Durante algunos años ya entrados en la cercanía a los años 20, un medio local logró trascendencia en el discurso de los rojos. “El Liberal” como se hacía llamar el rotativo fue un espacio abierto al debate y a las consignas liberales en todo esplendor. Desde esta plataforma se publicarían manifiestos del partido, quejas, defensas, invitaciones a convenciones y la opinión liberal respecto a diversos temas de actualidad. Rotativos como este, serían la escenificación de un liberalismo que no se daba por vencido y seguía dispuesto a hacer frente desde todos los sectores posibles para contrarrestar al conservatismo y calar en el gusto y aceptación de la gente.
Llama especialmente la atención el uso de conceptos
y consignas en este periódico que distaban con otros tradicionales como “El
Porvenir”. El ejemplo más claro se comprobaba en las fechas históricas como el
11 de Noviembre. La forma en la que se abordaba este día se teñía de un tinte
político en ocasiones más fuertes en uno que en el otro, pero en ambos se
abogaba por la defensa de intereses patrios. Para “El Liberal” este día
glorioso para Cartagena era evidencia del logro del pueblo.
La poesía fue una estrategia bastante interesante
que el liberalismo hacia eficientemente y publicaba en su prensa. De hecho un
texto titulado “A la juventud liberal” fungía como estandarte a las nuevas
generaciones de las convicciones del partido y la importancia de su
permanencia. Entre sus apartes se menciona que el color rojo es vida como la
sangre que corre por las venas, así mismo se hacía alusión a la bendición de
ser liberal, al triunfo y a aborrecer las cadenas. A la juventud liberal se le
decía:
No
importa que las zarzas del sendero
Hieran
tus plantas, siempre vas altiva;
Llevando
el honor por escudero,
Ni
siente tu corazón de guerrero
que
un déspota le arroje su saliva.
Ni
te importa el abismo; con destreza
por
los senderos del mañana escalas;
eres
ave, y no alcanza la impureza
del
lodazal, a ti que con nobleza
vas
manejando el remo de tus alas.
Eres
porta estandarte del Progreso,
Y
honrosa pregonera de la Historia;
si
hay Judas que te estorban con su beso,
no
importa, va a tu numen siempre ileso,
hacia
los horizontes de la gloria![1]
Este poema escrito por el liberal Eduardo García
Azula se replicó por todos los rotativos liberales del país y se leyó por vez
primera en el periódico “Boyacá Liberal”. En el caso de Bolívar su presencia en
“El Liberal” se hizo notar.
Siguiendo estos mismos ideales a favor de su Partido
no era sorpresa encontrarse con notas editoriales tituladas “Frente al
Problema” en las que se exaltaba al liberalismo como ‘el trabajador más leal y
entusiasta en la obra de la grandeza y la prosperidad de la república”. Se anunciaba un problema e inmediatamente la
postura liberal frente al hecho. Se promocionaban además ahora como defensores
de la paz en el país. Para 1919 este medio advertía de las pocas garantías que
pese a todo seguían existiendo para el liberalismo en general y como incluso su
ciudadanía estaba comprometida cuando en el discurso se les mencionaba en otra
tipificación respecto a con los conservadores.[2]
Criticaban que a nivel internacional y bajo el poder del Banco Mercantil
Americano se les tratase como hostiles y por estar en contra del gobierno ser
incompatibles con los designios del banco. Bajo esta premisa el liberalismo
exigía tanto al Banco Mercantil como al gobierno colombiano que no se les
discriminase y en cumplimiento de la legislación se les reconocieran sus
derechos en igualdad de posiciones.
Para Octubre de 1919 en el ya mencionado medio se
promulgaba la caída de la regeneración e incentivaba el sentirse orgullosos de
ser liberales. Eran más usuales las quejas públicas y criticas al conservatismo
y por ende al gobierno, de hecho había páginas completas dedicadas a sátiras
contra las decisiones de índole nacional y local tomadas por los dirigentes
azules. Incluso había por escrito protestas contra el presidente que se
publicaban en letra resaltada, es decir se daba una apropiación por el
liberalismo en el que se concebía que una forma de fortalecerse era captar
seguidores dando a conocer las falencias del partido en el poder y las
propuestas que había desde el sector liberal para enmendarlas. En su editorial
se leía “El conservatismo, encadenado a su pasado por instinto atávico, y el
Liberalismo influenciado sin cesar por la evolución, luchando por desplegar
libremente las alas y atravesar los siglos de un vuelo.”[3] La
llegada de 1920 se entendía como un nuevo momento, un nuevo periodo en el que
el liberalismo debía estar más unido y convencido que nunca antes en conseguir
su victoria. De hecho en Bolívar se organizaban curiosas reuniones del partido
que se titulaban en este medio como “La Unión del partido”[4] y
eran integraciones de copartidarios en la búsqueda de consolidar lazos de
unidad para vencer. Tan equivocados no estaban, aunque deberían esperar diez
años más para ello.
Precisamente en los últimos dos años de la década de
1910 ya con 1920 ad portas se decía en medios que había municipios bolivarenses
en los que se respiraba una paz especial y una tranquilidad prominente. En
prensa liberal se resaltaba el hecho de que aun por encima de distingos
partidaristas había poblaciones en las que sus ciudadanos trabajaban por el
bienestar común y progreso de su región. Ciertamente sabemos que estas visiones
tan positivas de localidades bolivarenses estaban cimentadas por la
administración pública de estas municipalidades en las que los liberales hacían
parte vinculante y eficiente del poder en las más altas esferas sin ser
contrarrestados por el conservatismo local. Esta reciprocidad y aparente
armonía bipartidista en determinados sitios se daba básicamente tanto por el
contexto regional como por la necesidad de sostener un crecimiento secuencial
de todos los aspectos del municipio como elemento de coerción social y
desarrollo económico. Como caso muy particular sobresale Sucre, municipio
bolivarense para la época.[5][6]Por
supuesto esta particularidad no fue general y se daba solo en determinados y
especiales casos.
1920 finalmente llega y con él manifiestos liberales
se hacían evidentes. A Cartagena llegaban manifiestos de liberales en zonas tan
lejanas como el Cauca, que se replicaban para que todo el país se enterase de
las problemáticas de sus copartidarios en diversas regiones. Se aludía a estar
atentos y expectantes de las decisiones gubernamentales y de todas las
dinámicas socioeconómicas a lo largo y ancho del país.[7]
El hecho de que existiesen ya algunas consignas con
tono positivo liberal en prensa no puede alejarnos de una realidad muy latente
y es que seguían existiendo desafíos y problemas como los de antaño e incluso
peores. Los liberales seguían siendo oposición y el conservatismo seguía
cohibiéndoles de acceso al poder en diversas esferas. Los contextos en los que
había coerción e integralidad eran contados y eran mirados con recelo por al
ala azul desde el espectro nacional. De hecho el manifiesto de Cauca del 10 de
Abril de 1920 nos sirve como una fuente maravillosa para reafirmar esto.[8]
Entre apartes se lee “La mayor parte de las causas de estancamiento y retroceso
que agobian la republica hace un tercio de siglo, y que durante este largo
periodo de tiempo ha venido combatiendo el liberalismo, subsisten aun; y subsisten
manifestadas hoy con más desfachatez si se quiere, por nuestros adversarios
tradicionales, debido a su afianzamiento en el poder que ellos sin duda juzgan
seguro y definitivo. La instrucción pública, base primordial del progreso de
las naciones continúa sistemáticamente organizada con fines sectarios y
partidaristas en exclusivo beneficio del régimen dominante. Los cuantiosos
caudales públicos, nacionales, departamentales y municipales siguen siendo
considerados como patrimonio del conservatismo y de sus colaboradores y
coparticipes que lo son el clero nacional y extranjero. El país continúa
pagando enormes e injustificables tributos a potestades extrañas. Abandonadas
permanecen aún nuestras grandes regiones.”[9]
El manifiesto es muy diciente y revela la queja
liberal nacional pero también muestra lo que a su ver eran problemáticas de
alto nivel. Pero como si a propósito fuese, en la página siguiente al problema
se exponía una nota titulada “No estamos solos” en las que se reiteraba en los
liberales un sentir de esperanza e ilusión. Se enfundaba en estos perspectivas
y visiones de un futuro gobierno liberal. Como ya he mencionado con
anterioridad este tipo de contenido se acrecentaba en la prensa roja.
Todo esto lleva a responder la pregunta que da título a este post y es que ciertamente no estaban vencidos y la consolidación
era solo un aspecto en rumbo de ser, mas no establecido.
[1]
El Liberal. Cartagena. Octubre 1, 1919.
[2]
El Liberal. Cartagena. Agosto 18, 1919.
[3]
El Liberal. Octubre 1, 1919.
[4]
Era usual que en este medio señalado y bajo ese título se firmaran además las
firmas de los liberales que invitaban a estos eventos tal cual al estilo de una
convención se tratase. Hay constancia de varias de estas reuniones localizadas
en la población de Chinú.
[5]
El Liberal. Cartagena. Octubre 7, 1919.
[6]
Sucre es hoy un municipio ubicado en el sur del departamento del mismo nombre,
limítrofe con el departamento de Bolívar hoy.
[7]
El Liberal. Cartagena. Abril 10, 1920.
[8]
Realmente el Manifiesto se redactó oficialmente el 16 de Marzo en
Manizales, pero a Cartagena llegó el 10
de Abril.
[9]
El Liberal. Cartagena. Abril 10, 1929.