El siguiente trabajo es una reseña del texto “El nacimiento de la opinión pública en la Nueva Granada, 1785 - 1830” editado por Francisco A. Ortega Martínez y Alexander Chaparro Silva de la Universidad Nacional de Colombia. El texto es el primer capitulo del libro "Disfraz y pluma de todos: opinión pública y cultura política, siglos XVIII y XIX".
El fundamento del escrito de estos autores es dar cuenta de la aparición del concepto “Opinión pública” en la Nueva Granada. Le analizan desde diversas interpretaciones, una inicial que traza las transformaciones semánticas y sociales ocurridas en el seno de la publicidad del Antiguo Régimen para así dar connotación a la solidez con que este término se vuelve familiar en los primeros decenios de la vida política republicana. Su misión en el texto no es solo sumergirnos en las formas en las que la opinión pública emerge sino que además interpretan mediante aspectos como la publicidad colonial y las gacetas que por ejemplo se empiezan a publicar en el virreinato de Nueva España, Lima e incluso más adelante en la Nueva Granada diversas aristas de la política de esta región.
Los autores se rigen bajo un orden que asignan en cuatro partes: en un primer momento examinan la publicidad americana a partir de las gacetas e impresiones de los siglos XVII y XVIII. En un segundo momento examinan la prensa ilustrada neogranadina. En un tercer momento examinan el convulso panorama de las primeras repúblicas (1810-1816) y la Reconquista española (1816-1819) y en un cuarto y último momento trazan de forma general las principales líneas que contribuyeron a la consolidación de la opinión pública como concepto socio-político crucial en la región desde el congreso de Angostura hasta el colapso de la Gran Colombia (1819-1830).
Al leer este texto podemos entender un poco la variabilidad sobre la cual la opinión pública como concepto se ha gestado. En sus inicios se podía ligar a tres espacios: el primero a la iglesia y a la corte, el segundo a la “común opinión” y el tercero a lo plebe. Estos espacios ya mencionados pueden ser entendidos en el sentido más estricto a publicidades sobre las cuales esta opinión se condensa. De esta forma lo público y lo privado dirige siempre esa noción del conocimiento sobre el cual se juzga algo o alguien. Con la llegada de la imprenta ocurre una verdadera revolución en la forma de masificar el escrito y de esta forma los primeros textos que logran rápida difusión son obviamente y sin sorpresa alguna la Biblia, otros textos religiosos y las gacetas y papeles públicos. En estos no solo se evidencia el poder de lo religioso y los diversos usos que la corona de Castilla podía usar a su favor al igual que los textos políticos que incluso empezaron a emplearse en los virreinatos, sino además el valor que incluso en ultramar se le daba a la iglesia católica, curiosamente se ve más adelante en el texto como esta precisa masificación de la Biblia permite que fuese más fácil acceder a ella y se diesen importantes cambios como la reforma protestante, y bueno como ya sabemos diversos movimientos independistas en el futuro en América. Siguiendo con el texto las gacetas oficiales se difundieron además de medios informativos de la corona y los virreinatos a elementos reivindicativos y patrióticos (lo patriótico entendido como afín al rey y “las buenas costumbres”) por eso es fácil encontrar alusiones a México como “La cabeza de la Nueva España y corazón de la América” o “la siempre ilustre y tres veces coronada Ciudad de Lima” para el caso del Perú. Para la corona era vital que los lectores de las gacetas oficiales en las colonias se sintiesen parte del control de la monarquía.
El concepto de “opinión pública” estuvo enfrentado a dilemas constantes por la forma en la cual era entendido, en un inicio podía ser concebido como rebelión e incluso ignorancia, pero con la imprenta y avances en la difusión de contenidos escritos la variante oficial logró un notable crecimiento en la creación de gacetas oficiales y así hacer frente a periódicos tradicionales que no estaban a su favor, prensa que incluso llamaban “evacuación fétida y asquerosa procedida de comunicación pecaminosa con personas infectas de gálico; hay evacuaciones diarias, semanarias, menstruas y sin regla”. La opinión pública era vista también como desconfianza, como un animal cuadripedo al que había que temer, un animal que andaba en los cafés, las calles y en las plazas”. Esa es la idea central con la que cierra el texto, pues el término pasa de ser criticado negativamente y tenido en poco a ser hasta cierto punto legitimado en favor de la corona y los virreinatos, sin que esto signifique que acabe la ambivalencia que de por si tenía. Ahora viene a ser constituido en lo oficial pero su traída a colación por diversos sectores iba a ser el contrapeso de las otras, lo que garantiza su perdurabilidad en el tiempo en la arena política neogranadina.
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