Llegamos a la séptima y última parte de esta sección dedicada a presentar eventualidades curiosas o llamativas de la historia del bipartdismo colombiano. Vemos como el fulgor patriótico y la identificación hacia un partido u otro, significaba la vida para muchos y para otros la garantía de mantenerse en la élite nacional. Hoy vemos las dos últimas historias y por ello llegamos al número anunciado de catorce, cerrando así este añadido en el blog. Debes saber que estos hechos contados tienen como fuente comprobable al archivo histórico del banco de la república de Colombia y pueden ser consultadas. Se hallan además en mi tesis de pregrado para obtener el título de historiador. La investigación ha sido realizada y encontrada por mi visitando prensa en el periodo de 1890 a 1920. Si te has perdido alguna o las seis partes anteriores puedes dar clic en los siguientes enlaces con sus nombres (Parte 1, Parte 2, Parte 3, Parte 4, Parte 5, Parte 6).
Las dos historias que cierran esta sección abarcan el tema de una tragedia y de la disputa pública entre dos periódicos durante los primeros años del Siglo XX. Uno más cercano al conservatismo y otro liberal.
Tragedia de Pasacaballos: No es ningún pendenciero, es un honesto liberal!
Una eventualidad violenta había tenido lugar en el corregimiento cartagenero de Pasacaballos en 1919, con varios muertos. La prensa hacía eco de la noticia que se había pintado de colores políticos clásicos. El diario “El Porvenir” hacía mención de José del C. Castro como un pendenciero y amante de la discordia y riñas. En respuesta el medio “El Liberal” lo defendía argumentando falsedad en la redacción del primer diario mencionado y agregando además que se trataba de una víctima de una injusta agresión mediática, Castro es presentado entonces como un vecino honorable y serio, enemigo de bochinches y conocido personalmente por el rotativo liberal. Castro había llegado a Pasacaballos invitado por un amigo a presenciar las fiestas de esta población, en el pasado había tenido desavenencias con un señor de apellido Zapateiro y que por el odio al verlo en esa zona avivó en Zapateiro un sentir de enemistad y estalló de esta forma en resultados funestos. El comunicativo no informa si Zapateiro fuese conservador pero si deja entrever que la razón de pleito estaba ligada también a ideologías. Es decir una batalla campal tiene lugar por las diferencias entre dos personas, una conocida públicamente como liberal y atacado por medios conservadores y el otro presuntamente conservador o cercano a sus lineamientos.
El Porvenir vs. El Liberal
Durante los últimos años de la década de 1910 y ya en pleno 1920, entre estos dos medios, el primero de tendencia conservadora y el segundo liberal se dieron batalles campales. El segundo solía desmentir al primero, y el primero atacar la ideología del segundo. Entre tantas disputas en letras se veían desde notas que omitían alguna parte o que buscaban mancillar sutilmente el nombre de algunos liberales bolivarenses. De manera que se volvió común leer editoriales de “El Liberal” desmintiendo a “El Porvenir” y señalándole como un mecanismo público de contrariar a los buenos y decentes liberales. En algunos casos se hablaba desde lo violentos que eran los liberales y en otros se hablaba de ser poco eficientes. “El Porvenir” en cambio decía de “El Liberal” que era sectario y funesto para la labor informativa. Cierto es que “El Porvenir” quería dar la impresión de imparcialidad en algunas notas, pero otras se veía una favorabilidad hacia el orden establecido.
Fuentes:
[1] El Porvenir. Cartagena. Octubre 4, 1919.
[2] Son muchas las referencias, pero una de las acaecidas
en 1920 ha sido de las más enfáticas, en esta “El Liberal” catalogó
públicamente de mentiroso e infantil a “El Porvenir”. El
Liberal. Cartagena. Abril, 1920.
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