El día de hoy hablaremos de Stuart Hall y su texto "Estudios culturales: dos paradigmas". Segundo capitulo del libro "Sin Garantías. Trayectorias y problemáticas en estudios culturales". "Que dice" es una sección en la que en muy cortas palabras resumiré lo que buscan presentarnos diversos autores en sus textos. Normalmente usaré capítulos de libros o artículos de revista, es importante que sepas que en estos post les introduciré a los textos que señale y les haré un abrebocas sobre el mismo llegando también a las conclusiones a las que llega el autor, si consigo versión online les agregare links en los que puedan leer el texto completo que yo reseñe. Recuerda, el análisis es general pero útil si deseas saber rápidamente de que habla un texto del cual necesites información y no tengas mucho tiempo, pero en ningún momento reemplaza a la lectura completa de los textos.
Antes de iniciar este corto informe es crucial señalar que Stuart Hall fue sociólogo, falleció hace apenas un año, el 10 de febrero de 2014 a los 82 años de edad. Este trabajo hace parte de un compendio de estudios culturales que desarrolló a lo largo de su vida. Nacido en Jamaica y afincado en Reino Unido donde muere. Stuart inicia este texto argumentando la ‘característica irregularidad’ del desarrollo y los estudios culturales como problemática diferenciada. Todo lo anterior centrado en la cultura como punto de convergencia de gran cantidad de análisis y en los esfuerzos culturalistas y estructuralistas por lograr que estos estudios culturales logren cabida. Por ende los dos paradigmas a los que se refiere son: el culturalismo y el estructuralismo. En sus palabras nos dice que: Lo importante son las rupturas significativas, donde las viejas líneas de pensamiento son interrumpidas, las constelaciones más antiguas son desplazadas y los elementos —viejos y nuevos— son reagrupados en torno a un esquema distinto de premisas y de temas.
Una idea central inicial del autor es la siguiente: Los cambios en una problemática transforman significativamente la naturaleza de los interrogantes formulados, las formas en que son planteados y la manera en que pueden ser adecuadamente respondidos. Semejantes cambios de perspectiva no reflejan sólo los resultados de una labor intelectual interna, sino también la manera como desarrollos históricos y transformaciones reales son apropiados por el pensamiento; y cómo proporcionan al pensamiento, no una garantía de “corrección”, sino sus orientaciones fundamentales, sus condiciones de existencia. Es esta compleja articulación entre el pensamiento y la realidad histórica, reflejada en las categorías sociales del pensamiento mismo, y la continua dialéctica entre “conocimiento” y “poder”, lo que hace valioso el registro de tales rupturas.
Siguiendo el hilo conductor de su texto nos habla del instante en que emergen con fluidez los estudios culturales y cita a autores como: Hoggart, Williams y E.P. Thompson articulando a estos en un discurso de ruptura como método para la prevalencia de estos estudios. Estos autores Obligaron a sus lectores a prestar atención al planteamiento de que “concentradas en la palabra cultura hay cuestiones directamente derivadas de los grandes cambios históricos que representan, cada una a su modo, las transformaciones en la industria, la democracia y la clase, y frente a los cuales los cambios artísticos resultan respuestas íntimamente relacionadas”
En un sentido profundo, el “ajuste de cuentas” de Cultura y sociedad, de la primera parte de La larga revolución, del estudio densamente específico y concreto de Hoggart acerca de algunos aspectos de la cultura de la clase trabajadora, y de la reconstrucción histórica que hace Thompson de la formación de la cultura de una clase y de las tradiciones populares en el período 1790-1830, constituyeron en su conjunto la ruptura, y definieron el espacio a partir del cual se abrió una nueva área de estudio y de práctica. En términos de los énfasis y orientaciones de lo intelectual, este fue —si acaso puede encontrarse tal cosa— el momento de la “re-fundación” de los estudios culturales. La institucionalización de los estudios culturales —primero en el Centro de Birmingham, y luego en los cursos y publicaciones en diversos lugares y fuentes— con sus características ganancias y pérdidas, pertenece a los años sesenta y posteriores. Hall nos habla de la variedad de terminologías en las que se puede concentrar el concepto ‘cultura’. Nos menciona las dos que él considera son las determinantes, la primera está ligada a la idea que se socializa y democratiza y por ende se convierte en común y corriente, y la segunda, ligada a las prácticas sociales, por ende, la forma de vida. De esta forma entonces: La “cultura” es todos aquellos patrones de organización, aquellas formas características de la energía humana que se pueden detectar revelándose —“en inesperadas identidades y correspondencias”, así como en “discontinuidades de tipo imprevisto”— en, o bajo, todas las prácticas sociales.
Para Hall la cultura tiene como misión detectar la naturaleza de la organización de las relaciones sociales. Este descubrimiento no se halla en el arte, la política, la producción, el comercio, o la crianza de familias tratadas como entidades aisladas, sino a través del estudio de “una organización general en un ejemplo particular”. El propósito del análisis es captar cómo las interacciones entre estos patrones y prácticas son vividas y experimentadas como un todo, en cualquier período determinado. Esta es su “estructura de sentimiento”. Hall nos aclara su concepción de patrón aludiendo a que: los patrones subyacentes que distinguen el complejo de prácticas de cualquier sociedad dada en determinado momento son las “formas de su organización” características que las subyacen a todas, y que por lo tanto pueden ser detectadas en cada una. Hall nos dice, siguiendo su análisis de los autores antes mencionados que: en un nivel puede afirmarse que los trabajos de Williams y de Thompson convergen en torno a los términos de la misma problemática a través de la operación de una teorización violenta y esquemáticamente dicotómica. El terreno en que se organiza el trabajo de Thompson —las clases como relaciones, la lucha popular, las formas históricas de la consciencia, las culturas de clase en su particularidad histórica— es ajeno al tono más reflexivo y “generalizador” en que suele operar Williams.
Hall trae a colación el discurso del “ser social” y “la consciencia social” que defiende Thompson como sabemos basado en Marx y su teoría de base y superestructura. Mientras Williams insiste en la absorción de todas las prácticas por la totalidad de una “práctica real, indisoluble”, Thompson recurre a una diferenciación más antigua entre “cultura” y “no cultura”. Para finalizar con su capítulo Hall se introduce en analizar el discurso de Marx y de los Marxistas (que como sabemos no siempre es igual) sobre cultura y sus acepciones en el estructuralismo.
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para citar texto:
Hall,
Stuart. Sin Garantías: Trayectorias y problemáticas en estudios culturales.
Capítulo 2. Estudios culturales: dos paradigmas. Colombia, Envión editores,
2010, 1ª Ed. Págs. 29-49.
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