occidental que es madre del imperialismo conciencia crítica, los nuevos obstáculos y retos por alcanzar. Nos habla de la paradoja de libertad, fraternidad, independencia y progreso que antes se buscaba en Europa y que hoy en el mundo según sus palabras se usa preferentemente contra esa orbita de poder. (Europa Occidental). Cierra con palabras de esperanza en el futuro, optimismo y fe que deben tener los pueblos extraeuropeos de hoy. Nos invita a repensar el proceso civilizatorio desde la perspectiva de pueblos desheredados y oprimidos para traer el humanismo perdido. Sus palabras finales son aquí muy significativas y por eso las anexo: Entonces ellas (las naciones) se unirán para llevar adelante, en un mundo finalmente pacificado, la construcción de la nueva civilización que se anuncia: la civilización humana que hará de la tierra el hogar de los hombres, finalmente reconciliados y liberados de la miseria, del miedo, de la opresión y del racismo.
Información para citar el texto:
Ribeiro, Darcy. Las Américas y la
civilización. Procesos de formación y causas del desarrollo desigual de los
pueblos americanos. Capítulo 2. La expansión europea. México, extemporáneos,
1977, 3ª Ed. Págs. 53-81.
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