Hola, hoy quiero compartirles un trabajo escrito por mi correspondiente a una de las inmigraciones mas interesantes en la historia de Colombia, se trata de los sirio-libaneses población que llego a este país desde finales del siglo XIX y que ha configurado una de las piezas mas llamativas de la unión de culturas que convergen en un momento cumbre para el desarrollo económico de algunas zonas del país, que disfruten leyendo.
Como
hoy sabemos el legado de los inmigrantes conocidos como sirio-libaneses en el
caribe colombiano es muy notable. Nuestra historia está hoy compuesta en buena
parte por la influencia y presencia de estos extranjeros que llegaron al país y
se asentaron especialmente en estas zonas. El presente trabajo busca entonces
articular la forma en la que se dieron circuitos comerciales, además de su
incursión en el mercado regional y las relaciones que lograron mantener y
fundamentar en su área de influencia.
Analizar
los movimientos que se dieron en la región caribe colombiana con la llegada
extranjera es uno de los puntos cruciales de este escrito en el que se intenta
esclarecer de acuerdo a las fuentes revisadas como se dieron tanto los
circuitos comerciales como el crecimiento económico de algunas zonas específicas.
La
inmigración árabe inicia a finales del siglo XIX y se desarrolla a lo largo del
siglo XX. Néstor Astudillo indica en un artículo publicado en la CSCA (Comité
de solidaridad con la causa árabe) que los primeros árabes llegan a Colombia siendo
emigrantes cristianos u ortodoxos que vivían en territorio ocupado por el
imperio otomano. Países como Siria, Líbano y Palestina fueron dominados por los
turcos de 1516 hasta 1917. Al liberarse del yugo turco estos países siguen
siendo controlados por los mandatos británico o francés.
Estudios
indican que los primeros inmigrantes procedentes de Siria, Líbano y Palestina comenzaron a llegar a Latinoamérica
y el Caribe en las décadas de 1870 y 1880. En un primer tramo los inmigrantes
viajaban por vía marítima entre Beirut o Trípoli hasta Marsella, en barcos que
en su mayoría eran de la Compagnie
Generale Transatlantique Francaise. En esta ciudad francesa la misma
empresa naviera o a través de intermediarios les organizaban el segundo tramo
del viaje, con destino final América[1]: “arbitrariamente, o conforme
a sus conveniencias en materia de cupos, disponía el destino final, en el Nuevo
Mundo, de aquellos pasajeros”.[2]
Las causas principales de emigración fueron
principalmente económicas. Existen testimonios que cuentan como los turcos
maltrataban a los sirio-libaneses y les hacían la vida difícil. Otro testimonio
cuenta que los turcos trataban de mantener al pueblo ignorante y analfabeta
para ejercer un control total sobre estos pueblos.
De esta forma empieza una emigración
masiva hacia otros países. Los emigrantes eran principalmente jóvenes solteros
que decidieron seguir el ejemplo de sus amigos al escuchar los relatos en los
que se hablaba de las grandes maravillas que existían en el continente de todas
las oportunidades: América.[3]
Debido a la invasión otomana, los
emigrantes partían con un pasaporte turco. Esto causó confusión en los países
de destino en donde recibieron el alias de “turco”. Este sobrenombre aún es
utilizado en nuestros días para referirse a los sirio-libaneses.
1880
es una fecha clave, pues es el año en el cual comienzan a llegar y asentarse en
ciudades como Barranquilla. Sus deseos como hoy sabemos era entre otros lograr ganancias
en estas nuevas tierras y en algunos casos luego de haber obtenido lucro
regresarse a sus países de origen, sin embargo para algunos las posibilidades
que se abrían de este otro lado del mundo les convencieron para instalarse
definitivamente en estas zonas.[4] Las primeras actividades de estos recién llegados fueron muy
restringidas debido a la ignorancia del idioma español. La venta ambulante fue
la principal actividad pues la ignorancia de la lengua no les permitía ejercer
otro tipo de empleo. Los Muvdi al igual que los primeros sirio-libaneses en
Colombia empiezan vendiendo cordones, telas y mercancías variadas. Las ventas
se efectuaban en las calles de Barranquilla.[5]
Con
el paso de los años el asentamiento se fue consolidando y desde el año 1900
encontramos en prensa de la época a sirio-libaneses promocionando sus productos
a la clientela local y regional. Esta prensa ya no era solo de Barranquilla,
sino además de ciudades como Bogotá y Cartagena. Los sirio-libaneses ya se insertaban también
en la sociedad regional asistiendo y creando eventos sociales de renombre.[6] En Cartagena fueron
fundamentales para la creación del Club Unión.[7] Ahora bien, centrándonos
en los circuitos comerciales que formaron en el caribe colombiano podemos
confirmar que si bien el avance comercial y de correlación entre unas
poblaciones y otras es en parte gracias a la presencia sirio-libanesa no es
exclusiva de estos pues antes de su llegada ya se perfilaban y existían
empresarios locales que habían configurado desde sus zonas de control unas
dinámicas socioeconómicas que vale la pena resaltar. Para Ana Milena Rhenals, historiadora de la
Universidad de Cartagena el circuito del asentamiento sirio-libanes más
importante es el existente entre las provincias del Sinú (Loríca, Cereté), el Atrato
(Quibdó) y el puerto de Cartagena.[8] Misma opinión tiene Joaquín
Viloria de la Hoz quien resalta el deseo comerciante de los extranjeros.[9]
Rhenals
reconstruye el circuito comercial entre Cartagena, las provincias del Sinú y el
Atrato. Como lo menciona entre sus objetivos destaca la particularidad de la
actividad de los empresarios locales y nacionales entendida mucho más allá de
solo pérdidas y ganancias y presenta la inserción de los extranjeros al
contexto socioeconómico de estas zonas.
Contrario a la imagen que se ha querido
cimentar –dice Rhenals- de
estos espacios con una incipiente vida económica, marcada por la inexistencia
de actividades comerciales antes de la llegada de los inmigrantes
sirio-libaneses, lo que parece caracterizar a estos contextos durante toda la
segunda mitad del siglo XIX es una intensa actividad comercial liderada por
comerciantes nacionales que en estrecha relación con las dinámicas que estaba
experimentando Cartagena y el Atrato en términos comerciales fueron definitivas
para el desarrollo de circuitos mercantiles locales, regionales e
internacionales. De modo que el camino recorrido por los inmigrantes
sirio-libaneses para su establecimiento definitivo remite a un mundo de
posibilidades, beneficios, vínculos e interacciones sociales que necesitan ser
reconstruidas a partir de cuestionamientos sobre el accionar de estos
inmigrantes desde su llegada hasta su total inserción en la vida económica y
social.[10]
Antes
del arribo de los empresarios sirio-libaneses vale la pena resaltar locales
destacados como: los hermanos José Joaquín y Esteban de Pombo, Carlos Vélez
Daníes y Rafael Del Castillo. En las poblaciones de Lorica y Cereté también
hubo presencia de un gran grupo de comerciantes nacionales que realizaron un
conjunto de actividades económicas que serían vitales para la posterior
inserción de los inmigrantes sirio-libaneses al circuito comercial de esta
región.[11]
A
finales del siglo XIX se da “la fiebre del oro” un momento de bonanza minera
que hizo desde luego que muchos deseasen invertir en la minería; a la par de lo
anterior la creciente producción de caucho, tagua, ipecuana y maderas finas
logra que el Atrato se convierta en una zona llamativa comercialmente. En el
caribe la correlación entre las provincias del Sinú y el puerto de Cartagena se
propagan. El papel de comerciante sirio-libanes se convierte en uno de los
motores de la economía regional que se caracteriza por producción que es insertada
en las dinámicas económicas del momento y en algunos casos con fines fuera del
mismo caribe colombiano. El deseo de exportar a Estados Unidos y Europa se
acrecienta con la calidad de la producción que se obtenía gracias a la
explotación de las materias primas. Cartagena, Loríca y Cereté estratégicamente
ubicadas se convierte en lugares propicios y provechosos para liderar el
circuito comercial que daría grandes pilares para la economía de la zona.[12] Cartagena como puerto y
varias poblaciones por su cercanía a ríos se convirtieron en piezas
fundamentales para el fortalecimiento de estas dinámicas.[13] En
un momento de la historia Barranquilla apoyaba la entrada de extranjeros a su
ciudad con el deseo de que impulsasen su economía, tanto es así que en una publicación
oficial de 1921 deseaban mostrar “las buenas condiciones del territorio y las
facilidades que les ofrece el gobierno”.[14]
Para
apreciar la forma en la que se dio el intercambio comercial entre el Sinú,
Cartagena y el Atrato es vital presentar el siguiente mapa utilizado por Ana
Milena Rhenals en su artículo:
Además
de casas comerciales y transporte fluvial (los dos desempeños más conocidos
realizados por los sirio-libaneses) encontramos que también se dedicaron a la
ganadería, agricultura e incluso finca raíz.[16]
1930
es la segunda fecha clave en este estudio (luego de 1880) pues a raíz de la gran
depresión de 1929 América deja de ser atractiva para la inversión extranjera y
cesa la llegada de sirio-libaneses en gran manera. Además de lo anterior
Colombia empieza desde los parámetros de la legalidad a restringir la entrada a
los inmigrantes. Para estas fechas los ya venidos de las zonas árabes habían
fortalecido su economía y tenían además de prestancia y cierto prestigio un
poderío económico en algunas zonas del caribe colombiano.
Pese
a las restricciones luego de 1930 la presencia sirio-libanesa en el Norte de
Colombia crece pues no solo sumado a las nuevas generaciones se da un aumento sino
además a la ampliación de sus zonas de poderío. Se instalan en poblaciones
como: Lorica, San Bernardo del viento, Cereté y Ciénaga de Oro. Estas zonas son
cruciales para comprender la simultaneidad de los circuitos comerciales que de
nuevo resalto no fueron del todo debutantes con los extranjeros si no que se
consolidaron con el arribo de estos. Además del caribe colombiano se instalan
en zonas como Cúcuta, Ocaña y Barrancabermeja en Santander y algunas zonas del
sur del país como Ibagué, Villavicencio, Tunja, Cali, Buga y Girardot, además
de la capital del país. Como dato importante: Antioquia es la única región del
país en la cual no se da la presencia de los sirio-libaneses, algunos expertos
del tema acuden al sentir de tenacidad y ambición antioqueña indicando que las
dificultades para los extranjeros para con los locales pudieron sostenerse en
estos sentidos. Sin embargo para fines de este estudio es obvio resaltar la
presencia en el caribe por el legado que han dejado para la historia de esta
zona.
Para
los sirio-libaneses que decidieron quedarse y establecerse definitivamente en
Colombia, lo más significativo fue tratar de buscar la manera de triunfar
económicamente; esto lo consiguen gracias a una devoción casi religiosa al
trabajo y al alma comerciante que les caracteriza. Los sirio-libaneses aportan novedades al mundo del comercio. Instauran
el hoy famoso pero para ese entonces nuevo sistema de venta: el “crédito”. Se
inicia la costumbre de “fiar" productos y se comienza el pago por
mensualidades. Este nuevo sistema de venta revoluciona el comercio, estimulando
así el crecimiento del consumo por razones obvias.[17]
A
modo de conclusión podemos resaltar el dinamismo que trajeron consigo los
sirio-libaneses a la económica colombiana en especial a la del caribe
colombiano. En la variedad y amplitud de su control que va desde el transporte
fluvial y el comercio hasta la finca raíz, ganadería y agricultura encontramos
un empeño y la raíz de circuitos comerciales que son vitales para entender las actividades tanto económicas como
sociales de toda una región.
[1] Joaquín
Viloria de la Hoz, “Lorica, una colonia árabe a orillas del rio Sinú”. En:
Cuadernos de historia económica y empresarial, N° 10, Cartagena de Indias:
Centro de estudios económicos regionales Banco de la republica
[2]
Eduardo Lemaitre, Historia General de Cartagena, Tomo IV, Banco de la
República, Bogotá,
1983, pp. 485-86.
[3]
Néstor Astudillo, “Apuntes sobre la inmigración sirio-libanesa en Colombia” en
CSCA Web. Actualidad Étnica, Bogotá. En: https://www.nodo50.org/csca/agenda08/misc/arti48.html
visitado en Noviembre 15 2014
[4]
Louise Fawcett y Eduardo Posada Carbó,
“En la tierra de las oportunidades: los sirio-libaneses en Colombia”,
Boletín Cultural y Bibliográfico, Vol. XXIX, N° 29, Biblioteca Luis Angel
Arango, Bogotá 1992.
[5] Néstor
Astudillo, “Apuntes sobre la inmigración sirio-libanesa en Colombia” en CSCA
Web. Actualidad Étnica, Bogotá. En:
https://www.nodo50.org/csca/agenda08/misc/arti48.html visitado en Noviembre 15
2014
[6]
Jorge García Usta, “Emigración árabe. Cien años en busca de la segunda patria”,
El Universal, Cartagena, 20 de mayo de 1985, p. 15.
[7] Corporación
Club Unión de Cartagena, El Levante Unido, revista anual, Cartagena, 1994.
[8]
Ana Milena Rhenals, “Tejiendo la red: Circuitos comerciales, inmigrantes
sirio-libaneses y empresarios nacionales en el caribe colombiano y al Atrato
(1880-1930)”. En: Historia y Espacio, N° 37, Cali: Universidad del Valle,
136-153.
[9] Joaquín
Viloria de la Hoz, “Lorica, una colonia árabe a orillas del rio Sinú”. En:
Cuadernos de historia económica y empresarial, N° 10, Cartagena de Indias:
Centro de estudios económicos regionales Banco de la republica
[10] Ana
Milena Rhenals, “Tejiendo la red: Circuitos comerciales, inmigrantes
sirio-libaneses y empresarios nacionales en el caribe colombiano y al Atrato
(1880-1930)”. En: Historia y Espacio, N° 37, Cali: Universidad del Valle,
136-153
[11] Ana
Milena Rhenals, “Tejiendo la red: Circuitos comerciales, inmigrantes
sirio-libaneses y empresarios nacionales en el caribe colombiano y al Atrato
(1880-1930)”. En: Historia y Espacio, N° 37, Cali: Universidad del Valle,
136-153
[12]
Eduardo Posada Carbó, El Caribe colombiano, una historia regional (1870-1950),
Banco de la República – El Áncora
editores, Bogotá, 1998, p. 325.
[13] Louise
Fawcett y Eduardo Posada Carbó “Árabes y judíos en el desarrollo del Caribe
colombiano”. En Boletín Cultural y Bibliográfico, Vol.35, Nº 49. Bogotá: Banco
de la República.
[14]
Fernando López, Almanaque de los hechos colombianos – Anuario colombiano ilustrado,
Departamento del Atlántico, Volumen 4, Bogotá, 1921,
p. 6.
[15] Ana
Milena Rhenals, “Tejiendo la red: Circuitos comerciales, inmigrantes
sirio-libaneses y empresarios nacionales en el caribe colombiano y al Atrato
(1880-1930)”. En: Historia y Espacio, N° 37, Cali: Universidad del Valle, 139
[16] Joaquín
Viloria de la Hoz, “Lorica, una colonia árabe a orillas del rio Sinú”. En:
Cuadernos de historia económica y empresarial, N° 10, Cartagena de Indias:
Centro de estudios económicos regionales Banco de la republica
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