La tercera parte de una sección de siete ha llegado. Aquí vemos curiosas incidencias reales entre liberales y conservadores en Colombia en plena disputa por el poder. Las fuentes pueden ser comprobadas y los detalles se hallan al final. Si te perdiste las dos primeras partes da clic aquí y aquí. Comencemos...
Las cortas historias de hoy tocan el tema de la paz y la forma como se concebía a las mujeres que se inmiscuían en el partido liberal en 1902. Precisamente son las dos primeras incidencias que suceden en el siglo XX, al ser todas las cuatro anteriores del siglo XIX.
La conspiración por la paz
“La Opinión” de Bogotá publicaba documentos que probarían la existencia de una conspiración para que Manuel Antonio Sanclemente, presidente del país de 1898 a 1900, tomara el mando y la connivencia en este gobierno de un grupo ‘pseudo-conservador’ que después se empeñó en derribarlo. Entre los documentos publicados se hallan dos memoriales enviados al vicepresidente de Sanclemente, José Manuel Marroquín, por filiales del conservatismo y por miembros del partido liberal en las que se instaba a este a tomar al poder ante la aparente falta de criterio del Presidente. En resumidas cuentas de un sector que llevó al poder a Sanclemente hubo una arista que se empeñó en derribarlo. Finalmente Marroquín toma el poder luego de que Sanclemente es forzado a dimitir. La nota de la conspiración rodó por diversos medios y al caribe llego por rotativos locales. Es usual que se tenga incluso registrada como una de esas historias llamativas de los estrategas políticos en este país en el Siglo XIX.
Las venenosas: El Liberalismo en la mujer
Era 1902 y a Cartagena llegaban noticias de Bogotá en las que bajo el título “El liberalismo en la mujer” se daba a entender del peligro que suponía que esta ideología llegase a las féminas. Se mencionaba un caso particular de dos mujeres que habían dado un remedio al sargento Jesús Rodríguez quien se aquejaba de un dolor de cabeza. Las mujeres le ofrecieron una droga polvorosa diciéndole que era quinina. El incauto tomó la sustancia y en minutos se quejaba de dolores agudísimos de estómago y tenía vómitos. Enterado de esto el coronel J. Salvador Abad y sospechando que había sido envenenado su sargento, rondó las casas de las dos citadas y encontró cuatro frascos con drogas. Hizo examinar con un reconocido doctor local, el Dr. Maecha, el frasco donde le dieron la dosis y resultó ser solimán, un tóxico veneno. Al comprobarlo, el general pone a las mujeres a disposición de la autoridad civil para su juzgamiento y publica sus nombres: Carmen Camacho y Lastenia Rodríguez, resaltando además que ambas son liberales y representan un peligro inminente del liberalismo en las féminas. El mismo coronel se encarga de enviar telegramas a los diversos medios del país y por ellos es que conocemos hoy esta noticia.
Fuentes:
[1] El
Porvenir. Cartagena. Octubre 23, 1901.
[2] El
Porvenir. Cartagena. Abril 28, 1902.
Sección de Microfilms | Archivo histórico Banco de la República | Plaza de Bolívar, cerca al Palacio de la Inquisición | Cartagena de Indias, Colombia