¿Cómo se define la identidad en la lógica de la costeñidad?
La identidad insertada en la lógica y dinámicas de la costeñidad puede entenderse a partir de cánones arquetípicos de la ubicación geográfica del caribe. En esta región del mundo bañada por el mar del mismo nombre se dan prácticas, costumbres y tradiciones supremamente particulares. La forma de hablar suele ser rápida, con modismos de herencia andaluza como el acortar las palabras en la comunicación hablada, y un estilo de vida basado en un sentido común muy especial que es compartido como región. En el caso del caribe colombiano la identidad se describe como todos los cúmulos que conforman un ser alegre, abierto y que percibe la vida de una forma muy especial. Esta zona es la reunión de un mestizaje muy singular. Vemos la mescolanza de indígenas, negros africanos, españoles y más adelante árabes que llegaron a departamentos como Córdoba y el Atlántico. Toda esta explosión de culturas converge en un sentir costeño muy llamativo. Sin embargo, la identidad no se queda solo en eso y va mucho más allá.
Al costeño se le percibe como alguien jocoso, de hecho, Juan Gossaín asegura que "El verdadero costeño se define por su alegría ante la vida". A su ver el ser costeño se lleva por dentro. Considera además que el hombre que mira al mar no tiene límites. Aunado a lo anterior hay que analizar de que forma se presenta al costeño; Indiscutiblemente la literatura es una herramienta que nos ayuda a tener un mejor enfoque, y obviamente es Gabriel García Márquez con su prosa, quien ha exhibido a los naturales de esta región de una forma emblemática. Hay un personaje de su obra “El amor en los tiempos del cólera”, Florentino Ariza, que es exhibido como ‘el costeño más costeño’. Su forma de ser dista del modelo clásico, pero logra enamorar a Fermina Daza vestido de negro, con un sombrero de paño sin ser ruidoso sino más bien tímido y calmado. Siguiendo esta idea podemos asegurar entonces que la identidad costeña no se ciñe solo a un estado de ánimo o a una forma de vestir, sino que se consagra plenamente como una actitud. Comparto la idea de Gossaín en la que afirma que ser costeño “es asumir una filosofía ante la vida, es saber que la vida no es tan solemne, que hay que tomarla con un poco de espíritu festivo”. Toda esta identidad se complementa con saberes, usanzas y una idiosincrasia muy característica. Entonces podemos afirmar que, bajo la lógica de la costeñidad, la identidad es un sello distintivo, pero a la vez una reflexión diaria sobre lo aprendido, comprendido, adquirido y retroalimentado por las personas nacidas en esta región geográfica del mundo y su experiencia con los demás. Una construcción cultural que nos identifica y hace genuinamente especiales.
¿Qué dice la cultura?
La cultura como elemento cohesionador de tradiciones, costumbres, conocimientos e ideas de los pueblos nos permite entender de mejor manera el concepto de identidad. Con la exposición de estas peculiaridades de un grupo social determinado no solamente apreciamos sus diferencias con respecto a otras comunidades, sino que establecemos lazos que afianzan esas peculiaridades como ítems valiosos y con la necesidad de ser resaltados. La riqueza de una sociedad se estima también en parámetros culturales y descubrir en estos verdaderas joyas dignas de mostrar, permite que a través de esa difusión se luche por su preservación y continuidad en el tiempo y espacio.
Árbol de la identidad caribe
Comprender toda esta identidad caribeña a partir de la semblanza con un árbol nos ayuda a entender de una hábil forma esta comprensión como algo que germina, va en crecimiento y se reproduce. El mito como la representación que da símbolo y sentido, es como sabemos un gran invento humano de la simbolización. En el caribe asociamos historias que dan origen a nuestro mundo, algunas parten de esa simbiosis entre lo africano, lo indígena y lo europeo tiñéndose de prácticas aborígenes hasta el catolicismo mismo. Entre esos mitos hallamos algunos que buscan esclarecer el origen de la sierra nevada de santa marta, la serranía de la macuira, la guajira, o el sol y la luna. Para casos como el de la serranía de la macuira en la guajira se habla de un cacique que vivía con sus tres hijos, un día sus tres hijos se escapan y al él ir a buscarlos descubre que han subido al norte en la guajira y se han convertido en tres picos, creando así esta pequeña cadena montañosa, la mas septentrional de Suramérica. El mito de el Mohán que aparece en Mompóx y en el sur de Bolívar mirando al rio magdalena es muy reconocido. El mito como sabemos es un trabajo creativo que se reproduce con el paso el tiempo y se cimienta en la cultura. La cultura como un gran acto humano que fomenta la representatividad y la valía de los pueblos es maravillosa.
La leyenda nos ayuda a entender el sentido ecológico de la cultura, mostrándonos la relación entre los seres humanos y la naturaleza. Aquí vemos a seres antropomórficos y sobrenaturales con potestad y conciencia ambiental. Normalmente son protectores de la fauna y flora y nos enseñan a respetar a la madre tierra y entenderla como hacedora de vida. Como ejemplos vemos a: La mojana, el hombre caimán, la sirena vallenata y francisco el hombre, entre otros. Vemos aquí una fuerte relación con el rio y con el mar, recursos hidrográficos bastante presentes en la región. Otros hablan de la familia y el dolor de la separación de una madre y sus hijos como: la llorona. El cuento es otro elemento muy importante, este nos sumerge en la eticidad de la cultura, es el momento en el que la educación de los valores humanos es una dialéctica entre la moralidad con la sociedad. Aquí comprendemos el peso de la religión en el ideal de costeñidad y de las relaciones que se dan entre los seres humanos de la región. Todo el misticismo aunado al jolgorio, los tambores, la música, el baile, los cantos y la relación con la naturaleza crean una cosmogonía más que llamativa que identifica al costeño, le da una identidad particular y una esencia caribeña sinigual.
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