Mi adorada Vanesa Martín está de vuelta en el panorama musical con su octavo álbum de estudio titulado «Placeres y pecados». El mismo cuenta con 12 canciones escritas por la propia artista bajo el sello Warner Music Spain. Estamos ante una obra de arte de calidad sin igual que demuestra una vez más el innegable talento de la malagueña, la mujer que puede escribir con total maestría y grandeza para deleitarnos los oídos con sus creaciones. Martín destaca en la industria musical de hoy porque presenta tras cada producción una propuesta fresca, amena y sentida que tiene la capacidad de traspasar los límites del tiempo impuestos por los fugaces éxitos en los listados de popularidad. Vanesa está más allá del bien y del mal, más allá de las imposiciones y sigue su propia estela de autenticidad.
Tracklist del disco:
1. Quién lo diría - 3:09
2. Dos erizos - 3:17
3. Punto y coma - 2:40
4. Marzo - 3:06
5. Dinamita - 3:30
6. Si pudiera - con Jesse & Joy - 4:18
7. Verano eterno - 3:59
8. Imán - 4:05
9. Toscana - 2:54
10. Cuando no estabas - 3:06
11. Mejor de lo que contaste - 3:26
12. Álgebra - 3:49
El álbum abre con «Quién lo diría», tema que ya conocíamos por ser single y por su sonido particular aunado al mensaje tan diciente que expresa en su letra. En este track vemos a una Vanesa que se mantiene fiel a sí misma y se permite ahondar aún más en lo que implica recobrar la ilusión en una relación amorosa y por ende, su devenir. «Dos erizos» sigue dicha línea argumental, pero reconoce el temor a lo dañino y a todo aquello que destruye lo construido. De alguna u otra forma, ambos erizos saben que se aman, pero también que su cercanía produce un quebranto casi inherente a su lazo afectivo.
Por su parte, «Punto y coma» apela a la nostalgia, a la falta del querer y a la soledad en menos de 3 minutos. Mientras, «Marzo» deslumbra por su ritmo, su cadencia y su pegadizo estribillo. Estamos ante una canción que no pasa desapercibida y resulta sumamente agradable desde la primera escucha. Entre tanto, «Dinamita» tiene una instrumentación que recuerda a canciones de antaño y una letra que hace un revisionismo de la discografía más primaria y reciente de Martín de una forma magnánima.
Llegamos a la mitad del disco con «Si pudiera». Se trata además de la única colaboración que cuenta con la presencia del dúo de hermanos mexicanos Jesse & Joy. Al tratarse de pop de calidad, es una canción que fácilmente podría estar incluida en el emblemático álbum «¿Con quién se queda el perro?» de los invitados. Son 4 minutos con 18 segundos bien aprovechados en los que se evidencia un derroche de talento vocal y lírico. Una canción en la que se comprueba la sensibilidad artística de Vanesa para crear piezas memorables.
El séptimo track es «Verano eterno», una de las propuestas que más alude a la inspiración setentera que vemos en la portada de esta producción. Podría sonar sin ningún problema en cualquier estación radial que se afane de emitir música con sello de cantautor. Probablemente dicho argumento se complementa con «Imán», octavo track por el orden del listado en el que se admiten a las cosas y momentos difíciles, el olvido y el qué dirán como parte inevitable de la vida, sobre todo cuando están ligados a alguien amado. Quizá dicha atracción debe estar conectada con lo intempestivo para mantenerse y fortalecerse más allá de la frontera del olvido.
Llegamos a «Toscana», una canción que nos hace pensar inevitablemente en Italia tan solo con su título. A lo anterior se suma la aventura, el romance y el deseo de no quedarse con las ganas frente a lo que ha de acontecer. Este tema quedaría perfecto como parte de la banda sonora de una película bajo el género de comedia dramática. Por su parte, «Cuando no estabas» cuenta con un reparto coral formidable y un sonido cautivador que no requiere de lo apabullante para ser digno de recordar. Tiene todo el potencial para sonar en la radio y listados de preferencia sin parar.
«Mejor de lo que contaste» es la penúltima pieza de esta obra. La misma da protagonismo al piano y a la batería generando un ambiente singular que solo se encuentra en ella durante todo el disco. Finalmente, para cerrar con broche de oro, llega «Álgebra», una canción que podría definirse como atemporal y cautivante. En esta estocada final, Martín invita a vencer el miedo, librarse de lo que pesa y abrazar la autenticidad.
«Placeres y pecados» es un espectáculo de 41 minutos de esos que no quieres que termine. El álbum transita en la búsqueda del placer venciendo todos los obstáculos que impiden alcanzar la plenitud, aunque eso suponga revisitarse, reflexionar y deconstruir aquello que se daba por sentado. Cada canción es una pieza esencial en el puzle que conforma la identidad de esta producción y una invitación a ir más allá de lo establecido.
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