BENEFICIOS DEL EJERCICIO PARA LA SALUD

El cuerpo humano necesita para su correcto funcionamiento de la actividad física constante para mantenerse sano y con vitalidad. Cada una de nuestras células necesita del ejercicio y se oxigena resultando en beneficio para nosotros. El cuerpo necesita del ejercicio no solo para funcionar bien a nivel físico sino también para la estabilidad de la mente y manejar la ansiedad y el estrés. Hay estudios científicos que reflejan esta realidad y nos muestran cómo a raíz del ejercicio hay mejora en diversos tipos de enfermedades e incluso el estado de ánimo. 


Sabemos que no es necesario ejercitarse por largos periodos de tiempo para empezar a experimentar cambios positivos, pero la constancia nos va a llevar a mejores resultados que se mantengan a lo largo de toda una vida. Cada región del mundo tiene además formas distintas de actividad física, algunas en Asia suman el ejercicio a la meditación, logrando una estabilidad emocional importante en la que se intenta unir el cuerpo y el espíritu. Estas tradiciones se han popularizado en occidente y hoy es común ver en la práctica modalidades que unen ambos escenarios y propician sólidas dinámicas de integración física y mental.


Los expertos recomiendan para quienes no llevan una vida ligada al ejercicio que pueden empezar por lo más básico y apropiarse del calentamiento. Este puede acompañarse de música para relajarse y empezar a llevar una disciplina, es decir, volver al ejercicio una práctica que nos lleve a una costumbre que se vuelva parte de lo que somos. Gracias al ejercicio se mejoran aspectos como el estado de nuestro cuerpo quemando grasa, pero también se logra tonificar músculos y algo supremamente valioso: liberamos endorfinas que nos traen felicidad  y protegemos a nuestro cuerpo de potenciales enfermedades peligrosas. Se recomienda ejercitarse para mejorar multitud de malestares ya que este reduce la percepción del dolor, así que distintamente a como podría pensarse, si se tiene un dolor (no en todos los casos, sería conveniente recibir recomendación médica y profesional) es posible que ejercitándose este en ves de acrecentarse podría disminuir. De manera que los beneficios de la actividad física para nuestro cuerpo se cuentan en miles. Esta práctica bien llevada a cabo (y no en exceso que como todos sabemos también es peligroso) es enriquecedora en todas las áreas.




El ejercicio también nos sirve para alargar la vida y tener una mejor vejez, además de controlar nuestro peso, pero no solo eso, también nos ayuda en el área intelectual, a la memoria y a la capacidad de reacción frente a distintas situaciones así sean adversas. De igual forma nos ayuda a tener más confianza en sí mismos, a ser más eficaces en nuestro estudio o trabajo, a tener más autocontrol sobre nuestro cuerpo y mente, a tener una mejor imagen corporal y a lograr la anhelada tranquilidad. A su vez la actividad física es una gran aliada para enfrentar hechos nocivos como el consumo de drogas, alcohol o fármacos. Por esa razón (entre muchas otras) es común ver a entres gubernamentales, fundaciones, ONG y demás acudir a comunidades conflictivas llevando actividades deportivas para proteger a la niñez y juventud de estos lugares, con la finalidad de encaminarlos al mundo del deporte y así se alejen de las prácticas dañinas para ellos y el ambiente caótico en el que probablemente se hallan visto sumergidos por su condición social.


En todo ese orden de ideas hay que agregar que el ejercitarse ayuda también a eventos tan específicos como episodios de asma, al ayudar a disminuir sus síntomas fortaleciendo los pulmones y bronquios, también se mejora la presión, sobre todo si la tenemos alta, de igual forma el ejercicio potencia a nuestro sistema inmunológico, aumentando además nuestra densidad ósea, la resistencia en los ligamentos e incluso para tener una mejor estabilidad o postura corporal. Se ha demostrado que el ejercicio reduce los efectos de la diabetes, mejora el sistema cardiovascular, disminuyendo malestares con la frecuencia cardíaca, mejorando la circulación periférica e incluso estabilizando los niveles de glucosa en la sangre, favoreciendo el metabolismo, reduciendo los triglicéridos, además de aumentar el colesterol ‘bueno’ y disminuyendo el ‘malo’. En cuando al sistema nervioso encontramos que toda actividad física mejora la habilidad, la coordinación, el equilibrio y los reflejos. Facilitando también el reposo del organismo y previniendo males como la muerte súbita. 


Cuando hablamos de actividad física probablemente pensamos en acciones complicadas o incomodas pero hay formas tan sencillas de ejercitarse como simplemente caminar, trotar, correr, nadar, montar en bicicleta, juegos deportivos en equipo o incluso prácticas como el baile. De esta forma vemos que podemos idearnos formas divertidas que nos agraden y permitan ejercitarnos. Así no se vuelve una rutina aburrida sino que nos beneficia en tanto que ayuda a nuestro cuerpo y a la vez es un esparcimiento sano y apto para todos. Hay que saber que también hay ejercicios de alto impacto, pero estos se van haciendo conforme a la experiencia y algunos incluso con la supervisión de un experto como bien podría ser un deportista o instructor especializado en estas labores. De hecho existen tres tipos de ejercicio: los aeróbicos, los de flexibilidad y los de fuerza y resistencia. Los ejercicios aeróbicos aumentan la frecuencia cardíaca al trabajar los músculos y permitir que respiremos de forma más rápida. Los ejercicios de flexibilidad, por su parte, son de estiramiento y pueden hacerse, por ejemplo, rodando cilindros de goma por el cuerpo o practicando el yoga, el tai chi, y el pilates. Los ejercicios de fuerza y resistencia, como dice su nombre, suelen estar ligados a elementos externos como pesas, mancuernas, barras o discos que impliquen someter nuestro cuerpo a peso o dificultad.


En términos generales podemos detallar que la práctica de la actividad física es supremamente benéfica para el cuerpo y mente. Hoy sabemos que también impulsa la creatividad y propulsa ciertas habilidades cognitivas que van desde la memoria hasta la concentración. También gracias a esta práctica se ralentiza la aparición de enfermedades neurodegenerativas y se impulsa la sensación de bienestar. Por todas estas razones es recomendable ejercitarse sin importar la edad, pero eso sí, de forma responsable y adecuada a nuestro peso. Incluso se recomienda para mujeres embarazadas y ancianos, resaltando sus propiedades para estos grupos que a priori parecerían ser personal de especial atención y por ende de mayor peligrosidad a ejercitarse, pero que hoy sabemos pueden apropiarse de ejercicios que no impliquen un desgaste especial dada su condición. De manera que la actividad física es una labor necesaria, importante y que debemos hacer todos. Nos trae múltiples aspectos positivos, bienestar y capacidades. Es imprescindible que la volvamos una práctica asidua en nuestra casa y entorno más cercano con la finalidad de estar más sanos, más despiertos y más fuertes ante los inconvenientes y retos que plantea la vida misma y el hecho de situarnos en este planeta que gira y gira por el universo.




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