LO BONITO DE PONERNOS EN EL LUGAR DE LOS DEMÁS

Nos encanta juzgar desde la lejanía, sin saber la situación del otro, su vida, su forma de ser y su realidad. Al ser humano le encanta sentirse bien y mejor que los demás. Existe una hipocresía latente y un sentido de superioridad que siempre quiere salir a flore aunque se aparente modestia. Pero asegurar esto sería también un juicio de valor que nace de la generalización, y no necesariamente todos los seres humanos tienen que ser así. La nobleza parece haberse extinguido y el valor del papel moneda y las estratificaciones sociales dividen a las personas. Quien esta arriba quiere seguirlo estando, hay una piramide invisible pero muy real en la que sigue existiendo división, sectarismo e influencias. Pero además de las divisiones por dinero, hay división por raza, por religión, por procedencia y hasta por cultura. Nos encanta mirar a los demás desde un ojo juzgador y no uno contemplador, que respete la diferencia y la resguarde. En todo este sentido de los mecanismo sociales de coerción y cohesión hay necesidad de integrar la diferencia y hacerla parte de un todo. Un respeto a la diversidad que no la vulnere y la exalte.


Lo bonito de ponerlos en el lugar de los demás:
- Nos abre a la tolerancia
- Nos libera de los juicios de valor
- Nos ubica en una posición más abierta y reflexiva
- Nos ayuda a pensar antes de hablar
- Nos hace menos críticos
- Fomenta valores de cordialidad
- Nos ayuda a entender el porqué de las decisiones de los demás y su actitud
- Nos hace más humanos