El Presente Trabajo escrito busca analizar la sociedad esclavista y al esclavo enmarcado en los procesos de cambio en plena colonia y en los primeros días de la República en la Nueva Granada. He buscado presentar este tema desde la percepción de varios autores e ideando un plano lo más integro posible a mi humilde parecer y que condense lo que significa este periodo de tiempo para los estudios que se deseen realizar en nuestros actuales estados de América latina. Me he centrado en la Nueva Granada en el periodo de siglo XVIII e inicios del XIX. Por razones obvias debido al contenido que trato presento acercamientos y antecedentes desde el siglo XVI a lo que conllevo se diese en el XVIII para la presencia esclava.
Sabemos que la mano esclava era considerada una mercancía, su posesión, uso y desuso fomento procesos de índole económica que infringen directamente en la estabilidad de cada territorio que obtenga beneficios de sus funciones y utilidades. Los proveedores de la mano de obra esclava en las costas africanas usaron diversas técnicas para la adquisición de la mercancía. En efecto la esclavitud era una institución corriente, especialmente en la costa occidental de África, buena parte del comercio negrero tuvo como fuente la población africana ya esclavizada. No obstante, la mayor cantidad de esclavos se obtuvo mediante la caza directa y recurriendo a la violencia, el fraude, promoviendo las guerras intertribales e impulsando la avaricia en príncipes y gobernadores africanos, a quienes se les convirtió en intermediarios del comercio, primordialmente por los tratantes portugueses, holandeses, franceses e ingleses.
La implantación de un modelo esclavista de plena ocupación económica en los territorios americanos configuro una nueva manera de percibir a las manifestaciones sociales y culturales en las zonas de su presencia. En cada virreinato de la corona española configuro además de un gran motor del trabajo un indicativo de poder que se erigía en el que mayor numero de esclavos tuviese. Así, entre mayor número de “mercancía africana” más respetabilidad, status y merito para el Don que les tuviese.[1]
Tratándose de una mercancía tan especial, la Corona española, desde la apertura misma de la trata, dispuso una serie de instrucciones y medidas no sólo para intervenir rigurosamente en el comercio y asegurar los impuestos y gabelas, sino además para impedir el paso de algunas tribus consideradas indóciles y peligrosas para el transcurso del proceso de aculturación del indígena, así como la concentración excesiva del elemento negro que situase en peligro la seguridad de los puertos y de las propias colonias, instaurándose una reglamentación que regulaba la calidad y cantidad del tráfico de esclavos.[2]
Jaime Jaramillo Uribe, el destacado historiador Colombiano afirma que la introducción de esclavos negros comenzó en la Nueva Granada desde los primeros años de la conquista. En las capitulaciones firmadas por la Corona con Pedro Fernández de Lugo, se le autoriza para introducir negros esclavos en la provincia de Santa Marta. [ ... ] Otrosí: que le daremos autorización como por la presente le damos, para que de nuestros reinos y del reino de Portugal e Islas de Cabo Verde, el 0 quien su poder tuviere pueda pasar y pase a dichas provincias de Santa Marta asiento de esclavos negros en que a 10 menos el tercio de hembras, libres de todos derechos a nos pertenecientes.[3] [ ... ] Castellanos dice que Pedro de Heredia llevaba negros a la expedicion del "Cenu" y que a Vadillo y sus compañeros, en la conquista de Antioquia (1537):
Valioles mucha gente de Guinea
Que para los trabajos eran buenos,
Pues en rigores tan intolerables
Eran ellos los mas infatigables[4]
Además de la legislación que la corona impuso al comercio negrero ingresado a territorios americanos de su dominio se evidencio un estricto control que llevaría la Casa de Contratación de Sevilla en relación con los permisos, licencias y asentamientos, así como otros organismos de la administración, en cada asunto se implantaron los llamados puertos de permisión o desembarco, internación y reparto de las cargazones africanas. La Nueva Granada contó con el puerto de mayor confluencia y actividad, pues a Cartagena de Indias eran conducidos no sólo los esclavos reservados al gran virreinato peruano, sino los que posteriormente serían reexportados a las islas del Caribe y las Antillas.[5]
Cartagena reunía indiscutibles condiciones económicas y sociales que la habilitaron como puerto ideal para el comercio negrero. Poseía una buena cantidad de médicos y protomédicos para el meticuloso examen a que eran sometidas las “piezas de esclavo”, la seguridad para mercancía tan valiosa y codiciada era casi total; el dinamismo de comerciantes, intermediarios y tratantes, así como la circulación de metales, era intensa; el sistema de comunicaciones era relativamente rápido, lo que facilitaba un comercio y tráfico continuo, etc.; pero además, a los tratantes les resultaba particularmente atractivo arribar a Cartagena y comerciar precisamente allí, pues siendo el Nuevo Reino el mayor productor de oro y dicha ciudad el puerto de salida de los metales, el precio de los esclavos tendía a ser superior y de otra parte, las posibilidades para el contrabando de los minerales resultaban excepcionales.[6]
La Economía de los territorios que conformaron la Nueva Granada se sustento del Oro como principal movilizador de riqueza en el Virreinato. En estas zonas la plata no tuvo la misma relevancia que en otras tierras americanas. Ambos metales tuvieron un papel importante en el tráfico mundial que se gesto en torno a un eje atlántico y abrió el espacio a un masivo aprovechamiento de los recursos mineros y que en Nueva Granada movilizo la creación de minas de explotación de los recursos naturales y la necesidad de mano de obra.[7] Como veremos más adelante, esto gesto una variable en la que la esclavitud tendría remembranza y significación.
Cabe señalar que la estrategia de la Corona en relación con los puertos de permisión obedecía, además de lo ya mencionado, al interés oficial por continuar en estos grandes depósitos el proceso de aculturación del elemento negro, el cual tácitamente comenzaba en las costas africanas. De otra parte, el esclavo negro inevitablemente entraba en relación con otras castas y grupos socio-radicales, sobre todo con el indígena, lo que a juicio de los funcionarios peninsulares constituía un peligro para la labor de evangelizadora de cristianización de los aborígenes, si no se acogían medidas preventivas en el momento mismo del arribo de los esclavos a territorio americano.[8]
Cartagena, en razón de la conquista y defensa militar de los territorios ocupados se convirtió, casi desde su fundación, en punta de lanza de colonización en la etapa continental y fue además puerto de gran movimiento, centro administrativo de primera importancia, lugar de intenso intercambio y de servicios de una extensa región. Sin embargo, la actividad más lucrativa y el comercio más apetecido fue el que se adelanto con la fuerza de trabajo esclava, convirtiéndose éste en la mayor fuente de riqueza.[9]
En un Artículo de la Universidad de los Andes citando a Adolfo Meissel se presenta lo siguiente que respecta a la población esclava. Los cálculos de los académicos sobre la cantidad de esclavizados que había a principios del siglo XVII difieren ostensiblemente. Además, sólo ofrecen cifras de los residentes en el puerto, dejando de lado la información sobre la cantidad de esclavizados en el resto de la provincia[10]. Los datos, en este sentido, no pueden ser totalmente confiables. El número de esclavizados en el territorio de la Gobernación de Cartagena de Indias parece ser más claro cuando se trata de los últimos años del siglo. De acuerdo con un censo de la provincia, realizado por las autoridades en 1686, el número total de esclavizados era de 5.700. Tan sólo en el puerto el número era de 1.952. Ahora, el número total de habitantes del puerto era de 7.341[11]; es probable que esta cifra incluyera, además de esclavizados, no sólo blancos, sino mestizos, nativos, y negros y mulatos libres. Según estas cifras, la población esclava no era despreciable, cerca del 27%, una cuarta parte del total de habitantes de la ciudad, de modo que podía representar una amenaza real para la sociedad colonial de Cartagena de Indias. Debe, además, tenerse en cuenta que la conspiración no fue un asunto exclusivamente relacionado con los esclavizados, sino que también incluía a los cimarrones y, con el barbero, al resto de una población constituida por negros y mulatos libres de la ciudad. El número de esclavizados, si se consideran a su vez las cifras hipotéticas de la población de cimarrones de la provincia y de los negros libres del puerto, pudo haber sido suficiente, si no para una rebelión duradera, al menos para un ataque exitoso contra la ciudad, en especial si consideramos la débil situación militar que el puerto encaraba en los días cercanos al 30 de abril con la partida del gobernador y la carencia de milicia.
En la zona rural de la provincia de Cartagena, los esclavizados se dedicaban, fundamentalmente, a labores agrícolas, a la cría de ganado y al transporte de mercancías. En el puerto, un gran número de esclavizados desempeñaba labores remuneradas. Trabajaban usualmente en la construcción de las fortificaciones de la ciudad, como artesanos; también eran vendedores en el mercado y en la calle. otros eran despenseros, como Francisco de Santaclara, y se ocupaban de los recados y diligencias, desplazándose por toda la ciudad. La mayoría de los esclavizados tenía la oportunidad de abandonar durante el día las casas de sus amos, con el fin de desempeñar sus obligaciones y de obtener el dinero que luego debían entregar a sus dueños. La movilidad era, en efecto, estrictamente necesaria para el desempeño de sus labores. Además, estando ausentes sus amos de los lugares de trabajo, gozaban de cierto grado de independencia y tenían la posibilidad de interactuar con negros y mulatos libres que se dedicaran a tareas similares.[12] Los esclavizados podían, pues, establecer conexiones e incluso fuertes lazos de amistad con aquellos que se ocupaban de las mismas labores, pero cuya condición era distinta al no estar sometidos a un dueño. Aquellos que vendían diferentes productos en las calles, de casa en casa y en el mercado, podían comunicarse con otros esclavizados y negros y mulatos libres mientras recorrían la ciudad.[13]
Entendiendo esto, me parece fundamental analizar la concepción de autores como Rafael Antonio Díaz situando al negro subyugado en la posibilidad de encontrar una cierta “libertad” en medio de su labor forzosa, Díaz indica que la situación de la esclavitud empieza a reflejar, desde sus evidencias, que la condición jurídica del esclavo se vio sobrepasada por la cotidianidad y por la discursividad entre esclavizados y esclavistas, y por un conjunto de estrategias de resistencia. De ahí que si se quiere abordar este problema se debería partir de la confrontación entre las disposiciones jurídicas y el hecho en sí de la esclavitud leído desde las orillas no institucionales o jurídicas. No de otra manera podríamos empezar a entender fenómenos como el de bienes en propiedad de los esclavos, la libertad en la movilidad espacial, la dependencia parasitaria de los esclavistas, la “economía propia” de los esclavos, la compleja transición de la condición de esclavos a libres, la participación semiautónoma y autónoma en los circuitos mercantiles, monetarios, de trueque y como cultivadores “independientes” en los “conucos” o parcelas de haciendas más extensas.[14] Importante señalar la perspectiva de la mujer esclava africana tanto la que se quedaba como la que venía a estas tierras, como poseedora del vientre a fecundar que propiciaría la natalidad de nuevos esclavos, esta vez nacidos en tierras americanas que entrarían a jugar un papel no tan importante como los nacidos en áfrica, pero si considerable.la mujer esclava trajo consigo además una variable sociocultural que no se debe subestimar.[15]
Teniendo esto en cuenta es crucial entender que el esclavo se movía en espacios sociales y culturales que además de asignarle un rol que muchas veces se definía en el concepto de bestia, le moldeaba un común denominador que muchos autores coinciden en mencionar se convirtió en una especie de pensamiento esclavista, pues muchos estaban aun con su aprobación y voluntad trabajando, además de que con las nuevas legislaciones en Nueva Granada se les dio oportunidad de pedir cambio de amo, poder buscar una defensa a su favor y presentar molestias e inconformidades que sobrepasasen lo comúnmente estipulado.[16] Obviamente se dieron excepciones y no son todos los libros de historia que condensan estas historias y que personalmente pude ver en archivos de siglo XVII y XVIII en un trabajo etnográfico paralelo que estaba realizando.
Como mencione anteriormente la solidificación de los procesos mineros gesto variables en ciertos casos de la mano de obra esclava que en un inicio junto a la indígena comenzó a trabajar en yacimientos en diversas zonas entre las que por mencionar algunas resalto las ubicadas en Choco y zonas del interior de la hoy Colombia. En varios casos la mano esclava al ser tan cara generaba costos que más tarde serian una de las razones que acarrearía con su abolición en los periodos del proceso de instauración de la república en el siglo XIX.
“Hasta mediados del siglo XIX el orden colonial se conservó en casi todos los ámbitos de la República. Esta situación comenzó a modificarse cuando los gobernantes liberales y partidarios de los intereses de comerciantes y terratenientes, impulsaron las reformas necesarias para transformar las instituciones vigentes hasta el momento.”[17] Cabe anotar que a Partir de 1778 el número de esclavos en tierras neogranadinas comenzó a disminuir. La abolición de la esclavitud se desarrolló principalmente en el periodo comprendido entre 1820 y 1852, a raíz de esta información se puede señalar que más que un hecho fue un proceso lento y revolucionario. El papel mestizo que representaba la creciente raza de mezclas y heterogeneidades pudo claramente influir teniendo en cuenta las preferencias económicas que se gestaban en el virreinato para estas fechas.[18]
El proceso de Abolición de la Esclavitud en Nueva Granada se gesto en tres etapas:
La primera etapa corresponde el periodo colonial (1524 - 1809), donde los esclavos obtenían la libertad como un regalo, comprándola o fugándose. La corona española la protegía por ser un medio para explotar la tierra y tener así riqueza.
La segunda etapa comprende la guerra de independencia (1810 – 1819). Cartagena la primera provincia en declarar su independencia en 1812, prohibió el comercio de esclavos de África e hizo un planteamiento serio para abolir la esclavitud, siendo esta la primera legislación sobre la libertad de las personas esclavizadas y el inicio formal del proceso de manumisión. La tercera etapa, va desde 1820 a 1852 del periodo Republicano. Bolívar insiste en la libertad de los esclavos, pidiéndola como un regalo para él y recompensa al valor de las tropas negras en la Batalla de Carabobo (1821). El congreso como respuesta aprobó solamente una ley de abolición gradual de la esclavitud en 1821, ley que sería pieza fundamental para llegar a la abolición absoluta en 1852.[19]
A manera de conclusión y debido al límite de este trabajo es fundamental entender cómo se gestaron dinámicas que condicionaron muchas veces la vida del esclavo y en otras facilito la abolición de este proceso tan marcado en nuestra historia y aun hoy es frecuentemente relacionado con problemáticas de segregación y temáticas racistas.
FUENTES
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Granada) Visitado en Lunes 27 de Mayo 2013
http://beatrizcampillo.blogspot.com/2009/07/abolicion-de-la-esclavitud-en-colombia.html
[1]
JARAMILLO URIBE, Jaime. “Esclavos y señores en la sociedad colombiana del siglo
XVIII”, En: Ensayos de Historia Social, Bogotá, Universidad de los Andes, p.p. 3 – 55.
[2] PALACIOS PRECIADO Jorge. “La esclavitud y
la sociedad esclavista”, Manual de Historia de Colombia, tomo
1. Bogotá, Instituto Colombiano de
Cultura, 1984, p.p. 301-346.
[3]
Ibíd. p.p. 3
[4] DE
CASTELLANOS, Juan. Historia de CarJagena, B.C.P.C., Bogota, 1942,
VI,p.152. en Jaime Jaramillo Uribe,
“Esclavos y señores en la sociedad colombiana del siglo XVIII”, En: Ensayos de Historia Social, Bogotá, Universidad de los Andes, p.p. 3
[5] PALACIOS PRECIADO, Jorge. “La esclavitud y
la sociedad esclavista”, Manual de Historia de Colombia, tomo
1. Bogotá, Instituto Colombiano de
Cultura, 1984, p.p. 301-346.
[6] Ibíd., p.p. 307-318.
[7] COLMENARES,
Germán. “La economía y la sociedad coloniales (1500-1800)”, en Manual de Historia de Colombia. Bogotá, Instituto Colombiano de Cultura,
1984, pp. 223-300.
[8] PALACIOS PRECIADO, Jorge “La esclavitud y
la sociedad esclavista”, Manual de Historia de Colombia, tomo
1. Bogotá, Instituto Colombiano de
Cultura, 1984, p.p. 301-346.
[9] MEISEL ROCA, Adolfo “Esclavitud, mestizaje
y haciendas en la provincia de Cartagena: 1533-1581” , Desarrollo y Sociedad, N°4.
Bogotá, Universidad de los Andes, 1980, p.p. 229-277
[10]
Ibíd., , p.p. 233-235.
[14] DÍAZ,
RAFAEL ANTONIO. ¿Es posible la libertad en la esclavitud? a propósito de la
tensión entre la libertad y la esclavitud en la Nueva Granada. Historia critica. N. 24. Bogotá. 2003.
[15] CASTAÑO
ZAPATA, Beatriz Elena. La esclavitud en la Nueva Granada y la situación de la
mujer negra esclava durante el siglo XVIII. Pontificia Universidad Javeriana.
Facultad de Ciencias Sociales, Bogotá. 1985. 154 p
[16] TOVAR
PINZÓN, HERMES. De una chispa se prende una hoguera: Esclavitud,
insubordinación y liberación. Tunja,
Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, 1992. 98 P.
[17] ENCICLOPEDIA NUESTRA COLOMBIA fascículo
1. impreso por prensa moderna impresores s.a cali colombia 2002. Pp.41, 320 páginas.
[18]
JARAMILLO URIBE, Jaime. “Mestizaje y diferenciación racial en el Nuevo Reino de
Granada en la segunda mitad del siglo XVIII”, Ibid., pp. 121 - 145.
[19] CAMPILLO
VÉLEZ, Beatriz Eugenia. Abolición de La Esclavitud En Colombia (Nueva Granada)
Visitado en Lunes 27 de Mayo 2013
http://beatrizcampillo.blogspot.com/2009/07/abolicion-de-la-esclavitud-en-colombia.html
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