¿POR QUÉ GUSTA APARENTAR?


Elsa es una mujer de clase baja, sin embargo pese a esconderse en casa por no tener para comer, a las afueras anuncia de forma rimbombante tenerlo todo. Humilla a sus vecinos al pasarles diario un plato de sopas al cual llama el nombre de su vecina a todo volumen con la finalidad de que medio barrio se entere que le está pasando comida. La costumbre se hace diaria. Cuando cae la tarde Elsa se esconde y no tiene que comer, su vecina en cambio además de las sopas que recibió había cocinado almuerzo propio y al caer la tarde empieza a hacer la cena. Elsa toca la puerta de su vecina con la finalidad de aparentar que le ha dado dinero, le encanta  ir a chismosear la nevera vecina pero así este con algo o vacía sale a decir que no hay nada. Elsa tiene poco pero le fascina aparentar que tiene mucho.



Al frente de la vecina y Elsa vive una pareja de ancianos. A su casa llega cada tarde una moto con un "pagadíario", dícese de una persona (sobre todo hombre) que cobra diariamente la deuda de alguien moroso que decidió prestar dinero de forma urgente. Esos eran la pareja de ancianos, moros con una deuda pendiente que pagaban cada tarde. Al señor anciano le dio recientemente un ataque al corazón, pero es tan chismoso y metido como su mujer. Ambos aparentar tener, e incluso el señor sale de casa para encontrarse con la moto en una esquina y no en su casa ya que los vecinos pueden haberse dado cuenta de que deben dinero y les cobran cada día. La señora anciana (no tan vieja como su esposo) es la lengua del barrio, su chismosería no conoce limites y ama hablar sin parar, lo que no sabe lo exagera y le gusta aparentar que tiene, ama burlarse de los demás pero apenas entra a casa ve su realidad y llora. Ama  pasar en su terraza (ubicada en un segundo piso de una casa arrendada) y mirar la vida de los demás, su mayor pasión es el chisme, para eso vive. No tiene nada más que hacer.


Abajo de la pareja de ancianos, vive una vecina fit, ama ir al gimnasio y las malas lenguas aseguran que le es infiel a su marido. A ella también le encanta chismosear, entre sus ventanas pone obstáculos para poder ver bien, apaga sus focos y así puede ver más a gusto a sus vecinos. Al lado de la gimnasta vive una gran familia. Una señora con su esposo, sus  hijos e hija, y sus nueros y nueras. Como cosa rara a la señora le encanta el chisme y le ha pasado el gen a su esposo  y descendencia. Viven para el chisme, para exagerar y para dañar con su lengua a los demás, pero ellos aparentan felicidad, todo alegría y nada de dolor.


Cerca a todos ellos vive un cristiano, aparenta ser el mas santo y espiritual pero por dentro es un infiero viviente. Va a la iglesia y ama juzgar a los demás con ojo inquisidor. En su centro religioso es amado y creído como buen seguidor de la fe, pero si supieran lo que hace se sorprenderían. La apariencia es su estandarte y la forma de vida que ha tomado.

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Hemos visto gente que aparenta tener dinero y no lo tiene. Gente que aparenta ser feliz y no lo es. Gente que aparenta ser ejemplo de fe y moral, pero no lo es. Gente que vive del chisme destacando los errores de los demás pero no los propios, gente que ama aparentar, porque hacerlo ha estado presente como una realidad de nuestro mundo.

Pero, ¿por qué gusta aparentar? ¿Qué hace que esta característica humana sea tan común pero a la vez tan lamentable, tan desgraciada y tan agresiva?. La apariencia es una base del qué dirán, del como nos ven los demás y sobre como queremos que nos vean. Si aparentas tener dinero es porque así quieren que te vean, si aparentas ser docto y sabio buscas esa aceptación, si aparentas ser feliz lo usas como una manera  de engañar a tu cerebro aunque tu corazón este destruido.


Nadie quiere que lo vean:
- Pobre
- Desdichado
- Feo
- Poco inteligente
- Infeliz


La gente quiere poseer dinero para echárselo en cara a los demás, quiere tener ese money para que no se diga que no tiene para comer, quiere lucir guapo para atraer a los demás, quiere usar ropa de marca y cara para  sentirse aceptado en un cerrado grupo  en el que cada vez hay más  falsificación. La gente no quiere llorar, quiere reír. Quiere ser importante, tener sudbitos y mostrar grandeza, no quieren ser los "miserables que piden limosna en las esquinas", la gente quiere: poder.


El poder que legitima todas las acciones humanas y las exalta. No es igual un pobre opinando, que un poderoso, así digan lo mismo, el rico será mejor visto, aceptado y aplaudido, el desfavorecido es en cambio un pobre diablo. 

Aparentar ha sido a lo largo del tiempo una actitud humana, algo que pareciese haber permeado todo, pero no tiene porque propagarse. La hipocresía es la reina de las cualidades hoy, para soportarla se ha creado la inteligencia emocional. El fingir y aparentar jamás llevaran a nadie a buen puerto. Ser como eres, al 100%, tú mismo será lo que cree el cambio, será lo que represente la sinceridad y honestidad que tanto se necesita en este planeta, el planeta de las apariencias.