¿POR QUÉ LAS RELIGIONES NOS ENSEÑAN A ODIAR A SATANÁS?

Aunque se le suele representar como de color rojo exagerado,
con cachos y tridente, podría realmente no lucir así.
Se le concibe como el enemigo en el prospecto judeo-cristiano. Se le asegura como el hacedor del mal, el padre de la mentira y el león rugiente que anda buscando a quien devorar. No hay religión que no aproveche la justificación de un mal como contrapeso al bien de su dios de turno. El diablo, belcebú, belial, mefistófeles, es pieza crucial del conglomerado de ideas que fungen de pasadizo al cielo, a una mejor vida o a una reencarnación bendecida. Alejarse de la oscuridad y acercarse a la luz debe ser la constante de quienes quieren pasar por santos y acceder a los beneficios de su benefactor, ese que pide ruego, entrega y devoción. Satanás es malo, es perversión y es la personificación de todo lo no deseado. El envía enfermedades, daños y brujerías, el miente por antonomasia, es su estilo de 'vida', es su parecer y eso es lo que se supone debemos saber. Huye de el, porque no te esperará nada bueno si le prestas atención y le das entrada a tu corazón. El ser de las tinieblas quiere tu alma y hace lo que sea con tal de obtenerla, quiere que le acompañes en el lago de azufre y fuego. Como plus debes saber que ya lo acompañan los grandes cantantes y artistas de este mundo, dicen que allá abajo está su caluroso hogar. De él se huye yendo a iglesias construidas por hombre, diezmando y cayéndole bien al sacerdote, pastor, apóstol o quien sea que dirija la comunidad a la que elijas ir.



Su mención como macho cabrío se ha extendido por todo el mundo y es el mayor enemigo publicitado de la iglesia.

Su primera mención bíblica se halla en el Génesis, pero también se le menciona en libros como la Torá, el corán y hasta en escritos aborígenes de Asia, África y América. Los celtas que andaban por Europa también tiene su propia versión de él, y puede tener múltiples apariciones, puede aparecer sumamente atractivo y con una belleza sin igual y no como se deduce con cachos, tridente y rojo vivo. Así que ya sabes si ves a esa chica de curvas peligrosas o al chico con pectorales de infarto, ¡teme!, porque puedes estar mirando al mismísimo ser de ultratumba que comanda las huestes de maldad, esas a las que debes huir. 


Satanás no conoce de bondad, es malévolo porque esa es su esencia y se viste de buenas intenciones. Eso te dirán en la escuela dominical o en el canal de televisión o Youtube del momento. Verás a 'siervos' predicando de amor y exigirte una primicia o un pacto con el de arriba para lograr tu bendición y jamás recurrir a lucifer. Este ser de ultratumba se sabe todas las direcciones, te ofrece una vida de lujos y poder si le das tu alma a cambio. En la edad media mataban a sus fieles servidoras, las brujas. Si a la iglesia le parecías una ya tenias tu sentencia de muerte y tu fin era de suplicio por alabar al de abajo, al innombrable. El componente machista sobre esta idea es también un tema de vieja data y que merece un análisis de fondo.


En un mundo de libertad de culto al satanista se le discrimina, se le excluye de muchas estancias y se le concibe como desgracia para la sociedad y amenaza al correcto establecimiento de la moral y buenas costumbres. Claro, si esas buenas costumbres no incluyen el desnudar a niños en secreto y violarles bajo la sotana y salir de pronto a dar la hostia. Tampoco importa si eres monja y abortas luego de verte embrazada después de desfogar tu más intimas pasiones con el monaguillo aquel o el cura vecino. La buena costumbre tampoco implica que dejes de recibir dinero en alta cuantía y no dar algo a los pobres, es más importante tener el auto del año y la ropa Gucci, Versace, Carolina Herrera y compañía. Pero el verdadero enemigo es Luzbel y no la desidia de la iglesia, ¡por supuesto que sí!.


Las denominaciones religiosas enseñan a odiar a Satanás por un temor instintivo, para esconder sus propios demonios, para asegurarse de tener un dardo en común y no ver la podredumbre que hay dentro. El agnóstico duda de sí mismo, el ateo no cree en su existencia, pero el religioso busca la forma de captar odio, es necesario, entre más claro se agudice la concepción de la bestia milenaria más adeptos correan a sus filas.


Se le identifica con rostro apabullante y variedad de estilos, pero casi
siempre con características chocantes y que se acercan al ideal
occidental y extendido en industrias como el cine. 
Una película postulaba la teoría de que la historia que nos han contado está mal enfocada. ¿Y si en realidad Satanás es un ángel caído defensor de la humanidad que un ser superior que se mueve en los cielos echó por ir en contra de sus intereses? ¿Y si el amor de Satanás por el mundo fuese real y no mancillado como se le ha culpado a lo largo de los tiempos? Por supuesto ahondar en esto podría ser un punto recalcitrante y movedor de múltiples pasiones, las mas viscerales y existenciales del ser humano. El maligno es malo, eso dicen ¿pero, y si esto no fuese real? y si ¿Satanás es un dulce ángel caído que provocó envidia en el firmamento y por eso fue descendido a la tiniebla? Debería odiarse tanto? ¿Habría que seguir echándole la culpa de todo en vez de asumir nuestras responsabilidades? Al fin y al cabo es más fácil decir que por él estamos mal y pasamos por lo que pasamos.


Cuando el día del juicio final venga y nuestras almas deban rendir pleitesía en los estrados celestes llegará el momento de pedir perdón y misericordia, o conocer una verdad alternativa a la que habíamos pensado todo el tiempo en este proceso terrenal. Porque claro, recuerda: Satán está con demonios horripilantes, pero arriba hay ángeles volando llenos de paz.