“Partida inconclusa” es un relato ocurrido en La Florida, en el que vemos como el gusto excesivo por el juego de ajedrez y el deseo de terminar la partida final, puede volver loco a alguien. Hernando de Soto nunca pudo saber quien ganó el juego, ya que su contrincante Diego De Guzmán decidió unirse a la tribu indígena del cacique Neguatex, al enamorarse de su hija Iris Marino. De esta forma la partida quedó inconclusa y de Soto murió y su cuerpo fue llevado a un río con el juego de ajedrez entre sus manos. Sus hombres consideraron que el juego era de mal agüero. Es un capítulo del libro "Relatos de la conquista de América" del escritor colombiano Gonzalo España.
Personajes
Hernando de Soto: noble señor, amigo, caballero cabal, valiente y buen hombre.
Diego de Guzmán: sevillano, hombre joven y saludable, con comodidades y riqueza en su patria. Juega Ajedrez con de soto. Servicial, atento, espiritual y puntual.
Fabián de la Manterre: encargado de la comunicación con el mundo exterior, elegido por de Soto. Locuaz, diplomático, expresivo, digno de confianza, familiarizaba con los idiomas nativos.
Cacique de los Maliacones: trato despectivo, malvado, tramposo, malicioso, protector de su pueblo.
Maliacones: comunidad colindante con los terrenos del cacique Neguatex, con fama de tramposos, peligrosos, dignos de temer, aguerridos y ágiles.
Cacique Neguatex: servicial, atento, hospitalario, les da techo y comida.
Iris Marino: hija del cacique, bella, ojos azulados, atenta, tierna.
Pedro de Nárvaez: expedicionario sanguinario que casi una década antes habia estado en la Florida.
Indios que Neguatex envió para guíar a la tropa española a salir de sus predios: silenciosos, risibles, alegres, cómicos y burlones.
Los comos: nación quisquillosa, pendenciera, de temer, aguerridos, de cantidad considerable y peligrosos.
Resumen de "Partida inconclusa"
Hernando de Soto llegó a la Florida, conocida como la inconquistable por la gran cantidad de grupos de indios que la protegían y se enfrentaban a toda amenaza extranjera. En el pasado el expedicionario Pedro de Nárvaez había llenado la zona de sangre y muerte. De Soto decidió escoger al asturiano Fabián de la Manterre como mediador para con las comunidades nativas, Manterre era expresivo e ingenioso, caía bien a los locales. Si la mediación de Fabián no servía, de Soto estaba preparado para enfrentar la situación e inculcar en sus hombres un sentir de respeto profundo para con aquella zona tan ajena y hostil. No tenían alimento, ni albergue, estaban en la intemperie en una región llena de mosquitos, pantanos y praderas cenagosas, también había frío. Además de eso tenían cansancio y hambre, tanto que se sacrificaba a algún caballo para alimentarse de él. Para desestresarse, de Soto jugaba Ajedrez con Diego de Guzmán, un joven sevillano quien gozaba de comodidades y riqueza en su tierra, pero que igual estaba allí con ellos.
Una tarde Fabián informa al grupo que el Cacique Neguatex se había ofrecido a darles posada en sus tierras mientras pasaba el invierno, partieron con algo de desconfianza al lugar, creyendo en la posibilidad de alguna patraña. Sin embargo, no ocurrió nada. Neguatex les ofreció maíz, carne y palmitos, a cambio de baratijas que les dio Fabian de La Manterre a los indios. Iris Marino, hija de Neguatex fue una de las mujeres elegidas para entregar los alimentos a los españoles, sus ojos eran azulados y ella bella. Varios hombres quedaron encantados con la belleza de Iris, unos se santiguaron como quien quiere evitar el pecado, mientras que Diego de Guzmán besó las manos de la joven mujer. Iris retrocedió asustada y corrió a la tienda de su padre, hasta allí la siguió Diego. Viendo esto Hernando de Soto había anunciado previamente que pasaría a cuchillo a todo aquel que se atreviese a tener tratos carnales con las indias, la amenaza estaba servida. De Soto sabía que eso podría traer muchos problemas ya que la toma de mujeres podría costarles su vida y continuidad en el lugar. Sin embargo, cuando le contaron lo hecho por De Guzmán sonrió y exclamó que ese buen hombre no les traería problemas.
Pasaron los días y De Guzmán fortaleció su amistad con de Soto, jugaban ajedrez y habían convenido que luego de 20 partidas se decidiría un ganador. De Soto había apostado el propio Ajedrez con el que había enseñado a jugar a Atahualpa, emperador de los incas, durante la conquista de Perú. Diego ofreció uno de sus dos hermosos caballos. El juego siguió y Diego había ganado diez partidas, mientras que Hernando de Soto nueve. Se disponían a jugar la partida definitiva para ver si había empate o ganador, pero de pronto el hielo empezó a crujir, señal que el invierno había terminado, así que el cacique llegó anunciando que el acuerdo había finalizado y ya debían irse. Se decidió que el juego seguiría en una próxima oportunidad. El grupo salió y cabalgó ya en medio de una pradera.
En medio de la pradera Hernando de Soto que ve Diego De Guzmán no está, así que decide preguntarles a los indios que Neguatex había enviado para que les enseñasen el camino de salida de sus tierras, estos lo miraron silenciosos. Fabian La Manterre decide traducir al idioma de los indios y les hace la misma pregunta, estos al oír se rieron y abandonaron el lugar. Lo que sucedía en ese momento es que Diego De Guzmán estaba siendo hundido desnudo en un pozo de agua helada para ganarse el derecho de ser un miembro más de la tribu. Luego tendría que escalar un árbol liso, devorar un armadillo crudo y rapar su cabeza para usar un penacho de plumas y así casarse con Iris Marino. Hernando de Soto pidió furiosos papel y pluma indicando que si Guzmán no contestaba esa nota degollarían a todo lo que viviese en ciencias lenguas a la redonda. El mensaje es enviado por uno de los indios que regresó, la respuesta fue dada por De Guzmán indicando que no podría volver y que le perdonara ya que una partida en las rodillas de Iris Marino lo retenía. De Soto se enojó, deseaba terminar la partida para saber quién ganaría, el saber que la partida no concluía le atormentaba.
Un día se decidió a volver, pero sabía que para llegar a las tierras de Neguatex debía primero pasar por la de los maliacones, una comunidad colindante con los terrenos del cacique Neguatex, con fama de tramposos. Para lograr su cometido envía a Fabián La Menterre para concertar con el cacique de los maliacones, pero este recibe a Fabián en una arena movediza en la que Fabián muere junto a su caballo. Al recibir la noticia Hernando de Soto llora en silencio, sabiendo que se hacía difícil jugar la partida final con Diego De Guzmán. De Soto salió de allí con amargura y dolor, no comía, ni dormía. Una tarde de primavera una fiebre perniciosa lo atacó, murió una semana de mayo y sus hombres lo enterraron en la pradera. Al paso de las horas el jinete que ahora tenía el caballo que antes pertenecía a Hernando vio el juego de ajedrez en las alforjas de la caja de caoba que llevaba el caballo, nadie quiso quedarse con el juego y fue visto como del mal agüero para todos. Decidieron profanar el cadáver de Hernando de Soto e incluir en el juego de Ajedrez, finalmente dejaron su cuerpo en la orilla de un río para que el agua se lo llevara. Allí quedo el cuerpo muerto de Hernando de Soto, con el juego de ajedrez entre sus manos por si tuviese la oportunidad de iniciar otro duelo en el más allá.
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