El texto del que hoy se comentará es nada mas y nada menos que el noveno capitulo del libro "Sin Garantías: Trayectorias y problemáticas en estudios culturales" de Stuart Hall. "Que dice" es una sección en la que en muy cortas palabras resumiré lo que buscan presentarnos diversos autores en sus textos. Normalmente usaré capítulos de libros o artículos de revista, es importante que sepas que en estos post les introduciré a los textos que señale y les haré un abrebocas sobre el mismo llegando también a las conclusiones a las que llega el autor, si consigo versión online les agregare links en los que puedan leer el texto completo que yo reseñe. Recuerda, el análisis es general pero útil si deseas saber rápidamente de que habla un texto del cual necesites información y no tengas mucho tiempo, pero en ningún momento reemplaza a la lectura completa de los textos.
Descanse en Paz. |
En este capítulo Stuart Hall comienza presentándonos una idea marxista en la concepción de cultura. A diferencia del capítulo 2 que se centra en el culturalismo y estructuralismo como paradigmas para la consolidación de los estudios culturales, en este nos habla de la ideología y la masificación de la cultura, sin dejar de lado nuevas interpretaciones del concepto cultura y sus diversas comprensiones en variados escenarios y contextos. La cultura tiene sus raíces en lo que Marx, en La ideología alemana, llamaba la “relación doble” del hombre: con la naturaleza y con los otros hombres. Los hombres, decía Marx, intervienen en la naturaleza y la utilizan, con ayuda de determinados instrumentos y herramientas, para reproducir las condiciones materiales de su existencia. Ahora bien, desde un momento muy temprano de la historia del desarrollo humano esa intervención en la naturaleza por medio del trabajo está organizada socialmente. Los hombres colaboran entre sí —en un principio mediante el uso colectivo de herramientas simples, la división rudimentaria del trabajo y el intercambio de mercancías— de cara a la reproducción más efectiva de sus condiciones materiales. Este es el principio de la organización social y de la historia humana. De allí en adelante la relación del hombre con la naturaleza deviene socialmente mediatizada. La reproducción de la sociedad humana, en formas crecientemente complejas y extendidas, y la reproducción de la existencia material están fundamentalmente vinculadas: en efecto, la adaptación de la naturaleza a las necesidades materiales del hombre sólo se logra por medio de las formas que asume su colaboración con los otros hombres. Los hombres, por tanto, se reproducen a sí mismos como “individuos sociales” a través de las formas sociales que asumen sus producciones materiales. Con independencia de lo infinitamente complejas y extendidas que sean las formas sociales que los hombres desarrollan con éxito en determinado momento, las relaciones que rodean a la reproducción material de su existencia forman la instancia determinante de todas las otras estructuras. De esta matriz —las fuerzas y relaciones de producción y el modo en que son organizadas socialmente en las diferentes épocas históricas— surgen todas las otras formas más elaboradas de la estructura social: la división del trabajo, el desarrollo de la distinción entre tipos diferentes de sociedad, los nuevos modos de aplicar la destreza y el conocimiento humano a la modificación de las circunstancias materiales, las formas de asociación civil y política, los diferentes tipos de familia y estado, las creencias, ideas y construcciones teóricas de los hombres y los tipos de consciencia social apropiados o “correspondientes a” aquéllos. Esta es la base para una comprensión materialista del desarrollo social y la historia humana; debe ser, asimismo, la base de cualquier definición materialista o no idealista de la cultura.
Siguiendo con el texto, Hall nos sumerge en las teorías marxistas de la producción y a partir de estas ideas organiza su planteamiento. A partir de Marx afirma que las formas materiales y sociales de la producción, el modo en que el trabajo es organizado v combinado con las herramientas para producir, el nivel de desarrollo técnico, las instituciones por las que circulan las mercancías y se realiza el valor, los tipos de asociación civil, de vida familiar y del estado a todo ello apropiado constituyen un conjunto de relaciones y estructuras que muestra una configuración identificable, un esquema, un “modo de vivir” para los individuos y grupos sociales. Esta esquematización era, por así decirlo, el resultado de las interconexiones entre los diferentes niveles de práctica social. El esquema expresaba también el modo en que el resultado combinado de esos niveles interrelacionados era “vivido”, como una totalidad, por sus “portadores”. Este parece ser el mejor medio de captar, dentro de una teoría materialista (en la que el término mismo no juega un papel significativo), dónde, precisamente, surge la cultura. Diciéndolo metafóricamente, la “cultura” nos refiere a la disposición —las formas— asumida por la existencia social bajo determinadas condiciones históricas. Siempre que la metáfora se entienda sólo en su valor heurístico podríamos decir que si el término “social” se refiere sólo al contenido de las relaciones en que entran involuntariamente los hombres de cualquier formación social, entonces la “cultura” se refiere a las formas que asumen tales relaciones.
Como sabemos la concepción de cultura es un tema que no se desgasta si no que da para un sinnúmero de análisis y debates, Hall no es ajeno a esto y problematiza aún más el concepto. Ahora con la ideología marxista nos dice que: la “cultura”, en este sentido, no se refiere a algo sustancialmente diferente de lo “social”: se refiere esencialmente a un aspecto del mismo fenómeno. Cultura, en este significado del término, es el propósito objetivado ante la existencia humana cuando “hombres concretos bajo condiciones concretas” “se apropian de las producciones de la naturaleza de un modo adaptado a sus propias necesidades” e “imprimen ese trabajo como exclusivamente humano”. Esto está muy próximo a lo que podríamos llamar la definición “antropológica” de la cultura. Obviando lo ya mencionado Hall nos advierte de que pese a que Marx comprenda a la cultura desde este punto de vista, el la interpreta de un modo más dinámico y desarrollado que este simple concepto. Aunque presenta ideas marxistas, Hall no desconoce que hay discontinuidades entre la cultura y le teoría marxista, nos habla de tres conceptos relacionados de “dominación” sobre los cuales de acuerdo a marxistas se forja la cultura vislumbrada desde la producción. La “hegemonía” no puede mantenerse mediante una “clase dominante” única y unificada, sino sólo mediante una alianza coyuntural particular de fracciones de clase; así, el contenido de la ideología dominante reflejará esta formación interior compleja de las clases dominantes. Luego Hall cita a Gramsci argumentando al nivel del estado y las superestructuras intereses particulares pueden ser representados como intereses generales para todas las clases, esto en base a la hegemonía dominante sobre las clases. En palabras finales nos habla de las formas sobre las cuales los medios de comunicación pueden difundir los trabajos ideológicos.
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para citar texto:
Hall,
Stuart. Sin Garantías: Trayectorias y problemáticas en estudios culturales.
Capítulo 9. La cultura, los medios de comunicación y el “efecto ideológico”.
Colombia, Envión editores, 2010, 1ª Ed. Págs. 221-254.
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