DISCURSO DEL PARTIDO CONSERVADOR COLOMBIANO 1890-1920

Mariano Ospina y José Eusebio Caro en una declaratoria expresaban orgullosos que el Partido Conservador es el que reconoce y sostiene el programa siguiente:

- El orden constitucional contra la dictadura
- La legalidad contra las vías de hecho
- La moral del cristianismo y sus doctrinas civilizadas contra la inmoralidad y las doctrinas corruptoras del materialismo y del ateísmo
- La libertad racional en todas sus diferentes aplicaciones contra la opresión y el despotismo monárquico, militar, demagógico, literario, etc, etc.
- La igualdad legal contra el privilegio aristocrático, oclocratico, universitario, o cualquier otro
- La tolerancia real y efectiva contra el exclusivismo y la persecución; sea del católico contra el protestante y el deísta, o del ateísta contra el jesuita y el fraile, etc.
- La propiedad contra el robo y la usurpación ejercidos por los comunistas, los socialistas, los supremos o cualesquiera otros;
- La seguridad, contra la arbitrariedad de cualquier género que sea;
- La civilización, en fin, contra la barbarie.
En consecuencia, el que no acepta algo de estos artículos no es conservador
.  [1]


Cabe señalar aquí también el llamado “Programa político de la iglesia” escrito por el Cardenal Pie y que en Colombia se replica en prensa:
Sin perder de vista ni sacrificar ningún principio, la iglesia sabe cuáles son sus deberes respecto a los poderes establecidos. No basta sólo al sacerdote predicar y practicar la sumisión; está en sus tradiciones darle la benevolencia y su concurso… Para la conciencia clara del ministro de la iglesia, la hostilidad a los gobiernos no es posible, porque sería contra el espíritu de la iglesia, que es un espíritu eminentemente sufrido y conservador, y que aunque se acomode a ciertos actos y ciertas tendencias del porvenir, no llega al desconocer el bien que puede hacerse al lado de la autoridad existente. Los hombres del mundo, extraños a la enseñanza de los libros santos y al pasado de la historia del cristianismo, suponen sus propias pasiones y sus propios excesos en los hombres del santuario. Acostumbrados como están, a hacer oposición a los poderes que les rigen o que no satisfacen sus caprichos, creen que el Padre hará lo mismo. Están en un profundo error. Familiarizados con las doctrinas reveladas y con las oraciones de la santa iglesia, cada día pedimos en sincera plegaria, la paz de las naciones y la salud de los que la gobiernan, sabiendo que la vida tranquila es útil al desarrollo de la piedad.”[2]

Por las razones previas no es sorpresa que en Bolívar para 1892 y por resolución oficial aprobada por unanimidad en asamblea departamental se consagrase al ya mencionado departamento al sagrado corazón de Jesús. La razón se dispone públicamente y se informa que: “considerando que el pueblo de Bolívar es esencialmente católico; Que la Asamblea Departamental, representante de ese pueblo, cumple con un deber al reconocer, como reconoce la soberanía social de nuestro señor Jesucristo resulte consagrar el Departamento de Bolívar al Sagrado Corazón de Jesús.”[3] De hecho también era usual publicar las alocuciones del papa de turno de la iglesia católica en rotativos locales. En Cartagena se leían las disertaciones de León XIII en español y sutilmente se contextualizaba con un tinte político nacional. Los discursos del papa eran constantemente reiterativos abogando por lo que consideraba una persecución a la iglesia en estados que cada vez se alejaban de esta en pro de unos derechos laicos.[4] También sus encíclicas eran publicadas en prensa nacional donde hacía mención a la defensa y preservación del catolicismo en el mundo.[5]

Mientras que los liberales vivían una fuerte temporada por ser oposición, las filas conservadoras estaban en el esplendor. A su triunfo como colectivo y la entrada de su hegemonía hay que sumarle la anexión de muchos liberales no radicales que habían entrado antes a ser parte del Partido Nacional y que ahora se unían al conservatismo. Por solo mencionar algunos hallamos a: Luis Felipe Angulo, Benjamín Noguera, Benjamín Baena, y Antonio Araujo.[6]

El conservatismo ahora en el poder miraba al liberalismo no solo como oposición sino además como intolerantes e incluso como un partido inconstitucional integrado por parias o ilotas. Las viviendas de los liberales eran objeto de constantes pesquisas y visitas por los sabuesos oficiales del estado. Pese a que como se ha mencionado previamente algunos liberales en Bolívar siguieron hasta cierto punto con una presencia de poder y/o política hallamos que en muchos casos tanto a nivel departamental como nacional (sobre todo nacional) no se les permitió la entrada a las asambleas departamentales ni a ningún puesto público, ni siquiera a cátedras en la universidad o algún colegio oficial. Milton Puentes señala en la “Historia oficial del partido liberal colombiano” que se vivía en estos días un liberalismo expulsado de todas las esferas de la vida política y civil con muchos de sus copartidarios desterrados por medio de la llamada “ley de los caballos” o presos. Los liberales eran obligados a pagar contribuciones al gobierno y su seguridad en muchos lugares no era la más óptima.[7] Sin embargo la situación como la vida misma no fue totalmente color de rosa para los conservadores, puesto que sus adversarios aunque vencidos no estaban acabados y continuaban desde diversas zonas del país mostrando su descontento e incordia con el gobierno nacional.[8]

En la prensa se reflejaban las consignas conservadoras en las que incluso se persuadía a la población. Un artículo titulado “Otro Viejo Liberal” es una de las muestras más contundentes de persuasión. En este se lee la ‘conversión’ de un liberal al conservatismo. Se trata de Miguel Samper, quien expresa que fue necesaria la ‘revolución conservadora’ para evitar la catástrofe. Añade además que si la libertad es el objeto del progreso político, el orden es el medio indispensable para lograr ese objeto.[9] (Sobreentendemos por supuesto que el concepto “libertad” se aúna al liberalismo y el de “orden” al conservatismo).

Otra consigna conservadora que se promulgaba en la prensa era la problemática que marcaba el regionalismo en el país respecto a la apropiación de los valores del partido. El afianzamiento no era igual según qué zonas y el contexto cambiaba. Hay incluso un gran artículo que llegó a Cartagena titulado “Regionalismo”. Se asume que el enemigo no es solo el liberalismo, lo es también la desunión que entre otras podría verse fomentada por fervores regionalistas que cohibían al ideal de un sentir nacional.[10] Y es que el conservatismo no dejó de publicar en cuanto medio pudiese su accionar. El orden fue tomado en el ideario colectivo como sinónimo de ser conservador y el temor por las ‘falsas libertades’ propagadas por sus adversarios se hacían publicitadas. “Las libertades según el criterio liberal” fue un espacio que se difundió en la prensa y que se replicó en Bolívar.[11] En este escrito se presentaba la alarma que significaba permitir que las propuestas liberales se posicionasen en el gobierno nacional y local, y como sus pensamientos estaban lejos de la iglesia y las buenas costumbres. La amenaza constante liberal era latente por ello hacerle frente era una labor de todos los días. Aunado a esto no era sorpresa ver cartas de alerta como una publicada en Cartagena y enviada desde Guayaquil, Ecuador en la que se daba una voz de alerta para el pueblo colombiano respecto a los radicales que según la carta estaban posicionados en la costa de Ecuador y buscaban ‘destruir’ el país con sus lineamientos. Por ende se pedía al gobierno colombiano ser severo con ellos y no permitir su posicionamiento.[12] Además del caso ecuatoriano en la prensa se hablaba también de Costa Rica[13], Francia y sus radicales además de otros estados.

Otro elemento sustancial de los conceptos usados en la comunicación masiva es el de Patria. Precisamente una nota de “El Noticioso” de Cali y que se replicó por “El Porvenir” de Cartagena titulada “Patriotismo” criticaba el hecho de que los liberales se autoproclamasen patriotas cuando el término tiene una connotación de las que estos estaban muy lejos según el canon conservador. Consideraban una falta de respeto que el liberalismo se autodenominase patriótico cuando defendía una libertad falsa, fuera de Dios, la moral y la iglesia.[14] En su concepto ‘Patriotismo es obedecer las leyes y respetar las autoridades que nos protegen… Patriotismo es procurar la honra de la nación, respetar la religión. Pero hay quienes hacen lo contrario’. En la prensa se decía que los liberales desacreditaban las instituciones, promovían la guerra sin pensar en las consecuencias y enardecían los ánimos para que los hombres entrasen en lucha y vayan a la guerra y se matasen sin piedad. Se decía también que solo iban al extranjero a mancillar al buen nombre de la nación hablando pestes de su gobierno y gente. Eran una vergüenza para el catolicismo y detestaban a los prelados y en vez de traer maestros católicos para que educasen a la niñez traían a maestros protestantes que cobraban más dinero y en cambio buscaban desvirtuar las sanas creencias religiosas de los colombianos de bien.[15]

La atención constante a las relaciones con los Estados Unidos era regularmente mencionada en los rotativos nacionales, cada nuevo impuesto, aranceles o reciprocidad con aquel país era concebida desde la visión de un país con limitaciones financieras que veía en el emporio norteamericano un gigante económico y político en el que florecían diversos aspectos de una sociedad avanzada a la que tener siempre en la mira.[16]

El discurso conversador entraba entonces en el área de la discusión y fomentaba la creencia popular de que a su merced el país correría por mejor camino y futuro que el que podría darse con el liberalismo al poder. El discurso según que contextos podría matizarse en algunas regiones pero sin olvidar la gloriosa consigna en la que afirmaban que gracias a su eficacia regeneradora el país iría por buen rumbo. Otro rubro a elevar al nivel de fundamental para el discurso conservador en la época fue el posicionamiento de la iglesia católica como el órgano poderoso y reaccionario a partir del cual debían concretarse todos los designios de la república. Para la iglesia colombiana todo ápice de modernidad era digno de miramientos y plausible al error. No solo el ideario político y las doctrinas científicas, sino también los inventos técnicos y mecánicos, las costumbres sociales: la radio, el cine, el baile, la ocurrencia impía de la educación femenina concebida como aberración moral comparable al negocio de la prostitución.[17]
Paralelamente al discurso eclesiástico y de las “buenas costumbres” como lineamientos del conservatismo se da un florecimiento nacional de educación laica, desde la primaria hasta la universitaria, en concordancia con los tradicionales de educación católica.[18] Este curioso fenómeno sin embargo no podría autonombrarse como un elemento meramente conservador ni defendido públicamente por estos a cabalidad, sin embargo podría entenderse como una vicisitud propia de los tiempos que ya corrían con la entrada del siglo XX y que ineludiblemente traía cambios. Pese a la llegada de esta novedosa oferta educativa el papel preponderante de la iglesia y las decisiones de los clérigos abarcaba todas las esferas de la sociedad colombiana de entonces y no acatar sus designios era falta grave. De esta época resaltan la Universidad Republicana que fundada desde 1890 fue renombrada como la seguimos conociendo hoy: Universidad Libre en 1913. La cual fue fundada con lineamientos meramente liberales, con sentido laico.

La censura a las letras fue otro componente  problemático que se arraigó en plena hegemonía. Juan de Dios Uribe ya había visto en 1888 el cierre de su periódico “El Correo Liberal” pero este fue solo una muestra de lo que se vino durante todo este periodo.[19] Para nadie es un secreto que a las letras, o más bien  lo que estas pueden expresar, siempre ha sido temor de gobiernos que quieren afianzarse en el poder y lograr apoyo popular sin cohibiciones ni inquieres. El conservatismo no fue la excepción. Sin embargo no hay que mirar esta historia enfáticamente como la de triunfadores versus sometidos, puesto que las corrientes liberales fieles a los lineamientos pragmáticos del partido no se habrían de quedar con los brazos cruzados y el deseo de hacer frente desde diversas áreas incluso desde la clandestinidad se hacían latentes. El ala liberal quería entrar al mejor estilo del caballo de Troya y volver al poder sustrayendo la benevolencia de diversas gentes al conservatismo y a su ver su arcaica forma de concebir a la nación. En efecto el partido al mando doblegaba la libertad de expresión e información, pero esta no fue novedad ni en el contexto colombiano ni el foráneo.

Esta censura se daba en el plano estatal y en el privado. El ámbito estatal se comprueba en las diferentes leyes de imprenta sancionadas durante la hegemonía. El poder legislativo exigía que toda publicación debía primero solicitar permiso ante el Ministerio de Gobierno y una vez esta fuese impresa, debía enviarse una copia al mismo ministro que se encargaba de juzgar si era apropiada o no para circular. En al ámbito privado se servía a través de élites o personas de alto nivel socioeconómico y con cierta influencia o cercanía con el poder. Este segundo tipo de censura se comprueba incluso con algunos periódicos e imprentas que eran recelosos con los textos que eran leídos detalladamente antes de mandarlos a las máquinas y que fuesen publicados para no desviarse de los lineamientos del Estado y enfrentar la censura y el cierre. Podría decirse que este tipo de censura era infundada  por el temor.[20] En Cartagena, por dar dos ejemplos puntuales, fueron censurados los periódicos “La Disciplina” en Mayo de 1896 y “La Tempestad” en Junio de 1905.[21]

Para 1901 y siguiendo con sus parámetros de promocionarse en los medios, se da una nota en Cartagena titulada “¿Por maldad o por torpeza?” en la que se instiga al pueblo a no echar la culpa al partido conservador por las desgracias del país. Se afirma que quien culpase al conservatismo de los males nacionales no era más que un ignorante y jamás lector de un libro de historia, mientras que los conocedores y lectores debían ser afines al partido. No hay mesura en este artículo en el que se alega que “la ruina moral y material de Colombia se debe única y exclusivamente al maldito liberalismo, enemigo de la paz y del orden social. Liberalismo enemigo de Cristo y de su iglesia. Liberalismo que conspira sin tregua ni descanso contra la tranquilidad pública de los pueblos engañando como la serpiente del paraíso con promesas baldías de mentida libertad y de falso progreso”.[22] Como si lo anterior fuera poco se añade: “El liberalismo es pues responsable ante Dios y ante la sociedad colombiana de los grandes males que han afligido y afligen hoy a nuestra patria. El liberalismo no ha cesado durante 50 años de conspirar contra el orden y contra la paz de esta república, cuyo suelo han ensangrentado cien veces, lanzando a los pueblos a la matanza en nombre de la libertad, mejor dicho en nombre del libertinaje. La libertad en el orden es absolutamente desconocida para el Liberalismo y si algún día la proclamara y la pusiera en práctica dejaría de existir esa secta”[23]

Era usual que en la prensa se vociferaran asesinatos entre partidos sobre todo de liberales contra conservadores. En Bolívar no fue la excepción. Luego de la nota en la que se persuadía al pueblo a ser conservador, se agregaba una crónica en la que se informaba de un asesinato. En un caso puntual en Magangué se cuenta de uno hecho presuntamente contra el coronel Francisco Javier Tovío, quien según el corresponsal en esa localidad fue sorprendido en la madrugada dormido por guerrilleros que vilmente le asesinaron. El corresponsal informaba “En aquel pueblo como en todas partes donde van, robaron y cometieron todo género de excesos, y luego tienen los liberales el cinismo de discutir que su bandera no es la del asesinato y la depredación”.[24]

En 1909 con la creación de la ya mencionada Unión Republicana, que no fue más que una coalición en la que se adhieren algunos miembros del partido liberal. Inicialmente era una estrategia de diálogo con el entonces presidente Rafael Reyes, sin embargo al no hallar el benemérito de este se volcó en su contra. (Sin que esto no signifique que previamente Reyes ya había llamado a algunos liberales a ser parte de su gobierno).[25] Hay que decir que esta unión era de corte progresista pero basada en planteamientos conservadores y liberales, es decir una coalición de elementos moderados de los dos partidos tradicionales. Pese a la baja aceptación de Reyes durante su periodo, este logró avances que iban en pro de  lo que él concebía “modernizar” el país. Potenció subsidios a la naciente industria nacional. Al ya tradicional proteccionismo arancelario, se le anexó un incentivo efectivo para fomentar la actividad manufacturera.[26] De esta época datan empresas como Coltejer (1908), Cementos Samper (1909), Tejidos Obregón (1910), Fósforos Olano (1909), Cervecería Germania (1905), las textileras de Santa Ana y de San José de Suaita (1908), Chocolates Chaves (1905) y la Industria Harinera (1908), entre muchas otras.[27]

En el periódico “El Porvenir” de Cartagena con fecha del 1 de Diciembre de 1909 hallamos una pieza muy valiosa para ver en el contexto local que decía la prensa y más un medio tan reconocido como este. Agrego aquí textualmente el párrafo dedicado a este hecho:
“El telégrafo empieza a anunciar el resultado de las elecciones en la mayor parte de los municipios del país. El partido liberal ha sido vencedor. Descubrió por fin la manera de llegar, lenta pero seguramente, al poder: las revoluciones armadas no le produjeron el efecto deseado; era preciso recurrir a otro sistema; en vez de atacar al partido conservador, le dio el abrazo de hermano, mediante la invención de la Unión Republicana; cooperó al triunfo de un candidato conservador para la presidencia de la República, a fin de que se tuviera confianza en su buena fe y le prestara apoyo el partido contrario. Los frutos de esa hábil combinación empiezan a recogerse. Las municipalidades serán liberales en su mayor parte. Nosotros dimos el grito de alerta hace más de dos meses y los conservadores no quisieron oírnos. El partido liberal tiene derecho a pretender subir al poder y quizá el medio del que se está sirviendo es relativamente el mejor. Peor hubiera sido el que hubiera lanzado al país en una nueva revolución armada. Pero hoy más que nunca podemos decir la frase del alto pensador: ‘cuídense a sí mismos de los conservadores.’ Y habrá todavía por estas costas ilusos que sigan creyendo en artificiales combinaciones de la U.R.?”.[28]

Una razón de peso para que Reyes fuese criticado y comenzase una polémica en torno a él fue la crisis de opinión generada por la firma del arreglo entre Panamá, Estados Unidos y Colombia que desembocó en la firma de un acuerdo el 5 de Enero de 1909 en el que Colombia reconocía la separación de Panamá y aceptaba una indemnización económica por parte de Estados Unidos, aquí inicia lo que será llamado como la danza de los millones que veremos en breve.[29] Con esta decisión se dieron manifestaciones estudiantiles a lo largo y ancho del país pues la población estaba en contra de esto.[30] Como si lo anterior no fuese poco el conservatismo clásico colombiano veía a Reyes como un traidor pues incluía a liberales en su gabinete (es como si la moneda cambiara de lado y no solo los liberales veían como traidor a Núñez sino que los conservadores también tenían a quien llamar ingrato). Condensado en sus lemas «Paz, concordia y trabajo» y «Menos política, más administración», sus políticas causaron también una fuerte oposición, ante lo cual Reyes empezó a actuar de manera dictatorial debido a que el congreso no gestaba las normas perentorias que requería el país para salir del déficit en la que estaba, ante lo cual ordenó el confinamiento y destierro a sus rivales y opositores, cerrando incluso el Congreso y creando una Asamblea Nacional Constituyente. Su gobierno, suprimió además la vicepresidencia (curiosamente estaba enemistado con el vicepresidente Ramón González Valencia), y en su reemplazo creó la Designatura Presidencial.

De manera que Reyes ya había ganado enemigos de diversos sectores y la Unión Republicana era el símbolo de ello.[31] Finalmente por el temor a una venidera guerra entre sus opositores y sus seguidores Reyes renuncia desde Magangué, Bolívar a la presidencia y el 9 de Junio de 1909 de forma cautelosa designa como presidente encargado al general Jorge Holguín Mallarino.[32] Su dimisión se oficializó el 27 de julio de 1909 y parte en el buque Manistí desde Santa Marta con destino a Europa.[33] Reyes se exilia voluntariamente en el viejo continente, inicialmente llega a Londres donde es agasajado por el Rey Eduardo VII y es elogiado por la prensa local.[34] Regresaría diez años después con el fin de pasar sus últimos años en Colombia luego de residir también en España y Francia.[35] Víctima de varios atentados en el país que buscaban quitarle la vida, no desistieron en su deseo de regresar. Como el de 1906 que recordaría por siempre y del que incluso relataría en un texto que hoy conocemos y se encuentra en su diario.[36] Para sus seguidores sus cinco años en el poder pasarían a la historia bajo el nombre de “El Quinquenio Reyes” para sus detractores en cambio seria llamado “La dictadura Reyes”.[37]

Bajo esta figura de la Unión Republicana llega a la presidencia Carlos Eugenio Restrepo, quien para 1910 propulsa una reforma constitucional en la que se redujo el periodo presidencial de 6 a 4 años, curiosamente desde 1886 ningún presidente había logrado gobernar los seis años completos, además de esto se eliminó la participación en política de militares. Decisiones que hasta hoy se mantienen. El hoy reconocido periódico “El Tiempo” se crea, bajo el contexto de la Unión Republicana, el 30 de Enero de 1911 por Alfonso Villegas Restrepo.[38] Este rotativo se convirtió en el medio de difusión de las ideas de la Unión y hasta nuestros días mantiene su ideología política de centro. Carlos Eugenio Restrepo terminaría su labor presidencial exactamente cuatro años después de posesionarse, un 7 de agosto de 1914. En 1914 fue elegido el obviamente también conservador pero abierto a los liberales José Vicente Concha, seguido en 1918 por Marco Fidel Suárez y cerrarían la hegemonía Pedro Nel Ospina (1922) y Miguel Abadía Méndez (1926).

Otro elemento discursivo que el conservatismo hizo público era el que la palabra ‘libertad’ no debía asociarse netamente con el Partido Liberal. Incluso en el ala de la concentración conservadora se decía: “Nosotros no tenemos que pedir a otros nociones de libertad, porque la libertad en la justicia es bandera que hemos enarbolado siempre en contra de la anarquía; nosotros no tenemos que recibir lecciones de republicanismo, porque la república es nuestro ideal y porque de las filas conservadoras ha salido siempre el primer grito de protesta en contra de los opresores, y conservadores han sido siempre las primeras víctimas inmoladas por la tiranía. Los fundadores del Partido Conservador fueron los fundadores de la libertad en Suramérica.” Hay que decir que las anteriores palabras fueron mencionadas en Cartagena bajo el contexto de la concentración de conservadores, que aunque llamados retrógrados por su extremismo ideológico, recoge en parte un poco del pensamiento del conservatismo general (es decir el conservatismo neto, indistintamente de todos sus fraccionamientos) en este tema. No en otros elementos más puntuales como las de las ideas moderadas.[39]
Consecuentemente a lo anterior una nota editorial en prensa titulada “Lo que dicen nuestros políticos” resulta fundamental para apreciar en todo esplendor la preocupación conservadora para con la propagación del liberalismo. El texto corto pero sustancioso afirma: “La prensa liberal no ceja en su activa propaganda de presentar al liberalismo como el más perfecto ideal de los partidos políticos y que sus prácticas por lo puras, sanas y patrióticas son las más convenientes al bienestar de los pueblos. En cambio el conservatismo es una rémora para el progreso, barrera infranqueable para la civilización. La juventud que se levanta y oye esos cantos de sirena sin preocuparse de leer la historia de los partidos políticos, cree a pie juntillas que para ser honrado, sabio, inteligente, patriota y hasta buen mozo es necesario llamarse liberal. Es un deber, pues, de los que profesamos las doctrinas conservadoras, refrescar la historia del liberalismo colombiano para que los que la han olvidado la recuerden y los que no la conocen la aprendan.”[40]

Respecto a lo que pensaba el liberalismo de la concentración conservadora hallamos en un comunicado dado a conocer por su periódico “El Liberal” en el que más que dar una opinión enfática se preguntan así mismos si habría de ser buena o mala esa movilización política. Su respuesta para 1910 era que a ciencia cierta no lo sabían. Pero que sí sabían que de la conveniente cristalización de tendencias políticas nacían las resultantes estables y benéficas en lo referente al porvenir de las naciones. ‘Entre la extrema izquierda y extrema derecha encuentran los gobiernos imparciales el patriótico justo medio. Por ese lado no tendría que temer el Partido Liberal la falta de garantías, estando dirigida la concentración conservadora por hombres de ideas avanzadas; en ese concepto nos favorece la concentración.’[41] Habría que ver si estas palabras se concebían como un ideario colectivo general o si obedecían a una estrategia de mostrarse apacibles y abiertos al diálogo con sus oponentes. Lo que si dejaban más claro era que esperaban que la concentración permitiese a los liberales defender sus intereses sin su cohibición ni amenazas, respetando además los altos puestos públicos que habían alcanzado algunos liberales en la Unión Republicana sin que la concentración interfiriese y los sacase de sus cargos, pues pese a que estos liberales republicanos habían dejado el ala liberal tradicional seguían en el fondo manteniendo algunos ideales liberales que valía la pena mantener en el poder.

Para la misma fecha los conservadores también publicaban considerables editoriales en prensa en las que hacían alusión tanto a los desafíos como a las glorias del partido, por razones obvias su mensaje era más replicado en prensa. Entre esas editoriales de gloria resalta una en la que se comenta que el conservatismo siempre tiende puentes aun con los enemigos, por ello con los liberales les habían ayudado en medio de su ‘abismo’ (abismo entendido en este caso como el oprobio al ser oposición luego de haber reinado). El texto indica también que fueron los conservadores a raíz de la guerra (cuando los ánimos estaban encandecidos, por mano de un presidente llamado luego traidor por los rojos) los que borraron las denominaciones de vencedores y vencidos, abriéndole las puertas al Ministerio de hacienda y de la Cámara de representantes a connotados liberales: Carlos Arturo Torres y José Camacho Carrizosa.[42] Aunque estos dos nombramientos son certeros, la forma como se publica el texto da una noción positivista del conservatismo como los poseedores de la verdad por el hecho de estar amparados bajo la iglesia, olvidando además que así como en el ala liberal había partidarios de la violencia, también los había dentro de las filas conservadoras y por ello asimilarse a sí mismos como los benevolentes en todos los aspectos no es una realidad comprobable.

En ese mismo sentido de ayudas conservadoras a ciertos anheles liberales hallamos que existe incluso en prensa la necesidad de informar que ya el conservatismo había sido muy bueno permitiendo según se lee ‘la mayor parte’ de las reformas ambicionadas por el liberalismo, puesto que estas habían sido elevadas incluso a la categoría de preceptos constitucionales, con el voto de los conservadores de la asamblea. Añadiendo además que las ‘pocas’ que no habían llegado a buen puerto eran porque exigían al partido conservador el último sacrificio, es decir su existencia misma.[43] Es decir, se decía en prensa que el conservatismo ya había sido demasiado tolerante y la ciudadanía podía notarlo. Ahora tanta permisividad podría ser peligrosa y poco conveniente para sus intereses, pero no dejarían de ‘ayudar’ como buenos católicos, en determinadas situaciones que no considerasen nocivas para su colectividad.

Situándonos en 1910 (fecha exacta 1 de Octubre) la prensa cartagenera publicaba una nota titulada “Información política” firmada por “Los Principios” en la que se instiga a conservadores (tanto nacionales como históricos) a unirse en pro de vencer al liberalismo con el propósito de ‘conservar y perfeccionar la constitución cristiana de la sociedad colombiana’. El alegato eclesiástico nutria las hojas de los rotativos locales en las que se mencionaba que de nada les servía a los conservadores ser mayoría si permanecían divididos.[44] De hecho ya no era extraño leer entre las páginas de los más destacados medios impresos editoriales que llamaban al conservatismo a florecer. Se hablaba públicamente de los problemas de los azules y como algunos ahondaban en el mal practicar católico, puesto que algunos de sus integrantes que a golpe de pecho se hacían llamar católicos faltaban a muchas consignas de la iglesia. En una nota política titulada “¡Oh Católicos!” se argumentaba que incluso aun por encima de la enemistad liberal, el mayor enemigo conservador eran los mismos copartidarios que no cumplían a celeridad y rectitud con premisas devotas. Entre las faltas se mencionan entre otras: el no amar al prójimo como así mismo, el no ser humildes y el no practicar la caridad sin ufanarse de ello. Llevados al plano político se agrega también el peligro inminente de la Unión Republicana para los conservadores reales, ósea, los más practicantes de la fe.[45][46] Finalmente con la llegada de Restrepo al poder, llega el legalismo a un nivel elevado. Con ello la oposición de sectores clericales se empezó a notar. Aunque conservador, Restrepo se empeñó en la defensa de varios ideales liberales, especialmente de la libertad de prensa, cosa no bien vista por las fuerzas que le rodeaban. Su discurso es concebido por  Mauricio Archila como “noble en intenciones, pero escaso en realidades”. Añade “Sin embargo, justo es reconocer que Restrepo se empeñó en restablecer las relaciones con los Estados Unidos, poniendo de presente los intereses nacionales.”[47] En el Porvenir de Cartagena se leía “El gobierno del señor Restrepo no permitirá que haya fraude de ninguna clase, pues ha dicho que si figuró como hombre de partido hasta el día de su elección, hoy no se considera ligado con ninguno, sino jefe de todos los colombianos”.[48]

Apenas corría 1911 cuando a Restrepo llegaban ecos de la oposición que aseguraba que debido a su forma de gobernar y por estar en su contra la costa norte buscaba separarse del país. Al correrse la voz desde Cartagena, Atenógenes Blanco, un líder republicano local, envió telegrama al presidente informando que había caminado Cartagena y el Magdalena y en ningún lado había hallado intenciones separatistas, todo era según sus palabras una farsa de los opositores con el fin de desestabilizar la unidad. La prensa local publicó la nota que logró connotaciones nacionales. De hecho el telegrama fue respondido por el propio presidente y se publicó en periódicos nacionales. En su respuesta agradecía la labor que Blanco hacia desde Cartagena y por enviar noticias que demostraban el apoyo del pueblo costeño a los intereses republicanos.[49]


A Restrepo se le reconoce lograr el 6 de Abril de 1914 la firma del tratado  Urrutia-Thomson en el que el gobierno estadounidense aceptaba el perjuicio causado a Colombia por la separación de Panamá y por ende prometía otorgar 25 millones de dólares como indemnización.[50] Pese a la firma el congreso norteamericano no ratificó el convenio de inmediato, por lo que empezó un tiempo de espera.[51] (De anotar aquí el precedente hecho por Reyes como presidente anterior en el que ya se sentaba el precedente sobre la indemnización, lo que hizo Restrepo es dar un paso más para solidificar esta tarea que ya empezaba a ser vox pópuli nacional).

El 7 de Agosto de 1914 José Vicente Concha asume como presidente del país, otro conservador más, que se había presentado en 1910 a elecciones pero había sido derrotado por Restrepo.[52] Venia de ser embajador en Estados Unidos y moriría siéndolo en Italia, era un político erudito y experimentado que llega a la presidencia con el favor del partido liberal liderado en ese entonces por Rafael Uribe Uribe. De hecho una carta con fecha de Octubre 12 de 1913 se publicaba el 12 de Diciembre de ese mismo año en prensa y dirigida al Presidente de la dirección nacional del partido liberal se hizo notar. En Bolívar se leyó en El Porvenir, en esta dice: “Honorifica es para nosotros la ocasión en que nos dirigimos a la dirección del partido para manifestarle que aceptamos la patriótica invitación que hace a los liberales de apoyar la candidatura del doctor José Vicente Concha para la presidencia de la república”.  La carta estaba firmada por los liberales: Alejandro Plata, José María Rivera, Luis F. González, Esteban H. Plata J., Joaquín Moreno S, Luis A. Cuervo R., Pioquinto Plata M., Vicente Rincón, José María González J. y Antonio Zarru.[53] De manera que triunfo de Concha es una muestra clara que pese a encontrarnos en plena hegemonía aún era necesarios ápices de ayuda liberal sin que esta permeara en lineamientos fundacionales del conservatismo. Pero pasar la delgada línea entre lo permitido y lo que no, se convirtió en un asunto peliagudo y bastante problemático. Desafiaba un candidato conservador a su partido si llegaba al poder con la ayuda de liberales? Para muchos conservadores la respuesta era afirmativa. Pero también hay que ver si esto no era una estrategia para contentar a ciertos partidarios liberales moderados y otros no tanto con el fin de que el partido conservador se mantuviese en la presidencia. A Concha se le recuerda especialmente por mantener al país neutral en la Primera Guerra Mundial, hecho que hasta hoy es elogiado y por nombrar a un clérigo Ministro de instrucción pública, el beneficiado fue Monseñor Carlos Córtes. Previamente ya Miguel Antonio Caro en 1984 había elegido para ese mismo cargo al también monseñor Rafael María Carrasquilla. El sentir católico de Concha y su sentir de que la filosofía católica se propulsase en todo el país fue movido por la preocupación de que el pueblo no se alejase de las buenas costumbres. Tal era su fervor que su hijo Luis Concha Córdoba ingresó a la vida religiosa llegando a ser cardenal.

Siguiendo con el ideario colectivo conservador durante su poderío hallamos también las restricciones hacia comunidades indígenas en altas esferas de poder, por verlos como causal de discordia. El indígena era siempre un ser ávido de recibir instrucción religiosa y evangelización, puesto que fuera de la veneración al dios judeo-cristiano podría ser una amenaza. Se necesitaba seguir sometiéndoles y la cristianización era la mejor herramienta. Todos esos miedos aparentes de los conservadores poderosos se personificaron en 1914 en Quintín Lame[54], estadista y político indígena que lideraba un movimiento de reivindicación de los derechos de los pueblos indígenas en Colombia.[55] Por el simple hecho de defender sus creencias fue acusado de querer construir una república indígena y por esto fue arrestado el 9 de mayo de 1915, permanecería en prisión con varios de sus seguidores por cuatro años. Luego de su encarcelamiento se consagró a escribir y sus luchas tendrían fruto hasta 1938 con el decreto que restituyó los resguardos de Ortega y Chaparral.[56]

El 20 de Noviembre de 1915 publicaba en Bogotá Hernando Holguín y Caro una carta dirigida a Marco Fidel Suárez y José M. González Valencia (ambos estaban en la dirección del partido conservador para entonces) que se replicó en prensa nacional en la que con el título de “La Unión conservadora” llamaba a la reunificación de los azules en al país en pro de contrarrestar la amenaza de los adversarios.[57] A su ver era necesario que el presidente al mando mostrase su ‘sentimiento de lealtad hacia los elementos conservadores que le llevaron al poder’.[58] Es evidente el temor conservador permanente ante la latente hibridación de cada sujeto presidencial que al llegar al más alto cargo del país y en aras de mostrarse ‘presidente de todos’,  matizara su discurso siendo más dócil con los rojos. Es decir ese elemento dúctil presidencial lo consideraban infiel a sus preceptos, pues querían un líder rígido, amante del conservatismo en su totalidad y que no les ‘traicionase’ permitiendo la entrada de liberales a su gabinete.

En 1916, más exactamente el 11 de septiembre el arzobispo Bernardo Herrera Restrepo funda el Instituto San Bernardo De La Salle. Su mención en este punto es especial debido a que dentro del partido conservador el arzobispo era toda una eminencia con autoridad en todas las áreas del estado. Su palabra era escuchada, aplicada y propulsada por los hegemónicos. El arzobispo era teólogo y filósofo de la Sapienza-Università di Roma por ende no solo gozaba de prestigio sino además de poder.[59] De hecho era ya Presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia al fundar el instituto, desde 1908, y lo seria hasta su muerte en 1928. También Arzobispo Primado de Colombia hasta 1918. Bernardo Herrera Restrepo era entonces la autoridad eclesiástica más importante de Colombia en plena hegemonía de los conservadores.[60]

Con todo el apoyo de            Concha a los intereses de la iglesia culmina su periodo. En sus propias palabras, dadas al escritor Fernando de la Vega sobre su visión personal sobre su gobierno afirma: "No lastimé el derecho de ninguna persona ni de ningún partido; observé neutralidad absoluta en los debates eleccionarios, como quizá ninguno en Colombia; mantuve relaciones decentes con todos los pueblos del mundo; no comprometí a la República en ninguna empresa riesgosa para su salud o su honor, y devolví el patrimonio moral intacto...” . Y añadió: "A mí no se me podría juzgar nunca por los ladrillos nuevos que puse, sino por las ruinas tremendas que evité".[61]


En 1917 se publica uno de los elementos discursivos azules más importantes en estas tierras, el Manifiesto del Directorio Conservador de Bolívar. En este además de explicarse consignas partidarias claves, se habla de la seria amenaza en la que se había convertido la Unión Republicana, luego de lograr su objetivo, a la paz y estabilidad de las instituciones conservadoras del país. Se habla del contrapeso que significó la Unión Conservadora como una necesidad ‘vivamente sentida’ y que se crea entre otras para contrarrestar el mal del republicanismo. Se menciona también el favor de la divina providencia a los designios conservadores que para 1917 y según este manifiesto estaba más unido pero siempre  buscando más adeptos. En este momento vemos también una llamativa forma de crear más adeptos, pues se invita a los conservadores a ser empáticos y buscando nuevas amistades, guiar a estas a las filas conservadoras, tal como el apóstol que evangeliza, enamorándolos del conservatismo y entusiasmándoles constantemente por serlo, se induce además a contarlos y a aumentar su cantidad. El manifiesto agradece la labor salvadora de Suárez y Concha a favor de lo que consideran verdadero patriotismo. Este texto se publica en vísperas de evento electoral y por ende el sufragio por el conservatismo prioriza su ejecución y distribución. Este es especialmente particular por los temas que aborda y por como reconoce la necesidad de seguir en el poder no permitiendo injerencia ajena a sus intereses fundacionales. La forma en la que cierra el manifiesto es también especial, alude al concepto de pureza y justicia como ideales conservadores que contribuyen a su triunfo en cada momento y espacio de votaciones.[62]

Consecuentemente dos días después del manifiesto se publica una editorial especial en nota agrandada (un tamaño extremadamente grande y para nada cotidiano) en el que se consigna “Primera adhesión de la juventud conservadora de Cartagena a la candidata del señor Suárez” esta nota entusiasta fue firmada por un amplio grupo de copartidarios azules, cuyos nombres se anexaron en la misma nota. Solamente los nombres ocupaban casi una columna completa del periódico.[63] Finalmente sabemos que Marco Fidel Suárez ganó y es benemérito mencionar el apoyo del conservatismo cartagenero y bolivarense a su postulación. Paralelamente el mismo día en que se muestra la adhesión se publica también una nota respecto a la convención nacional del Partido Liberal en la que se decreta por unanimidad de votos la adopción para el partido de una política propia y autonómica, sin nexos ni vinculaciones con las fracciones conservadoras.[64] Dos días después los conservadores de Turbaco hacen lo mismo y publican su adhesión a la candidatura de Sánchez, al igual que en el caso de Cartagena firman un gran número de conservadores del municipio y se publica en prensa departamental.[65]

Llega 1918 y con el Marco Fidel Suárez al poder. La mayoría conservadora del congreso lanzó su candidatura a la presidencia, de forma complementaria se da una manifestación pública como respaldo a esta moción, al aceptar el elogiado pronuncia una frase que ha pasado a la posteridad: «El suelo de Colombia es estéril para la simiente de la arbitrariedad».[66] Pareciera que iniciaba un gobierno que por fin alegraba a una gran mayoría conservadora, pero que terminaría por renuncia en 1921 y no en los mejores términos. Suárez funda en Barranquilla SCADTA (Sociedad Colombo Alemana de Transporte Aéreo) la primera aerolínea de América y la segunda del mundo. Crea la Cruz de Boyacá, que hasta nuestros días es la máxima condecoración del gobierno de Colombia. Durante su mandato fallece en  Pittsburgh su hijo Gabriel Suárez Orrantia, a los 19 años. Había llegado a los Estados Unidos dos años antes para estudiar ingeniería eléctrica y fue víctima de la gripe española. La noticia caería fuertemente en el ánimo del presidente y era constante su tristeza y menciones a este hecho en años futuros. El 27 de noviembre sancionó la ley 58 de 1918 que creó el impuesto sobre la renta, marcando un precedente en el ordenamiento fiscal del país.

A finales de 1920 estalla una crisis económica en el país que venía paulatinamente creciendo. El 1 de diciembre se reunió en Palacio una junta de los ministros de Hacienda, del Tesoro y 19 gerentes de bancos nacionales y extranjeros, para estudiar las medidas tendientes a conjurarla; el peor momento de la crisis había sido en el octubre, cuando se cotizó el café entre 10 y 11 centavos la libra, y el dólar se pagó al 130%.[67] La preocupación se acentuaba al tener en cuenta la cercanía de nuevas elecciones. No había con que pagar salarios de empleados, policías, ejercito, maestros o jueces. No se podían sostener las cárceles, los hospitales o los lazaretos. El 26 de octubre el representante Laureano Gómez había acusado de indignidad al presidente Suárez en la Cámara de Representantes, por la venta de sus sueldos. El 27 de octubre se presentó ante la Cámara a contestar los cargos. Los conservadores ya habían anunciado candidato, se trataba de Pedro Nel Ospina, que finalmente lograría la presidencia. El 4 de noviembre se levantó un acta en que se fijaban las condiciones para que el presidente se retirara. Fue firmada por este, Aristóbulo Archila, Laureano García Ortiz, Esteban Jaramillo, Pedro. J. Berrío y Nemesio Camacho.

En la biografía oficial de Marco Fidel Suárez publicada por el Banco de la República hallamos que: En la reunión se consideraron las bases para un convenio político para arreglar las relaciones entre el parlamento y el gobierno y los problemas relativos a la firma del tratado que ya había sido aprobado en los Estados Unidos. Marco Fidel Suárez había dado su palabra a ese gobierno de hacer todo lo que estuviera en su poder para que el tratado fuera aprobado en Colombia y, si era necesaria su renuncia para que la aprobación se llevara a cabo, él estaba dispuesto a separarse del poder. Pero con la exigencia expresa de que no debían cesar ni interrumpirse los actos parlamentarios que constituían el principio de la acusación promovida contra él. (…) La verdadera cuestión que se debatía era la firma del tratado con los Estados Unidos, pues era bien sabido que el gobierno que obtuviera los veinticinco millones de dólares de la indemnización, lograría sacar adelante al país. El día 9 de noviembre de 1921, Suárez envió al presidente del Senado una nota en la que le avisaba su separación de la presidencia.[68] Finalmente al dejar el poder Súarez terminarían la hegemonía conservadora Pedro Nel Ospina (1922-1926) y Miguel Abadía Méndez (1926-1930). Esos últimos años de la hegemonía bien vale la pena estudiar más a fondo para entender en mejor manera las dinámicas que ya se gestaban en aspectos tan puntuales como la danza de los millones. La cifra fue de 25 millones y para un país pobre como Colombia significa una cifra para nada despreciable y que se suponía debía ser usada eficazmente en necesidades de la nación.





[1] El Porvenir. Cartagena. Diciembre 4, 1909.
[2] El Porvenir. Cartagena, Agosto 19, 1897.
[3] El Porvenir. Cartagena, Agosto 21, 1892.
[4] Como ejemplo hay un discurso del papa publicado en Cartagena en donde expresa la preocupación por el presente y futuro de la iglesia. Ver: El Porvenir. Cartagena. Enero 31, 1892.
[5] El Porvenir. Cartagena. Mayo 4, 1902.
[6] Jorge Orlando Melo “Del federalismo a la constitución de 1886” en Nueva Historia de Colombia vol. 1 Historia política 1886-1946, Bogotá, Planeta, 1989. Pág. 18-20.
[7] Milton Puentes “Historia del Partido Liberal Colombiano” Bogotá, editorial PRAG, 1942, pág. 439
[8] Gerardo Molina “Las ideas liberales en Colombia 1849-1914” Bogotá. Tercer Mundo Editores 1979
[9] El Porvenir. Cartagena Agosto 6, 1893.
[10] El Porvenir, Cartagena Febrero 6, 1901.
[11] El Porvenir. Cartagena Febrero 7, 1892.
[12] El Porvenir. Cartagena Octubre 8, 1895.
[13] El Porvenir. Cartagena. Marzo 29, 1901.
[14] El Porvenir. Cartagena Octubre 9, 1901.
[15] La nota continua y reza:
¿Habrá patriotismo en sostener una guerra desastrosa, después de sufrir mil derrotas; y sostenerla por medio de cuadrillas de malhechores, que siembran inseguridad y el terror a causa de los asesinatos, incendios y saqueos, donde no hay quien les haga resistencia?
Será patriotismo insultar, desacreditar y perseguir al clero y a las corporaciones religiosas inofensivas que sólo procuran el bienestar delos colombianos?  Será patriotismo incautarse los bienes de las iglesias y de los conventos, como lo hicieron loe liberales en 1862? Podrán ser patriotas los que profanan templos e imágenes sagradas, como lo hicieron en Granalote, en los pueblos de Bolívar y en Silvia las turbas liberales?
Habrá patriotismo en apoderarse, como lo hizo Uribe U., de los $60,000, que en plata tenia colectados en Santander un venerable sacerdote salesiano para levantar un gran lazareto y recoger los infelices enfermos que hoy mueren de hambre y desamparados?.. Es propio de patriotas arruinar al comercio de su país incendiando pueblos después de saquearlos, como lo hicieron los piratas que asaltaron el pueblo de San José y los que atacaron a Honda, Girardot y Chaparral? Habrá patriotismo en ir a las Naciones vecinas a mendigar favores para levantar tropas e invadir el suelo de la Patria con gentes advenedizas que sólo aspiran al saqueo? Favores que tendrían que pagar muy caro si la suerte loe favoreciera, entregando por una parte a Nicaragua el territorio Mosquitia; a Venezuela, por otra, lo que el laudo español reconoció como de Colombia; y al Ecuador las provincias del Sur del Cauca…  Oh No! El verdadero nombre de todo eso es TRAICIÓN! delito que el Código penal de todas las naciones civilizadas castiga son el último suplicio! y hubo algunas que llevaron su rigor hasta incinerar el cuerpo del traidor para arrojar al aire las cenizas, considerando que el suelo de la Patria no debla tolerar su cadáver! No! jamás será eso patriotismo; porque el “verdadero patriota es eminentemente religioso y moral; en las diferencias interiores de la Patria busca y prefiere siempre la discusión, el orden y la paz a los trastornos revolucionarios; el que, en las cuestiones exteriores excitadas contra la integridad e independencia de su Patria, se transforma de cordero en león, para sostenerla.." Hoy el liberalismo colombiano, desengañado de su impotencia, lleno de ira y desesperación, busca con insistencia, no sólo a los descamisados y vagabundos que han huido derrotados, sino que se proporciona aliados en los gobiernos extraños con quienes pacta una vergonzosa guerra que venga a acabar de sumirnos en la desdicha!
[16] Ibíd
[17] «La hegemonía conservadora». http://bibliotecanacional.gov.co/es-co/proyectos-digitales/historia-de-colombia/libro/capitulo9.html (Consultado el 20 Enero 2017)
[18] Ibíd
[19] Juan de Dios Uribe. Obras completas. Medellín. Ediciones Académicas, 1965. Pág. 136
En una carta enviada al periódico La Palabra un 19 de Marzo de 1888 Juan de Dios decía:
Permítame que diga que en Colombia reina un despotismo sombrío, nunca superado desde la fundación de la República, y que denuncie al país este nuevo escándalo, este nuevo ultraje al derecho. Luz mortecina es la de estos tiempos en nuestra Patria, y no se ve el clarear de ninguna aurora, porque hay una declinación general del carácter, y el mal se abona, como los bosques, con lo mismo que bota, que se pudre y que fermenta. Quiero decir adiós, además, por su conducto, a los lectores de El Correo Liberal y decirles que en cualquier parte del mundo a donde la ola me lleve, -tranquila o airada-, mi pensamiento estará con ellos y mi esfuerzo tenaz se hará sentir, aunque modesto, por el triunfo de las ideas radicales, que son las únicas poderosas para incorporar de su atonía a este moribundo que se llama Colombia.
Soy del Sr. Redactor, un servidor y amigo, Juan de D. Uribe.
[20] Shirley Pérez Robles. “Inmorales, injuriosos y subversivos: las letras durante la Hegemonía Conservadora 1886-1930”  En Revista Historia y Sociedad No 26. Enero-Junio de 2014. Pp.181-208 Medellín, Colombia.
[21] Reportados por El Diario Oficial
[22] El Porvenir. Cartagena Octubre 6, 1901.
[23] Hay que decir de esta consigna que se replicó en Cartagena fue redactado originalmente para “El Noticioso” de Cali.
[24] El Porvenir. Cartagena Octubre 6, 1901.
[25] Mauricio Archila, “Colombia 1900-1930: la búsqueda de la modernización” en  Las Mujeres en la historia de Colombia, tomo 2. Mujeres y Sociedad. Magdala Velasquez Toro (comp.) Editorial Norma. Consejería Presidencial para la Política Social, 1995, pág. 326
[26] Alberto Mayor, "Historia de la industria colombiana 1886-1930", en Nueva historia de Colombia, vol. v, Bogotá, Planeta 1989, págs. 318-323
[27] Luis Ospina Vásquez, Industria y protección, 1830- 1930, Medellín, E.S.E. 1955, pág. 324
[28] El Porvenir, Cartagena. 1 de Diciembre de 1909.
[29] «Rafael Reyes». http://www.banrepcultural.org/biblioteca-virtual/credencial-historia/numero-109/rafael-reyes (Consultado el 20 Enero 2017)
[30] James D. Henderson. La modernización en Colombia: los años de Laureano Gómez, 1889-1965 cap.La modernización en Colombia. Editorial Universidad de Antioquia. Medellín 2006.
[31] «Rafael Reyes». https://www.semana.com/especiales/articulo/rafael-reyes/37565-3 (Consultado el 20 Enero 2017)
[32] Mario H. Perico Ramírez. Reyes, de cauchero a dictador. Universidad Pedagógica y Tecnológica. Tunja, 1974
[33] Eduardo Lemaitre. Rafael Reyes. Biografía de un gran colombiano. 4a ed. Banco de la República. Bogotá, 1981.
[34] «El quinquenio de la modernización». http://www.banrepcultural.org/biblioteca-virtual/credencial-historia/numero-175/el-quinquenio-de-la-modernizacion (Consultado el 21 Enero 2017)
[35] «Rafel Reyes Prieto 1849-1921». http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-880823 (Consultado el 21 Enero 2017)
[36] Reyes relata su atentado. “11a. m. a 12 m. En marcha hacia Palacio a buscar allí a mis hijas para el paseo diario a Chapinero a esta hora; no pudo acompañarme sino mi hija Sofía. Al subir al coche, que es un landeaux, y que estaba cerrado, le propuse abrirlo todo y no aceptó sino que se abriera solo la parte de adelante, por temor de que pudiera resfriarme. Le agradecí esta delicadeza, porque ella se marea en coche cerrado. Al pasar por la esquina de San Carlos, encontramos allí a Clímaco Calderón, a quien invité al paseo a Chapinero, y al ir a subir al coche, alcanzó a ver al señor Manuel de Freire, con quien tenía una cita, y por esta razón se excusó de acompañarnos. Seguimos por la Plaza de Bolívar, calle de Florián, calle de Santo Domingo, Calle Real y Camellón de las Nieves. Al pasar por delante de la Iglesia de ese nombre, levanté mi sombrero para saludar al Santísimo y, como de costumbre, hice una corta oración mental. Al pasar por la esquina sur del parque de San Diego, vi tres jinetes de aspecto sospechoso que se miraron entre sí al vernos, y tuve el presentimiento de que eran tres asesinos. Pensé parar el coche para interrogarlos, pero consideré que ese habría sido el medio de asegurar el que me mataran, y resolví seguir adelante.

Al llegar al punto de Barro Colorado, frente a la quinta de La Magdalena, ordené al cochero que regresara porque eran ya las once y media a. m., y así lo hizo; y cuando había volteado el coche, vi que uno de los jinetes que estaban en el parque de San Diego, y que habían seguido sigilosamente detrás del coche, se adelantó a detener los caballos al mismo tiempo que sus dos compañeros, uno por el lado izquierdo, y el otro por detrás, disparaban sus revólveres sobre mí. Ordené al cochero, Bernardino Vargas, hombre de serenidad, que fueteara los caballos y atropellara al asesino, y al mismo tiempo ordené al capitán Faustino Pomar, quien se portó con serenidad y valor, que disparara su revólver sobre los dos asesinos que me atacaban. El cochero Vargas atropelló al asesino que quiso detenerlo. Este se hizo a un lado y se dirigió por el lado derecho del coche y disparó cinco tiros de revolver sobre mi pecho, y el que estaba atrás uno sobre mi cabeza.; el capitán Pomar disparó todos los tiros de su revolver sobre los tres asesinos, que huyeron despavoridos. Mi hija Sofía se portó con gran serenidad, y repetidas veces grito a los malhechores: ¡asesinos! ¡cobardes! ¡asesinos! ¡demonios!. La escena duraría tres minutos.

Temí que mi hija estuviera herida, porque los ocho tiros de revolver disparados sobre mí, eran también disparados sobre ella, porque estaba a mi lado y el coche se movía. La examiné al mismo tiempo que ella con gran valor me examinaba a mí; el ala de su sombrero y el boa que lleva al cuello estaban atravesados por las balas en varios puntos, lo mismo que el landeaux; en mi vestido no dejaron rastro alguno, y con mi hija dijimos: Dios nos ha salvado”.
(Fragmentos del Diario del Presidente Reyes, correspondiente al día 10 de febrero de 1906)
[37] Mario H. Perico Ramírez. Reyes, de cauchero a dictador. Universidad Pedagógica y Tecnológica. Tunja, 1974
[38] «El tiempo toda una historia». http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-634534 (Consultado el 20 Enero 2017)
[39] El Porvenir. Cartagena. Septiembre 15, 1910.
[40] El Porvenir. Cartagena. Septiembre 17, 1910.
[41] El Porvenir. Cartagena. Septiembre 20, 1910.
[42] El Porvenir. Cartagena. Septiembre 25, 1910.
[43] El Porvenir. Cartagena. Septiembre 25, 1910.
[44] El Porvenir. Cartagena Octubre 1, 1910.
[45] El Porvenir. Cartagena. Diciembre 24, 1910.
[46] De hecho hay una nota en prensas que va más allá y analiza a la unión como un peligro para la tradición liberal al igual que para la conservadora. Ver: El Porvenir. Cartagena. Noviembre 30, 1909.
[47] Mauricio Archila, “Colombia 1900-1930: la búsqueda de la modernización” en  Las Mujeres en la historia de Colombia, tomo 2. Mujeres y Sociedad. Magdala Velasquez Toro (comp.) Editorial Norma. Consejería Presidencial para la Política Social, 1995, pág. 331
[48] El Porvenir. Cartagena. Septiembre 1, 1910.
[49] El Porvenir. Cartagena. Diciembre 19, 1911.
[50] «El tratado Urrutia - Thomson». http://www.banrepcultural.org/biblioteca-virtual/credencial-historia/numero-165/el-tratado-urrutia-thomson (Consultado el 20 Enero 2017)
[51] Teresa Morales de Gomez. Tratado Urrutia-Thomson. Boletín de historia y antigüedades, 2003, vol. 90, no 823, págs. 737-752.
[52] «José Vicente Concha». http://enciclopedia.banrepcultural.org/index.php/Jose_Vicente_Concha (Consultado el 20 Enero 2017)
[53] El Porvenir. Cartagena. Diciembre 12, 1913.
[54] Quintín fue hijo de Mariano Lame y Dolores Chantre (ambos de origen nasa, pueblo indígena del Cauca). En la guerra de 1885, su hermana Licenia, muda, fue violada. En la Guerra de los Mil Días, su hermano Feliciano fue mutilado. En 1901 fue enrolado por el ejército conservador y marchó a Panamá, donde valoró como justa la lucha indígena del rebelde Victoriano Lorenzo, que supuestamente era su enemigo. De regreso se casó con Belinda León y comenzó un movimiento indigenista. En 1910 fue elegido representante y defensor de los cabildos indígenas del Cauca y luego viajó a Bogotá a estudiar las cédulas reales de los resguardos y se presentó en el Congreso. Su movimiento que inició en el Cauca en 1914 quiso extenderse al Huila, Tolima y Valle. En 1924 redactó su libro «El pensamiento del indio que se educó en las selvas colombianas».
[55] Diego Castrillón Arboleda. El indio Quintín Lame. Tercer Mundo, 1973.
[56] Ibíd
[57] Previamente esta consigna se venía gestando, pues en 1910 ya había una nota similar en prensa en la que con firmeza se hablaba de una reunificación conservadora. Ver: El Porvenir. Cartagena. Septiembre 22, 1910.
[58] El Porvenir. Cartagena. Diciembre 4, 1915.
[59] Martha Isabel Márquez Villamil. "Monseñor Bernardo Herrera Restrepo en la vida política colombiana." Universidad de la sabana. Bogotá 1986
[60] «Archbishop Bernardo Herrera Restrepo †» (en inglés). Catholic Hierarchy. http://www.catholic-hierarchy.org/bishop/bheres.html (Consultado el 25 de Enero 2017).
[61] «José Vicente Concha». http://enciclopedia.banrepcultural.org/index.php/Jose_Vicente_Concha (Consultado el 20 Enero 2017)
[62] El Porvenir. Cartagena. Noviembre 26, 1917.
[63] El Porvenir. Cartagena. Noviembre 28, 1917.
[64] Ibíd.
[65] El Porvenir. Cartagena. Noviembre 30, 1917.
[66] «Marco Fidel Suárez». http://enciclopedia.banrepcultural.org/index.php/Jose_Vicente_Concha (Consultado el 20 Enero 2017)
[67] Ibíd
[68] Ibíd