Los videojuegos como herramienta de ocio y entretenimiento se han vuelto una parte notable de las relaciones sociales que entablan los niños, jóvenes y personas de diversas generaciones en nuestra actualidad. La sociedad ha hecho de estos una forma de diversión contemporánea que se nutre de la variedad de contenidos, actualizaciones y tipologías. Como sabemos existen juegos que van desde los que se adaptan a realidades sociales, hasta lo que usan temáticas como la sobrenatural, las guerras, las carreras e incluso temáticas íntimas. Cada juego se nutre de particularidades que hacen que se conviertan en una actividad adictiva para algunos y que cause daños en quienes se han vuelto propensos a ser adictos por estos mecanismos. En rápidas palabras expresare mi opinión ante esto y he de presentar los pros y contra de estos.
Como PROS encontramos que muchos de estos videojuegos permiten practicar la lógica, mejorar habilidades, destrezas y pericias que nos sitúan en un contexto y hacen que a través de este busquemos soluciones viables y que a la vez pueden ser beneficiosos para nuestro diario. Además de reducir el estrés, mejorar la capacidad de atención por todo lo que significa estar atento a todo en el juego y mejorar la memoria, todo esto debido a la percepción de esmero que es necesaria durante todo el videojuego. Además fomentan la motivación y estimulan la capacidad de razonamiento. También es habitual escuchar que a través de estos juegos se puede potencializar la creatividad al momento en que la variedad de gráficos permiten formar ideas, conceptos e imágenes mentales. Sumado a todo esto la actividad cerebral puede verse favorecida por un uso adecuado de los videojuegos, eso sí, es necesario un uso apropiado porque como sabemos todo en exceso es malo. En resumen podemos decir que un buen uso de estos juegos nos da habilidades, ideas, potencia la capacidad de atención y hasta favorece al cerebro según estudios realizados entre otros por Simone Kühn, científico del Instituto Max Planck para el Desarrollo Humano.
Como CONTRAS hallamos a la adicción que a su vez puede causar que se renuncie a otras formas de entretenimiento o forma de vida en la que el videojuego lo es todo y se olvida de salir al aire libre, estar en familia, practicar deporte o incluso usar libros u otras herramientas útiles para la vida diaria. Por ende propicia el aislamiento. Además de esto si se lleva al límite la experiencia del juego puede traer consigo actitudes y conductas violentas, ofensivas y molestias causadas por ejemplo por perder un juego o no subir de nivel. También se puede perder la noción del tiempo y curiosamente puede provocar falta de atención a las experiencias que están fuera del videojuego en sí. La crueldad y la violencia presente en algunos de estos videojuegos puede causar una distorsión de la realidad en la cual los jugadores pueden ser propiciados por conductas erróneas y no convenientes, por ende puede llegar el momento en el que no se diferencie mentalmente la realidad de la ficción.
Para concluir hay que decir que así como todo en la vida, siempre es bueno saber medir todo lo que hacemos y no permitir que una actividad se lleve a las demás y caigamos en el exceso. Los videojuegos tienen virtudes y defectos, cualidades y menoscabos, ventajas y desventajas y por ello siempre hay que saberlos usar y darle una utilidad que en vez de causarnos daño nos beneficie siempre.
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