Del libro publicado en 1981 por el reconocido escritor colombiano vemos una semblanza de un pequeño pueblo del caribe. La extensa cantidad de personajes es una parte esencial de la forma en la que se cuenta la historia. Al ser todos estos participes de la trama todo toma un carácter especial. En “Crónica de una muerte anunciada” el pueblo no es ajeno a los elementos más básicos y profundos del relato y los hechos. Precisamente la cultura es un aspecto transversal que lo permea todo. La cotidianidad de la población y su gente no es una eventualidad aislada ni ajena, más bien hace parte de la estructura de todo lo que se presenta en esta novela y es plenamente comprobable.
Inspirado en hechos reales y unido a la libertad creativa de Gabo, la historia es contada desde la óptica de un narrador que de forma investigativa y asertiva relata hechos acaecidos años atrás en la localidad que visita. Como todos sabemos todo gira en torno a la situación de un hombre que es culpado de quitar la virginidad a una joven mujer que luego de su noche de bodas es devuelta por su recién casado esposo al este informar que ya ha conocido varón previamente. El asesinato de este hombre que es Santiago Nassar y la venganza de los hermanos de la chica deshonrada son el motor que fomenta un cúmulo de situaciones y hechos que han quedado en el inconsciente colectivo. Hay varios puntos enmarcados dentro de la influencia cultural dentro de la historia a tener en cuenta, estos son:
- El honor y honra de una familia
- La virginidad como valor inalienable de una mujer
- El peso de la pureza femenina sobre el entramado social
- La desidia colectiva del pueblo o la no creencia en una afirmación pública realizada
- El carácter jocoso de los habitantes del caribe
- El machismo normalizado e interiorizado de la época
- La venganza como restablecedora de la valía y honor
- La violencia sistematizada
- La religión y la superstición como elemento visible
- La carga ideológica de lo aceptado
- La vida desde la óptica de un poblado y sus costumbres
- La muerte como justificante de la pérdida de la dignidad ante la gente
Estos puntos notorios aunados al acontecer común de una población pequeña y en la que todos son partes de un todo permite que se gesten dinámicas en las que la cotidianidad no se nutre de parámetros exógenos, sino que se integra en si misma de valores religiosos y dogmáticos que confluyen en un ideario colectivo en el que lo permitido y aceptado se establece en lo que se palpa día a día. El entorno desempeña también un rol especial. Una zona caribeña, de clima cálido y en el que la vida diaria gira en torno al comercio, la pesca, el transporte por el rio y la iglesia católica tiene una carga muy sustancial. La forma de concebir la tradición con base en las relaciones interpersonales, la naturaleza, la típica plaza del pueblo, la presencia de árabes y sus descendientes con nativos y el lenguaje son realidades que no se pueden negar y suman a esta cosmogonía.
Podemos precisar que la cultura reglamenta la cotidianidad del grupo en múltiples formas. En la novela se comprueba por la tradición, el honor y la venganza. Además, con la incredulidad, el anuncio de un hecho que finalmente ocurre pero que todos sabían y es indetenible. Vemos por un lado una visión del restablecimiento de la honra mediante la violencia que se ve justificable para algunos en pro de obtener una valía social de la que no solo se cree ser parte, sino que además se pretende lograr mediante la muerte. La muerte como legitimadora y como garante de la vuelta de un estatus que finalmente regresa trayendo esa conciencia colectiva de respeto pese a lo que haya pasado. Un justificante vengativo que conmueve las fibras más sensibles de dos hermanos varones con el estandarte deseado de una retribución moral que curiosamente se da a través de un acto ruin y lamentable pero que no es concebido plenamente por todos como algo inviable.
De manera que vemos como no solo la conducta de los hermanos asesinos nos dice algo, también lo hace la de todo el pueblo, la de todo personaje que viene a ser un actor social dentro de la historia y que permite que el hecho final se dé. Esa duda colectiva, esa superchería o simplemente el conocimiento asimilado y reflexivo de una eventualidad futura y finalmente no detenerla, truncarla o ser parte por múltiples causales dice mucho de la gente del pueblo. El temor, la condescendencia con la familia deshonrada o la inseguridad son piezas que nos hacen pensar que sí que hay factores sociales que son acatados internamente por las personas y nos dan una noción de colectividad que puede llegar al plano cultural atando muchos cabos, pero también dándonos muchas reflexiones sobre el ser, el deber ser y los pesos y contrapesos de las decisiones sobre sí mismos, sobre su entorno y en general sobre la vida. ¿Los hermanos vicario se habrán movido a asesinar a Santiago netamente por un enojo interiorizado o por la creencia social establecida de honorabilidad y el peso de la pureza carnal del órgano reproductivo femenino y lo que esto conllevaba en su época? Podría pensarse que no solo su decisión estuvo cargada por un desencadenante personal sino por un trasfondo social importante.
A modo de cierre cabe mencionar que los seres humanos somos seres sociales, nos formamos de acuerdo a un sinnúmero de factores que están presentes además de lo que aprendemos, de lo que nos rodeamos, lo que vemos en nuestro entorno y vamos nutriéndonos de habilidades que se gestan muchas veces en dinámicas del diario vivir que confluyen en aspectos que bordean toda nuestra conciencia, nuestra comprensión de nuestra propia realidad y la de los demás creando así un criterio que suele estar justificado en lo que tenemos por bueno o malo, en tolerable o no, en importante o no y en lo socialmente aceptado o desaprobado. El analizar hasta qué punto todas esas ideas preconcebidas estructuran y restructuran nuestra apreciación sobre un todo es una de las piezas fascinantes de los estudios sociales y lo seguirán siendo siempre.