VIVIENDO UN CUARTO DE SIGLO

Llegar a los 25 años de vida te hace pensar muchas cosas, por un lado no eres lo suficientemente joven, pero tampoco eres lo suficientemente viejo. Estás en un status intermedio. Es la hora de afrontar retos con responsabilidad y de hacer una reflexión sobre la vida que hemos llevado hasta ahora. Hacer una retrospectiva por lo venidero y consolidad y definir (o redefinir) lo que queremos para nosotros mismos y los demás.


Los 25 significan para mi experiencia pero también el darse cuenta de que el tiempo pasa demasiado rápido. Es increíble cuan frágiles somos ante el impetuoso paso del tiempo. La tormenta desapacible de los años inicia en el cuerpo humano un proceso de  senescencia que nos llevará a la muerte. Cada año que pasa es mayor cercanía a la tumba pero mirándolo del otro lado es un tiempo más en este planeta en estado fisico, hecho carne y hueso. No sabemos que nos espera al final de los días pero por lo menos hay que intentar disfrutar esta vida.



Nadie va a vivir la vida por nosotros, nadie debe precisar ni condicionar nuestra felicidad. Con el paso del tiempo he aprendido que también debemos pensar en nosotros mismos, en nuestro bienestar, finalmente no nos llevaremos nada, quedaremos hechos polvo y cenizas. Como llegamos a este mundo, igual nos iremos: sin nada.


En verdad hay que agradecer por lo que tenemos y los seres tan valiosos que nos rodean y saber que pese a que en ocasiones vivir parezca un suplicio por tantos problemas y dilemas hay que continuar sin desistir.


Si has llegado hasta aquí y cumples 25 años te envío mis mejores deseos, ganas de seguir adelante, muchísima salud y la esperanza y empuje constante por atreverte a hacer cosas que antes veías con distancia o lejanía, o simplemente procrastinabas. El paso del tiempo es inclemente, hoy cumples 25, mañana estarás muerto o tendrás 70.