SIN QUERER, SIN DECIR

Desprecio mayoritario. Sin querer, sin decir, sin expresar nada. Vida maldita, sin querer, sin decir. Días grises, sin querer, sin decir.


Estadía capciosa, vigía menospreciada, calumnia refutada,
verdad inalienable. Fatídica esperanza, inexistente la misma. Hecho un caos el tormento y presente el aspaviento. 


Desde el nacimiento maldecido, para siempre miserable. Sin querer, sin decir. Injusticia divina, despreciable mirada. Voces aullantes, misterio inexplicable. Sin querer, sin decir.


Obsesión inmarcesible, liturgia olvidada, despellejo virtual, mancillada dignidad. Sin querer, sin decir. Un llamado a las potestades bestiales y a los ángeles rimbombantes, sin querer, sin decir.


Tristeza absoluta, rencor advenedizo, impotencia colosal, vituperio al alza. Oscuros días, lamentable sollozo. Sin querer, sin decir.


Lazo sanguíneo ignominioso, rastrero, indeseable, infame, desdeñable, malvado, perverso y vil. Inexpresable sentir más inmenso que el odio. Sin querer, sin decir.


Azote de la vida, injuria mayúscula, malnacido sentimiento. Deseo de muerte, deseo de desaparición, de culminar, de para siempre terminar el tormento del día a día. Sin querer, sin decir.


Sin justicia, no hay esperanza. Sin esperanza no hay anhelo, no hay solución. Si la mismísima providencia no hace nada, significa entonces que está del lado del mal, del oprobio y el rechazo. ¡Oh, qué maravilla! Quien dice ser amor parece habérsele olvidado su razón de ser, o simplemente no importan mis desdichas y suplicios a su leal convergencia de poder legitimo y autoritario sobre todo. 


Sin querer, sin decir. Sin querer, sin decir. Sin querer, sin decir, digo adiós.





Publicar un comentario

0 Comentarios