Nos suelen decir que hay que conocer nuestra historia para no repetirla. También nos dicen que la historia no es tan importante y es algo secundario en la vida y no tan necesario. Cómo graduado en historia tengo algo que decirte y lleno de sinceridad voy a expresarte mi opinión sobre el tema y el porqué considero que hay que estudiarla. No te voy a traer mensajes positivos que te llenen de dudas sino pensamientos realistas y honestos sobre ello. Claro está que es mi perspectiva y punto de vista. Estudiar historia no te va a llenar de dinero ni hacer rico, (a menos que seas diplomático o algo similar) tampoco te va a dejar morir de hambre, pero siendo objetivos los padres no esperan que sus hijos la estudien ni está en el top del mercado laboral.
Consideramos que la historia es un cúmulo gigantesco de saberes y principios que analiza el paso del hombre por este plano físico y palpable. Se supone que "inicia" formalmente con la aparición de la escritura y antes de este hito le llamamos prehistoria. Su función puede tener múltiples enfoques, claramente tiene uno social que parece erguirse sobre los demás pero según se use tiene también uno político, uno económico y por supuesto uno cultural. La tradición oral se aúna a esos idearios colectivos que identifican a una comunidad en particular y le dan el carácter idóneo de ser historiable por su esencia y singularidad. Hoy se afirma que no hay nada que no sea historiable. Lo siguen siendo los próceres y la independencia pero también el excremento. Todo tiene un origen y la historia está en esa constante búsqueda. Los análisis y revisitaciones sobre lo creído y asimilado son constantemente debatidos por la academia. Esa función social de la historia como elemento cohesionador de nuestra existencia no conoce fin y es siempre necesario.
Consideramos que la historia es un cúmulo gigantesco de saberes y principios que analiza el paso del hombre por este plano físico y palpable. Se supone que "inicia" formalmente con la aparición de la escritura y antes de este hito le llamamos prehistoria. Su función puede tener múltiples enfoques, claramente tiene uno social que parece erguirse sobre los demás pero según se use tiene también uno político, uno económico y por supuesto uno cultural. La tradición oral se aúna a esos idearios colectivos que identifican a una comunidad en particular y le dan el carácter idóneo de ser historiable por su esencia y singularidad. Hoy se afirma que no hay nada que no sea historiable. Lo siguen siendo los próceres y la independencia pero también el excremento. Todo tiene un origen y la historia está en esa constante búsqueda. Los análisis y revisitaciones sobre lo creído y asimilado son constantemente debatidos por la academia. Esa función social de la historia como elemento cohesionador de nuestra existencia no conoce fin y es siempre necesario.
Como la escritura es sinónimo de preservación en el tiempo, es la herramienta básica del historiador ya sea para obtener fuentes o para redactar investigaciones y proyectos con base en lo hallado. La capacidad de análisis es innata al devenir de un historiador, es necesaria por la inmensa cantidad de textos que debe leer y también para la formación de un criterio propio. Cómo los seres humanos somos diferentes y la historia es tan amplia siempre habrá segmentaciones sobre las que dirigirse. Se supone que hay una historia general que nos cuenta sobre el estado, la nación, la independencia y fechas patrias y de importancia internacional. Pero si amas el deporte pues existe la historia deportiva, si amas los dogmas pues está la historia religiosa, si lo tuyo son las identidades pues está la historia de género. Para todo roto hay un descosido y en la historia ese dicho se cumple a rajatabla. Desde que en 1929, la escuela francesa de los annales (una revista especializada sobre el tema) abriera el espectro sobre lo digno de ser estudiado por la historia todo se amplió.
Ahora todo es historiable y tiene el deber moral por parte de la academia e historiadores de ser soportado con constantes aportes que ayuden no solo a tener un mayor acervo sobre dichos tópicos, sino además abrir y reabrir debates sobre su importancia y propiciar así un constante diálogo multidisciplinar en torno a ellos. La llamada 'historia desde abajo' fue probablemente el inicio de este boom que hoy es imparable. Esta historia como se indica en su nombre busca analizar hechos desde otra óptica, alejándose de la visión tradicional de contar el relato desde la visión de los vencedores y en cambio hacerlo desde los derrotados. Cómo es de suponerse comenzó siendo un tipo de historia contado desde el contexto de la guerra, ampliándose a los sectores sociales menos favorecidos y a ser hoy toda una institución que se preocupa por deconstruir lo establecido en la norma elitista que por tanto tiempo dominó los rumbos de la historia académicamente hablando.
Ahora todo es historiable y tiene el deber moral por parte de la academia e historiadores de ser soportado con constantes aportes que ayuden no solo a tener un mayor acervo sobre dichos tópicos, sino además abrir y reabrir debates sobre su importancia y propiciar así un constante diálogo multidisciplinar en torno a ellos. La llamada 'historia desde abajo' fue probablemente el inicio de este boom que hoy es imparable. Esta historia como se indica en su nombre busca analizar hechos desde otra óptica, alejándose de la visión tradicional de contar el relato desde la visión de los vencedores y en cambio hacerlo desde los derrotados. Cómo es de suponerse comenzó siendo un tipo de historia contado desde el contexto de la guerra, ampliándose a los sectores sociales menos favorecidos y a ser hoy toda una institución que se preocupa por deconstruir lo establecido en la norma elitista que por tanto tiempo dominó los rumbos de la historia académicamente hablando.
Hasta hace nada el oficio del historiador se argumentaba en política, patriotismo, próceres y victorias. Ese era el enfoque eurocentrista, un poco fascista quizá y preocupado por el ideal patriótico puesto que eran los únicos preservadores de estas consignas en el tiempo. Hoy el historiador se cuestiona incluso el ideal de patria, las identidades nacionales y conceptos que antes eran impensables. Hoy se debate sobre el daño o no de los nacionalismos a las sociedades y el peligro de que los hechos se cuenten solo desde una mirada.
La historia se supone que no está casada con partidos políticos ni con ideologías, es veraz, sin juicios de valor y basada en fuentes fiables y fidedignas y no en supercherías o datos no comprobables. Tampoco tiene matices religiosos puesto que las cuestiona a todas y mucho menos se afinca en una doctrina económica. Los historiadores por supuesto son seres humanos, que viven, sienten y pueden tener o no sus creencias y dogmas particulares, pero en el escenario académico se debe ser muy cuidadoso de no sumar las pasiones propias con la eficacia y veracidad de la historia. El que no debemos tener juicios de valor se nos dice desde que pisamos la universidad, y el que debemos hacernos una especie de lavado cerebral obviando mucho de lo aprendido bajo la asignatura de historia y ciencias sociales en la escuela es constante. Se nos dice que esto debe ser revalidado y cuestionado completamente. El historiador no está para caer bien a gobernantes de turno, ni sectores empresariales, su misión va más allá de los amiguismos y se supone tiene una misión profesional y ética que realizar siempre.
La historia se supone que no está casada con partidos políticos ni con ideologías, es veraz, sin juicios de valor y basada en fuentes fiables y fidedignas y no en supercherías o datos no comprobables. Tampoco tiene matices religiosos puesto que las cuestiona a todas y mucho menos se afinca en una doctrina económica. Los historiadores por supuesto son seres humanos, que viven, sienten y pueden tener o no sus creencias y dogmas particulares, pero en el escenario académico se debe ser muy cuidadoso de no sumar las pasiones propias con la eficacia y veracidad de la historia. El que no debemos tener juicios de valor se nos dice desde que pisamos la universidad, y el que debemos hacernos una especie de lavado cerebral obviando mucho de lo aprendido bajo la asignatura de historia y ciencias sociales en la escuela es constante. Se nos dice que esto debe ser revalidado y cuestionado completamente. El historiador no está para caer bien a gobernantes de turno, ni sectores empresariales, su misión va más allá de los amiguismos y se supone tiene una misión profesional y ética que realizar siempre.
Visto lo visto, ¿Por qué hay que estudiar historia? Si quieres mi opinión honesta lo resumo en expresarte que es la ciencia humana más amplia que existe. Sus temas no se resumen a solo un aspecto sino que pretende estudiar todo lo bordeante a la conciencia humana, sus actos, sus decisiones y su implicación en el tiempo. Por momentos somos filósofos, en otros antropólogos, en otros somos sociólogos, en otros psicólogos, en otros politólogos e incluso economistas. Hay experiencias en los años de estudio que difícilmente encontrarás en otras carreras universitarias y la amplitud de enfoques te permiten disfrutar de lo que más amas comprendiéndolo e investigándolo desde la historia. Si amas la música por ejemplo podrías hacer tu tesis enmarcada en ese tema, analizando su origen e implicación en tu contexto. Como hoy todo es historiable podrías enfocarte en tópicos como el fútbol si es tu pasión y nadie podría decirte que no es válido o importante. Si amas la moda o el cine también aplica o si te decantas por las monarquías existe la misma proporción de utilidad y trascendencia de tu trabajo.
Estudiar historia es fascinante porque permite desarrollarte como persona en muchas áreas, tu mente cambia, tu óptica del mundo y lo que te rodea también y empiezas a ser más reflexivo sobre tu realidad y el periodo de tiempo en el que te ha tocado vivir. Piénsalo, te ha tocado vivir en este tiempo y no en la edad media o en el Renacimiento, tampoco en las revoluciones o en las guerras mundiales, quizá se desate una tercera y seas testigo de ella, quien sabe. Lo cierto es que ser historiador en este tiempo es sin dudas grandioso. Por ahora los salarios no son la gran cosa a menos que lo complementes con otra cosa pero la satisfacción de graduarte en esta área no te la quita nadie. Cómo ves no todo es color de rosa (en nada de la vida lo es) y a veces dormirás muy poco por estar leyendo, investigando y escribiendo pero esos son los gajes del oficio.
Estudiar historia es fascinante porque permite desarrollarte como persona en muchas áreas, tu mente cambia, tu óptica del mundo y lo que te rodea también y empiezas a ser más reflexivo sobre tu realidad y el periodo de tiempo en el que te ha tocado vivir. Piénsalo, te ha tocado vivir en este tiempo y no en la edad media o en el Renacimiento, tampoco en las revoluciones o en las guerras mundiales, quizá se desate una tercera y seas testigo de ella, quien sabe. Lo cierto es que ser historiador en este tiempo es sin dudas grandioso. Por ahora los salarios no son la gran cosa a menos que lo complementes con otra cosa pero la satisfacción de graduarte en esta área no te la quita nadie. Cómo ves no todo es color de rosa (en nada de la vida lo es) y a veces dormirás muy poco por estar leyendo, investigando y escribiendo pero esos son los gajes del oficio.
En cuanto al mundo laboral la gran mayoría de historiadores terminan de profesores y ya sabemos que allí los salarios no son la gran cosa. Algunos otros pocos terminan en archivos o museos. Así que ya sabes más o menos como terminarás cuando te gradúes. Si no soportas a estudiantes ruidosos e incansables pues quizá esto te desanime de estudiar historia ya que es muy probable que acabes allí. También está la opción de hacer una maestría que te lleve a otro enfoque pero siempre está latente la docencia en todos lados. Si amas escribir pues puedes dedicarte a la escritura ya sea para proyectos personales o escribiendo para alguien más, ya sea como Freelancer o en las muy pocas empresas no educativas que contratan historiadores. Si amas las tecnologías hasta podrías hacer algo con redes sociales e internet y rentabilizar tu conocimiento en múltiples formas, aunque no es nada fácil crecer en redes y en plataformas tan llenas de gente y competencia como YouTube. En fin, si quieres dinero contante y sonante pues goodbye, mejor estudia otra cosa, si vas pensando en ello pues te arrepentirás y no querrás haber perdido tu tiempo estudiando algo no rentable y tan desgastante, pero si tienes el deseo y un motor en tu interior que te invita a la historia pues hello.
Si te decides por la historia bienvenido o bienvenida, ojalá termines la carrera y si lo tuyo es autodidacta y decides estudiarla pero no con la mira en la obtención de un título sino por un deseo personal pues también te doy la bienvenida. No todos los grandes historiadores fueron a la universidad, algunos desde su expertiz particular lograron proezas, aunque ya sabes que como se mueve el mundo hoy el poder del cartón es innegable.
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