Por estos días se vive una euforia descontrolada en la música latina que suele propulsar a esta a ritmos como el reggaetón. Diversos artistas pop han visto en lo factible de este género y han cambiado su rumbo artístico (o por lo menos temporalmente) a favor del son de moda, el que impone esta mezcla de sonidos del caribe que se ha tomado el mundo y que nos hace preguntar hasta qué punto es bueno escuchar por montones canciones a ritmos de reggaetón que lideran la industria en nuestros días y se impone comercialmente a estilos mejor preparados y con mayor valor artístico. No se está diciendo que el reggaetón sea del todo malo (para algunos es su via de escape a través de la cual por un momento pueden olvidarse de sus problemas y disfrutar lo que ellos llaman música) pero es del todo lamentable que un 99.9% de sus letras estén orientadas a estigmatizar a la mujer, tomarla como objeto y temáticas sexuales. Pareciese que las letras de este tipo han sido pensadas para el reggaetón y este a su vez con sus tonadas rítmicas se adueña del target.
Muchos músicos que se han dedicado en el pasado al pop o ritmos similares han caído en las cadenas del reggaetón, por solo mencionar a algunos y además de Luis Fonsi, encontramos a Enrique Iglesias, Chayanne, Shakira y muchos más. Pero hay que señalar que no todos estos se han sumergido en las letras desconcertantes que vulneran a sectores de población como lo es la femenina. Sin embargo resulta tedioso que grandes estrellas hayan virado un poco su estilo y calidad y se hayan dejado apoderar de estos ritmos que como sabemos no son nada nuevos.
Pero tiene intrínsecamente el ritmo del reggaetón la culpa de sus letras lascivas? Por supuesto que no. Aunque haya sido concebido como una mezcla de sonidos caribeños y africanos ligados a sectores populares de la población, no puede echársele la culpa a este de los antivalores que fomenta. Pero aquí hay que hacernos una pregunta. Somos los seres humanos y por ellos hablo de artistas, compositores, productores y demás culpables por lo que se fomenta? Pareciese que sí.
El reggaetón se ha ganado detractores a tutiplén, algunos no solo rechazan sus letras sino el ritmo en general, otros echan las culpas a las masas que endiosan a artistas que terminan siendo el espejo claro de un pueblo, un pueblo que en su mayoría no es analítico, ni rechaza unos parámetros que como sociedad no queremos tener (en este caso la sociedad latinoamericana). El machismo es un imperante al abordar este tema. Hasta qué punto como sociedad latina tenemos la culpa de que estas letras no sean más que un reflejo de la enfermedad de nuestra civilización contemporánea? Y es que lastimosamente hemos dejado entrar a casa prácticas e ideas que se han impregnado en nuestra cultura y nos hacen ver en las antípodas de la civilización moderna.
El irrespeto, la idealización de la mujer como un objeto, la superioridad masculina sobre la femenina, el concepto de poderío del dinero frente a valores, entre muchos otros son los problemas que muchas veces traen las letras del reggaetón.
Sin embargo actualmente “Despacito” es #1 a nivel mundial, tiene muchas semanas en esta posición de honor. Ya muchos han de estar aburridos de escucharla a cada rato, otros critican el paso del pop al reggaetón de Fonsi y otros critican la letra (que no vulnera a la mujer aunque mantiene el tópico sexual con muchos eufemismos eso sí). Pero hasta qué punto este éxito mundial reggaetonero debe hacernos repensar la forma sobre la cual afirmamos y reafirmamos sus letras? Sería maravilloso que este #1 y reconocimiento a nivel global sea un antes y un después, un espacio de reflexión, un replanteamiento de ideales y redireccionamiento de los contenidos que este ritmo nos ofrece. Aunque esto parece una utopía cuando tenemos por ejemplo a Maluma y sus letras que no cambian, como en “Cuatro Babys” o “Felices los cuatro”. Porque no escucha las críticas? Porque no cambia su contenido? Precisamente porque nuestra sociedad está enferma y le compra todo lo que vende sin importar muchas veces el contenido que deja. Porque algunas mujeres aun viendo sus letras se hacen las de la vista gorda y siguen bailando u hombres de la misma forma.
Lo que sí está claro y esta es una idea central de este texto, es que nuestra música latina masificada está en cuidados intensivos, no hay variedad, un gran porcentaje se torna al reggaetón por ser lo que más está vendiendo comercialmente, es lo que más se escucha en la radio y es lo que garantiza éxito. Sus letras tampoco cambian mucho, se centran en los mismos lineamientos (con excepciones que traen alguno que otro retoque) y vulneran a muchos, pero como es lo que manda la parada, pues es a lo que más se hace caso, en detrimento de una música latina que es más amplia, orgullosa de su variedad y raíces, que entiende que en los diversos colores esta la felicidad y que no un solo género debe adueñarse de la óptica musical latinoamericana.
Tenemos tantos ritmos preciosos y autóctonos en esta región del mundo que es una verdadera pena que no se den a conocer. Desde México hasta la Argentina hay una gran gama de estilos maravillosos que merecen más atención y que incluso se han fusionado con estilos como el jazz, el blues, el góspel y el R&B pero casi nadie sabe de ellos, pues pese a tener un sonido y letras más interesantes y profundas no tienen la repercusión de la que merecen. Hay muchos artistas grandiosos que de seguro se están muriendo de hambre en nuestra región mientras que algunos que no analizan su contenido son mega exitosos con letras paupérrimas, superficiales, hechas en segundos sin ningún contenido de importancia. Mientras que los que hacen arte, un arte genuino y grandioso pasan al ostracismo muchas veces sin ellos mismos desearlo pero propulsados por una sociedad consumista comercial del mal reggaetón y sus derivados.
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