"El tiempo de la realidad social" es una parte del libro de Sergio Bagú que hoy se reseña. El texto ha sido publicado en México por Siglo XXI Editores teniendo una décima edición en 1988 de la cual hoy se analiza su contenido.
Sergio Bagú fue un destacado intelectual, historiador, abogado, sociólogo y periodista argentino. Representante del Marxismo latinoamericano. Fue presidente de la Federación Universitaria Argentina (FUA) en 1930/1931 y profesor de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), en Argentina, entre 1958 y 1966. Fue profesor de universidades públicas en Venezuela y México. En Chile fue miembro de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) en el período 1970-1973. También dictó y ofreció numerosos cursos y conferencias en diversas universidades de Estados Unidos, Argentina, Uruguay, Chile, Perú, Venezuela y México. Fundó y dirigió, en colaboración, en 1957/58, la Revista de Historia, publicada en Buenos Aires. En 2001 recibió el Doctorado Honoris Causa de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Es uno de los fundadores de la Casa Argentina de Solidaridad en México, que desempeñó un importante papel en el apoyo a los exiliados del régimen militar entre 1976-1983, así como en la denuncia internacional sobre la violación masiva de derechos humanos que se estaba cometiendo en su país. Muere en 2002 en Ciudad de México.
El texto que hoy se reseña es el cuarto capítulo de uno de sus libros insignia. El capítulo se titula “El tiempo de la realidad social” y hace parte del ya mencionado Tiempo, realidad social y conocimiento. Respecto al libro en general en el sitio de venta online se nos dice que: Esta obra ofrece una interpretación del universo de la realidad social y del universo de su conocimiento. El autor explica cómo se fueron organizando, temáticamente, las ciencias sociales en la cultura occidental, cada una de ellas considerada como un modo de percepción dentro de un sistema social específico. Al hacer este reexamen crítico, va indicando las limitaciones de ese conocimiento, para proponer su propia interpretación acerca de los dos problemas básicos-el universo de la realidad social y el universo de su conocimiento-los cuales han sido muy poco tratados, más allá de ciertos planteamientos elementales, en la bibliografía en diversas lenguas.
Como idea central al inicio de este capítulo el autor deja claro que no existe tiempo social sin realidad social, en cuanto para la prevalencia del uno es necesario el otro. Acuña además los que a su parecer deben ser los conceptos de ambas terminologías. A la realidad social la llama coyuntura y permanencia, mientras que al tiempo le llama la permanencia de la realidad social, la historia como proceso creador de lo humano. Para Bagú el tiempo de nuestra realidad social nace con esa realidad social. Para él no es el raciocinio o pensamiento el momento naciente de la realidad social si no que esta de una forma u otra es inherente a la vida humana en la tierra, pues procede del cosmos, de tiempos milenarios, del inicio de todo, de la historia de la materia orgánica. Es entonces el conjunto entre la materia y la energía lo que ejecuta en gran medida parte de esa realidad social que no depende solo de este momento si no que se integra a lo largo del tiempo a diversos procesos sobre los cuales tiene cabida. Por ende el tiempo es un motor esencial para la consolidación de la realidad social.
Como segundo punto determinante hallamos al espacio, entendido por Sergio no como el área geofísica en la cual vivimos, es decir el planeta tierra, si no entendido como la distancia física que media entre los hombres y entre las piezas del instrumental que participan de un ordenamiento social. El espacio es un fragmento de la realidad social que está hecho de la misma manera que el tiempo. En sus propias palabras “Si quisiéramos medir la historia con sólo estas dos dimensiones del tiempo -el transcurso y el radio de operaciones- nos faltaría precisamente aquello que, en nuestra intimidad, juzgamos lo más humano: la densidad de la existencia.”
Bagú enuncia tres modos del tiempo, que desde su opinión son las tres formas de organización en las sociedades humanas a lo largo del mismo.
- El tiempo organizado como secuencia (el transcurso)
- El tiempo organizado como radio de operaciones (el espacio)
- El tiempo organizado como rapidez de cambios, como riqueza de combinaciones (la intensidad)
Para Bagú los tres modos ya mencionados pueden ser considerados como dimensiones del tiempo y que a su vez pueden interrelacionarse, es decir, estar en los tres modos a la vez. Esta pertenencia simultánea a estos modos hace que se ajusten a tres procesos:
1. Iniciados algunos hace ya muchos decenios, quizá siglos: otros hace muy poco;
2. Algunos que ocurren en su totalidad en una superficie reducida; otros, en lugares entre si los más distantes;
3. Algunos con ritmo, muy lento desarrollo; otros, con ritmo vertiginoso.
Otro punto notable del autor es su visión del transcurso. Para él es vital el hecho de que la realidad social genera una sucesión, la cual es un proceso endógeno y es realizada por agentes exógenos. Esa sucesión puede ser dispar o no, pero no para, continua y genera nuevas particularidades a lo largo del tiempo. Es ese transcurso el que determina en buena medida las formas sobre las cuales se va a dar y a lo que se va a enfrentar la realidad social. A pesar de que cada secuencia tiene principio y fin, Bagú postula que los elementos que intervienen en estas secuencias no se pierden, si no que ingresan a otro tipo de realidad. Por ende no es extraño que al transcurso se le denomine como ciclos. Son las variaciones en las secuencias lo que hace posible su diferenciación e identificación. La naturaleza toma un rol llamativo al entender que es esta la que determina la duración del ciclo. Todos estos agentes al confluir determinan las divergencias entre un ciclo y otro. Una de las formas más fácil de distinguirlos es claramente la duración, los hay desde ultracortos a ultralargos. Como ejemplo el autor nos presenta al control de la capacidad productiva: agrupamiento social-distribución del poder. Un eje temático notable en el análisis de las ciencias sociales.
Volviendo al punto del espacio el autor ahonda más en la necesidad de este para realización de los ciclos. Nos habla de la problemática que significa comprender la diferencia entre la realidad del mundo relacional y la realidad del mundo físico, comprendiendo en el primero la conceptualización del espacio. La intensidad es otra variante a tener muy en cuenta pues como es obvio fluctúa un ciclo sobre el otro. Ese cambio de combinaciones que se dan en un momento claro y no pasan en otro hace la diferencia. El dinamismo en un ciclo cambia con lo social y diversos agentes que no se atienen solo al tiempo y al espacio. Como ejemplo nos trae a colación procesos económicos en países como Colombia y Perú y su formación como estados capitalistas. El concepto de sistema social y el de estructura al integrarse a todo este compendio de ideas de Bagú interviene de forma decisiva en la acción y reacción de la forma en la que se dan estos procesos. Con respecto al concepto de estructura nos habla de lo genérico del termino y las discusiones que se pueden dar debido a lo anterior pero en lo más esencial precisa su sentido en el usado en las ciencias sociales, en el cual la estructura es una matriz que orienta las operaciones de los conjuntos. Un todo cuyas partes se encuentran interrelacionadas y cumplen funciones que solo pueden cumplir dentro de ese todo. El todo no es igual a la suma de las partes, pero el todo no existe sin las partes. La estructura es una totalidad relacional. El concepto que usa el autor es tomado de Piaget.
Para finalizar el autor nos presenta otras concepciones de estructura como que la misma es parte de la historia y no existe fuera de la historia, además de saber que cada estructura nace, vive y muere. En palabras concretas lo que busca Bagú con su texto es insertarnos en las dicotomías y disparidades sobre las cuales se forja en las ciencias sociales el proceso de la realidad social y los agentes que coadyuvan en la conformación de la misma. De esta forma el tiempo, el transcurso, el espacio, la intensidad, el sistema social y la estructura tienen presencia dentro de ciclos que no son iguales y tienen particularidades que se dan en secuencia y variedad.
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